sábado, 27 de febrero de 2010

RIVAS CUESTIONO EL "ANIMO DESTRUCTIVO"DE LA OPOSICION

"Somos una izquierda sensata, no somos funcionales a la derecha"

El diputado nacional por Nuevo Encuentro, Jorge Rivas, cuestionó el "ánimo destructivo" de la oposición y expresó su anhelo de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en su discurso ante la Asamblea Legislativa del lunes, llame a la "cordura" a esos sectores para que incluyan en su estrategia el interés popular.

"Sería bueno abrir la Asamblea Legislativa llamando a la cordura y a que los diversos actores políticos hagan con toda libertad su estrategia política pero incluyan en ella el interés popular, que parece estar ausente en los últimos debates", declaró Rivas en una entrevista con Télam.

El diputado nacional lamentó, además, que las discusiones parlamentarias estén últimamente "muy cargadas de un ánimo superficial, destructivo y algo alejado del interés social". "Creo que sería bueno que la Presidenta nos convoque a actuar con mayor racionalidad", insistió Rivas, quien advirtió que "la gente no quiere que sus dirigentes le comenten la realidad" sino que "se la transformen o, al menos, que se la mejoren".

"La verdad, veo que los problemas concretos no forman parte de nuestra agenda política", reflexionó Rivas, desde unas oficinas del noveno piso de un edificio antiguo, ubicado en la esquina de Paraná y avenida Rivadavia, donde funciona su despacho.

Rivas recibió a Télam, luego de una larga jornada de nueve horas dedicada a ejercicios de rehabilitación física, rutina que debió adoptar a fines de 2007, luego de sufrir graves heridas en la cabeza durante un asalto.

Más allá de los cuestionamientos que dedicó en la entrevista a la dirigencia política, Rivas evaluó que los tironeos entre el oficialismo y la oposición responden a un "reacomodamiento natural luego del cambio de relación de fuerzas que dejó la última elección", y llamó a "no dramatizar" ese resultado.

Además, el legislador descartó que una mayoría opositora en el Congreso pueda afectar la gobernabilidad por entender que el arco opositor está "muy fragmentado" y "manifiesta dificultades para acordar, incluso una táctica parlamentaria común".

"La oposición es lo suficientemente variada como para proyectar la conformación de un espacio común bajo el paraguas de una propuesta programática coherente", advirtió.

Por otro lado, Rivas consideró que la meta del gobierno nacional para los próximos años debería apuntar a "achicar la brecha de desigualdad entre los que más y menos tienen en el país". En este contexto, el legislador ratificó la posición de su bloque de apoyar la creación del Fondo del Bicentenario y argumentó que se trata de una cuestión "que debe ser resuelta por el poder político" porque, dijo, "es el que tiene legitimidad para hacerlo".

Sostuvo que no tiene dudas de que el Parlamento será "un escenario interesante" en los próximos dos años y "uno de los ámbitos que proyectará las principales candidaturas para el 2011".

"Si actuamos inteligentemente tendremos una mejor incidencia en el resultado final de las normas que se sancionan y no tengo dudas de que es el parlamentario uno de los ámbitos que proyectará las principales candidaturas del 2011", insistió.

Según el legislador, el bloque Nuevo Encuentro, al que Rivas pertenece junto a Vilma Ibarra, Martín Sabbatella, Carlos Heller y Ariel Basteiro, "pretende pararse en una posición autónoma", es decir "no ponerse el traje del oficicialismo, ni de la oposición".

Rivas dijo que su bancada prefiere el "delicado ropaje de la izquierda sensata, apuntalando lo que considera acorde a los intereses que defiende y siendo implacable con los desvíos", sin ser "funcional" a la derecha. Para el futuro, el diputado expresó su interés en continuar en la actividad parlamentaria, en la que dijo sentirse "útil y con mucho para aportar", pero aceptó que ese proyecto personal depende "fundamentalmente" de los votantes.

Por último, Rivas aprovechó para agradecer a sus colegas de las distintas bancadas que "con su afecto, comprensión y no haciéndome sentir nunca ningún tipo de discriminación me hacen sobrellevar con mayor facilidad esta representación, en este especial momento de mi vida". (Telam)

viernes, 26 de febrero de 2010

TODO VA QUEDANDO MAS CLARITO...

