Una tradición invariable
Tiempo Argentino
Oscar González
Secretario de Relaciones Parlamentarias y dirigente socialista.
No parece inaudito ni extraño que se mencione la posibilidad de que algún integrante de una vertiente política no peronista acompañe la candidatura, aún no proclamada formalmente, de Cristina Fernández. La propia historia del peronismo explica esa posibilidad.
Ya en 1946, el apoyo a Juan Perón se expresó en dos propuestas distintas: los sindicalistas agrupados en el Parti do Laborista y los radicales de la Junta Renovadora, sector que aportó al dirigente correntino Hortensio Quijano para completar la fórmula.
Esa convergencia de sensibilidades políticas distintas se manifestó en el gabinete inicial de Perón, al punto de que varios de sus ministros procedían del Partido Socialista, como el canciller Juan Atilio Bramuglia y el titular de Interior, Angel Borlenghi.
La historia de coaliciones políticas inspiradas por el peronismo se repitió más tarde en formulaciones múltiples como La Hora del Pueblo, el Frejuli y otras alianzas.
En la campaña de 2007, Cristina Fernández manifestó su clara convicción pluralista. Si la Concertación Plural no pudo desplegarse en todas sus posibilidades por la deserción de algunos, esa circunstancia no invalida la necesaria articulación de las diversas tradiciones políticas populares (peronismo, radicalismo, socialismo). No es descabellado entonces pensar que esa convergencia pueda expresarse en un binomio.
Al fin, las movilizaciones de 2010, desde las enormes manifestaciones de fervor patriótico por el Bicentenario hasta las multitudinarias demostraciones de pesar por Néstor Kirchner, fueron signos evidentes de un respaldo vasto, heterogéneo y diverso que trasciende una única identidad política.
Tiempo Argentino
Oscar González
Secretario de Relaciones Parlamentarias y dirigente socialista.
No parece inaudito ni extraño que se mencione la posibilidad de que algún integrante de una vertiente política no peronista acompañe la candidatura, aún no proclamada formalmente, de Cristina Fernández. La propia historia del peronismo explica esa posibilidad.
Ya en 1946, el apoyo a Juan Perón se expresó en dos propuestas distintas: los sindicalistas agrupados en el Parti do Laborista y los radicales de la Junta Renovadora, sector que aportó al dirigente correntino Hortensio Quijano para completar la fórmula.
Esa convergencia de sensibilidades políticas distintas se manifestó en el gabinete inicial de Perón, al punto de que varios de sus ministros procedían del Partido Socialista, como el canciller Juan Atilio Bramuglia y el titular de Interior, Angel Borlenghi.
La historia de coaliciones políticas inspiradas por el peronismo se repitió más tarde en formulaciones múltiples como La Hora del Pueblo, el Frejuli y otras alianzas.
En la campaña de 2007, Cristina Fernández manifestó su clara convicción pluralista. Si la Concertación Plural no pudo desplegarse en todas sus posibilidades por la deserción de algunos, esa circunstancia no invalida la necesaria articulación de las diversas tradiciones políticas populares (peronismo, radicalismo, socialismo). No es descabellado entonces pensar que esa convergencia pueda expresarse en un binomio.
Al fin, las movilizaciones de 2010, desde las enormes manifestaciones de fervor patriótico por el Bicentenario hasta las multitudinarias demostraciones de pesar por Néstor Kirchner, fueron signos evidentes de un respaldo vasto, heterogéneo y diverso que trasciende una única identidad política.