La Sociedad Rural pisó fuerte en el Senado

Es la correntina Josefina Meabe, presidenta del Partido Liberal de su provincia y hermana del titular de la Sociedad Rural correntina, José Meabe, un ganadero cercano a Biolcati. En Diputados el control lo tiene CRA.

Por Sebastián Premici

E
l presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, se quedó sin festejar una derrota del kirchnerismo en el Senado, al menos por una semana más. Anteayer siguió muy atentamente la sesión en la Cámara alta desde los palcos del recinto. Su principal expectativa estaba puesta en la titularidad de la Comisión de Agricultura, que según lo acordado dentro de la oposición, será presidida por la correntina Josefina Meabe, presidenta del Partido Liberal de su provincia y hermana del titular de la Sociedad Rural correntina, José Meabe, un ganadero cercano a Biolcati. Cuando se concrete su elección, los temas parlamentarios relacionados con el campo estarán monitoreados de cerca por la Sociedad Rural en el Senado y Confederaciones Rurales en Diputados, con Ricardo Buryaile a la cabeza. Tanto la Rural como CRA pretenden iniciar el debate parlamentario con una agenda de temas destinada a desmantelar la Oncca y liberalizar la comercialización de granos, excluyendo la intervención del Estado lo más que puedan.

Frente a este escenario, los diputados de la Federación Agraria señalaron a Página/12 que confrontarán con esa agenda y los temas que pondrán sobre la mesa estarán relacionados con la ley de arrendamiento, un plan arraigo y un proyecto contra la extranjerización de la tierra. Según las fuentes federadas, las disputas internas de la Mesa de Enlace se trasladarán a la comisiones de Agricultura del Congreso.

“Pienso que 2010 será el año en el que nosotros busquemos en el Congreso, con fuerzas equilibradas, la posibilidad de dejar de lado esas decisiones hegemónicas a las que estamos acostumbrados y llevar adelante conclusiones racionales”, afirmó ayer Biolcati. La correlación de fuerzas ahora favorece a la oposición parlamentaria, mientras que al interior de las comisiones de Agricultura, la hegemonía está del lado de SRA/CRA.

Ricardo Buryaile, un hombre que en pleno conflicto agropecuario había dicho que era necesario “cerrar el Congreso” si éste votaba a favor de las retenciones móviles, ya tiene en mente una posible agenda de temas a tratar en el seno de la comisión: hacer de la Oncca un simple organismo de estadísticas y abrir las exportaciones de los granos.

“Son tan sólidos los argumentos en contra de la política granaria de este gobierno, que los proyectos que se presentarán sobre el tema tendrán un amplio consenso. Incluso, no debería sorprender que sea acompañado por algún legislador kirchnerista”, afirmó –con un dejo de ironía– Javier Jayo Ordoqui, secretario de CRA. Más allá de estas palabras, el dirigente aclaró: “Nosotros no tenemos proyectos, sólo planteamos los temas. Los que tienen que legislar son los diputados”.

Todavía no se conocen los detalles finos de las iniciativas planteadas por Jayo Ordoqui. Sin embargo, durante un encuentro realizado a principio de año por la Mesa de Enlace para discutir la situación del trigo, los representantes de CRA se mostraron contrarios a cualquier intervención del Estado en el mercado –ni hablar de una Junta Nacional de Granos, como lo había propuesto la Federación Agraria– y abogaron por el libre mercado más puro. De llevarse este debate al Senado, encontrarán en la liberal Meabe una representante de estos intereses.

Sin renegar del todo con la Mesa de Enlace, desde la Federación Agraria indicaron a Página/12 que “las agendas serán totalmente diferentes”. Luego del encuentro realizado ayer en Rosario donde se discutió el uso y tenencia de la tierra, del que participó el gobernador santafesino Hermes Binner, los federados decidieron que la semana que viene presentarán en el parlamento tres proyectos: uno relacionado con la extranjerización de la tierra, que será firmado por Pablo Orsolini, un plan de colonización (Ulises Forte) y la ley de arrendamiento.

“Hay mucha bronca por cómo CRA, la derecha radical y PRO se quedaron con la conducción de Agricultura. Por eso creo que habrá una fuerte disputa en Diputados”, aseveró un cercano colaborador de Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria. El poder de movilización de la Mesa de Enlace ya no es lo que era, sobre todo teniendo en cuenta las buenas perspectivas de cosechas que se esperan para el maíz y la soja. Por eso, para los diferentes dirigentes del sector la pelea pasa por el Congreso. “La colaboración y el apoyo de Binner es el punto de partida en los reclamos que viene pregonando la FAA”, señaló ayer Buzzi. (Página 12)

jueves, 25 de febrero de 2010

NOTA DEL VICESECRETARIO GENERAL DEL PSOE PARA LEER EN CLAVE ARGENTINA

La pasividad destructiva

Por Jose Blanco*

En estos días se habla más que nunca de la necesidad de un acuerdo político contra la crisis económica. Es lógico. Es evidente que la lucha contra la crisis será más efectiva si todas las fuerzas políticas y sociales colaboran entre sí y contribuyen de forma positiva. Hasta ahora, esto se ha logrado en el ámbito de las fuerzas sociales: con todos sus altibajos, el diálogo entre empresarios, trabajadores y Gobierno está siendo esencial para hacer frente a la crisis, reducir sus costes y evitar una quiebra social.

En el terreno político no ha sido posible ni siquiera aproximarse a una concertación de esta naturaleza. Y ésta es una de las cosas que diferencian el desarrollo de la crisis en España de lo que ha sucedido en otros países. Porque en todos ellos las fuerzas políticas de la oposición han considerado que el interés nacional debe prevalecer sobre cualquier otro; y con acuerdos firmados o sin ellos, están colaborando con sus respectivos gobiernos.

Todo acuerdo político, para ser viable, tiene que responder a un interés común; pero, además, tiene que responder también al interés de cada una de las partes. Los que participan en un acuerdo tienen que tener incentivos para ello; o al menos, no tienen que tener incentivos para el desacuerdo. Ese es precisamente el problema que tenemos aquí. La situación es muy compleja, pero los términos de la competición política son muy simples y se reducen a lo siguiente: El PSOE necesita la recuperación y el PP necesita la crisis.

El Gobierno necesita la recuperación porque toda su actuación está centrada es ese primer –y casi único– objetivo; y por tanto la recuperación económica será la medida del éxito o del fracaso de su gestión en esta legislatura.

El PSOE necesita la recuperación porque sabe que es la condición necesaria –aunque no suficiente- para volver a tener la confianza mayoritaria de los ciudadanos.

Y el PP necesita la crisis porque ha llegado a la conclusión de que la crisis es lo único que puede permitirle ganar las próximas elecciones y regresar al poder. Mariano Rajoy es un político felizmente desengañado de sí mismo. Tras dos derrotas sucesivas, ha asumido al fin que jamás podrá ganar unas elecciones si ello depende del apoyo que él pueda suscitar en la sociedad española. Si el PP gana alguna vez, será a pesar de Rajoy. Y me atrevo a decir que será también a pesar del propio PP. En consecuencia, ha decidido basar su estrategia política en una cosa que parece de perogrullo, pero que es la clave de la actual situación política española: si no gana el PSOE, ganará el PP. Como el poder no se puede declarar vacante y sólo hay dos opciones reales de gobierno, si una pierde ganará la otra aunque no haya hecho nada por merecerlo. Es la ley de la inercia democrática aplicada hasta sus últimas consecuencias.

Rajoy ya no espera llegar a La Moncloa a lomos de su propio prestigio, ni de sus propuestas políticas, ni siquiera de la fuerza de su partido. Todo eso ya lo ha intentado y no sirve. Esta vez su apuesta es que sea la EPA (Encuesta de Población Activa) la que le lleve al poder por pura inercia.

Por el mismo razonamiento por el que los socialistas sabemos que sólo podremos volver a ganar si la economía y el empleo se recuperan, el PP sabe que sólo podrá ganar si la economía y el empleo no se recuperan. La crisis y el paro son su llave maestra, el caballo ganador por el que han apostado todos sus recursos políticos para que les conduzca hasta la meta deseada. No necesitan que gane Rajoy; les basta con que pierda Zapatero.

Habrán visto ustedes que el PP lleva muchos meses sin pronunciarse sobre el fondo de ninguno de los grandes debates de política social y económica que se han planteado en España. Es deliberado. Sustituyen el debate sobre los contenidos con una catarata de invectivas y ataques personales contra el presidente del Gobierno y se limitan a esperar que el azufre haga su trabajo.

Es cierto que esta estrategia tiene el pequeño inconveniente de que es claramente perjudicial para el interés de España. Pero los dirigentes del PP parecen dispuestos a asumir ese coste sin excesiva desazón espiritual. Porque desde su perspectiva hay un objetivo superior: que el poder regrese a las manos de las que nunca debió salir. Para la derecha española, todo aquel que ocupe el poder sin ser uno de ellos es un okupa y no hay prioridad más prioritaria que desalojarlo.

En un incendio, están los que inmediatamente se ponen a la tarea de intentar sofocarlo y ayudar a que no haya víctimas. Y están los que se limitan a gritar ¡guego!, ¡fuego!, sin hacer nada útil contra él y contribuyendo al pánico y a la confusión. Si en alguno de ellos perciben un poco disimulado matiz de júbilo a medida que crecen las llamas, a lo mejor es que tiene esperanzas de quedarse con el solar.

El caso es que puede ser que lo consigan. Pero tienen una debilidad: una vez que han optado por el modelo de la “pasividad destructiva”, que lo consigan no depende de ellos, depende de nosotros. La inercia es su mayor aliado y nuestro mayor enemigo. En este momento, hacer es arriesgado, pero no hacer es suicida. Tengámoslo claro.

*Vicesecretario general del PSOE

miércoles, 24 de febrero de 2010

Oscar González destaca la responsabilidad de los senadores

El secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete de Ministros, Oscar González, reivindicó esta tarde la "determinación de aquellos senadores, tanto oficialistas como opositores, que abortaron durante la sesión de hoy una conjura tendiente a perjudicar la gobernabilidad del país" El funcionario dijo que con esta votación se pretendía "despojar a la primer minoría de su legítimo derecho a ocupar espacios en las comisiones parlamentarias en proporción a su peso en ese cuerpo legislativo".
"Es increíble que en su fundamentalismo antigubernamental, algunos senadores opositores hayan perdido el rumbo y urdido una treta tendiente a sumar promiscuamente voluntades de distinto y aun opuesto signo político con el solo propósito de perjudicar al gobierno nacional", dijo el ex secretario general del Partido Socialista y hoy funcionario nacional.
González, al abandonar el edificio del Senado, reivindicó la "respetuosa actitud del oficialismo y sus aliados que no sólo garantizaron el quorum y la posibilidad de la jura pendiente de una senadora, sino que dieron su acuerdo para la designación, por unanimidad, de las autoridades de la Cámara alta, donde allí sí quedan representadas las diversas fuerzas que componen el Senado de la Nación". (Télam).

lunes, 22 de febrero de 2010

"VIVA EL CANCER"

El odio
Por Eduardo Aliverti

Sí, el tema de estas líneas es el odio. Planteado así, de manera tan seca y contundente, quizás y ante todo deba reconocerse que es más propio de cientistas sociales que de un simple periodista u opinólogo. Pero, precisamente porque uno es esto último, registra que su razonamiento respecto del clima político y social de la Argentina desemboca en algo que ya excede a la mera observación periodística.

Hay –es probable– una única cosa con la que muy difícilmente no nos pongamos todos de acuerdo, si se parte de una básica honestidad intelectual. Con cuantos méritos y deficiencias quieran reconocérsele e imputarle, desde 2003 el kirchnerismo reintrodujo el valor de la política, como ámbito en el que decidir la economía y como herramienta para poner en discusión los dogmas impuestos por el neoliberalismo. Ambos dispositivos habían desaparecido casi desde el mismo comienzo del menemismo, continuaron evaporados durante la gestión de la Alianza y, obviamente, el interregno del Padrino no estaba en actitud ni aptitud para alterarlos. Fueron trece años o más (si se toman los últimos del gobierno de Alfonsín, cuando quedó al arbitrio de las “fuerzas del mercado”) de un vaciamiento político portentoso. El país fue rematado bajo las leyes del Consenso de Washington y la rata, con una audacia que es menester admitirle, se limitó a aplicar el ordenamiento que, por cierto, estaba en línea con la corriente mundial. También de la mano con algunos aires de cambio en ese estándar, y así se concediera que no quedaba otra chance tras la devastación, la etapa arrancada hace siete años volvió a familiarizarnos con algunos de los significados que se creían prehistóricos: intervención del Estado en la economía a efectos de ciertas reparaciones sociales; apuesta al mercado interno como motor o batería de los negocios; reactivación industrial; firmeza en las relaciones con varios de los núcleos duros del establishment. Y a esa suma hay que agregar algo a lo cual, como adelanto de alguna hipótesis, parecería que debe dársele una relevancia enorme. Son las acciones y gestos en el escenario definido como estrictamente político, desde un lugar de recategorización simbólica: impulso de los juicios a los genocidas; transformación de la Corte Suprema; enfriamiento subrayado con la cúpula de la Iglesia Católica; Madres y Abuelas resaltadas como orgullo nacional y entrando a la Casa Rosada antes que los CEO de las multinacionales; militancia de los ’70 en posiciones de poder. En definitiva, y –para ampliar– aun cuando se otorgara que este bagaje provino de circunstancias de época, sobreactuaciones, conciencia culposa o cuanto quisiera argüirse para restarles cualidades a sus ejecutores, nadie, con sinceridad, puede refutar que se trató de un “reingreso” de la política. Las grandes patronales de la economía ya no eran lo único habilitado para decir y mandar. Hasta acá llegamos. Adelante de esta coincidencia que a derecha e izquierda podría presumirse generalizada, no hay ninguna otra. Se pudre todo. Pero se pudre de dos formas diferentes. Una que podría considerarse “natural”. Y otra que es el motivo de nuestros desvelos. O bien, de una ratificación que no quisiéramos encontrar.

La primera nace en el entendimiento de la política como un espacio de disputa de intereses y necesidades de clase y sector. Por lo tanto, es un terreno de conflicto permanente, que ondula entre la crispación y la tranquilidad relativa según sean el volumen y la calidad de los actores que forcejean. Este Gobierno, está claro, afectó algunos intereses muy importantes. Seguramente menos que los aspirables desde una perspectiva de izquierda clásica, pero eso no invalida lo anterior. Tres de esos enfrentamientos en particular, debido al tamaño de los bandos conmovidos, representan un quiebre fatal en el modo con que la clase dominante visualiza al oficialismo. Las retenciones agropecuarias, la reestatización del sistema jubilatorio y la ley de medios audiovisuales. Ese combo aunó la furia. Una mano en el bolsillo del “campo”; otra en uno de los negociados públicos más espeluznantes que sobrevivían de los ’90, y otra en el del grupo comunicacional más grande del país, con el bonus track de haberle quitado la televisación del fútbol. De vuelta: no vienen al caso las motivaciones que el kirchnerismo tenga o haya tenido y no por no ser apasionante y hasta necesario discutirlas, sino porque no son aquí el objeto de estudio. Es irrebatible que ese trío de medidas –y algunas acompañantes– desató sobre el Gobierno el ataque más fanático de que se tenga memoria. Hay que retroceder hasta el segundo mandato de Perón, o al de Illia, para encontrar –tal vez– algo semejante. Potenciados por el papel aplastante que adquirieron, los medios de comunicación son un vehículo primordial de esa ira. El firmante confiesa que sólo la obligación profesional lo mueve a continuar prestando atención puntillosa a la mayoría de los diarios, programas radiofónicos, noticieros televisivos. No es ya una cuestión de intolerancia ideológica sino de repugnancia, literalmente, por la impudicia con que se tergiversa la información, con que se inventa, con que se apela a cualquier recurso, con que se bastardea a la actividad periodística hasta el punto de sentir vergüenza ajena. Todo abonado, claro está, por el hecho de que uno pertenece a este ambiente hace ya muchos años, y entonces conoce los bueyes y no puede creer, no quiere creer, que caigan tan bajo colegas que hasta ayer nomás abrevaban en el ideario de la rigurosidad profesional. Ni siquiera hablamos de que eran progresistas. La semana pasada se pudo leer que los K son susceptibles de ser comparados con Galtieri. Se pudo escuchar que hay olor a 2001. Hay un límite, carajo, para seguir afirmando lo que el interés del medio requiere. Gente de renombre, además, que no se va a quedar sin trabajo. Gente –no toda, desde ya– de la que uno sabe que no piensa políticamente lo que está diciendo, a menos que haya mentido toda su vida.

Sin embargo, más allá de estas disquisiciones, todavía estamos en el campo de batalla “natural” de la lucha política; es decir, aquel en el que la profundidad o percepción de unas medidas gubernamentales, y del tono oficialista en general, dividieron las aguas con virulencia. Son colisiones con saña entre factores de poder, los grandes medios forman parte implícita de la oposición (como alternativamente ocurre en casi todo el mundo) y no habría de qué asombrarse ni temer. Pero las cosas se complican cuando nos salimos de la esfera de esos tanques chocadores, y pasamos a lo que el convencionalismo denomina “la gente” común. Y específicamente la clase media, no sólo de Buenos Aires, cuyas vastas porciones –junto con muchas populares del conurbano bonaerense– fueron las que el 28-J produjeron la derrota electoral del kirchnerismo. ¿Hay sincronía entre la situación económica de los sectores medios y su bronca ya pareciera que crónica? Por fuera de la escalada inflacionaria de las últimas semanas, tanto en el repaso del total de la gestión como de la coyuntura, los números dan a favor. En cotejo con lo que ocurría en 2003, cuando calculado en ingresos de bolsillo pasó a ser pobre el 50 por ciento del país, o con las marquesinas de esta temporada veraniega, en la que se batieron todos los records de movimiento turístico y consumo, suena inconcebible que el grueso de la clase media pueda decir que está peor o que le va decididamente mal. Pero eso sería lo que en buena medida expresaron las urnas, y lo que en forma monotemática señalan los medios.

Veamos las graduaciones con que se manifiesta ese disconformismo. Porque podría conferirse la licencia de que, justamente por ir mejor las cosas en lo económico, la “gente” se permite atender otros aspectos en los que el oficialismo queda muy mal parado, o apto para las acusaciones. Ya se sabe: autoritarismo, sospechas de corrupción, desprecio por el consenso, ausencia de vocación federalista, capitalismo de amigotes y tanto más por el estilo. Nada distinto, sin ir más lejos, a lo que recién sobre su final se le endilgó a Menem y su harén de mafiosos. ¿Qué habrá sucedido para que, de aquel tiempo a hoy, y a escalas tan similares de bonanza económica real o presunta, éstos sean el Gobierno montonero, la puta guerrillera, la grasa que se enchastra de maquillaje, los blogs rebosantes de felicidad por la carótida de Kirchner, los ladrones de Santa Cruz, la degenerada que usa carteras de 5 mil dólares, la instalación mediática de que no llegan al 2011, el olor al 2001, el uso del avión presidencial para viajes particulares? ¿Cómo es que la avispa de uno sirvió para que se cagaran todos de la risa y las cirugías de la otra son el símbolo de a qué se dedica esta yegua mientras el campo se nos muere? ¿Cómo es que cuando perpetraron el desfalco de la jubilación privada nos habíamos alineado con la modernidad, y cuando se volvió al Estado es para que estos chorros sigan comprándose El Calafate? Pero sobre todo, ¿cómo es que todo eso lo dice tanta gente a la que en plata le va mejor?

Uno sospecharía principalmente de los medios. De sus maniobras. De que es un escenario que montan. Pues no. Por mucho que haya de eso, de lo que en verdad sospecha es de que el odio generado en las clases altas, por la afectación de algunos de sus símbolos intocables, ha reinstalado entre la media el temor de que todo se vaya al diablo y pueda perder algunas de las parcelas pequebú que se le terminaron yendo irremediablemente ahí, al diablo, cada vez que gobernaron los tipos a los que les hace el coro. (Página 12)

"VIVA EL ATEROMA"

El triunfo de Néstor Kirchner

Un texto polémico de un periodista opositor en un diario derechista

Jorge Fernández Díaz
LA NACION

"Viva el ateroma", decía un usuario de Internet el día en que operaban de urgencia a Néstor Kirchner. Se remedaba así el tristemente célebre "Viva el cáncer" que le pintaron a Eva Perón. Luego otro comentarista expresaba los deseos de que Kirchner saliera vivo pero cuadripléjico del quirófano. Sabemos que una parte de la web se ha transformado en una cloaca de psicópatas anónimos. Pero cuando leí esta clase de reacciones escritas no pude sino pensar que no se trataba meramente de un pecado mortal de cobardes internautas. El odio proclamado en el ciberespacio tiene su correlato diario en las casas, los bares, los taxis, los trabajos y los medios de comunicación de la Argentina. Esa apología del ateroma es un síntoma aberrante y patético, la punta del iceberg de una inmensa montaña helada de rencor y enfrentamientos sociales; un veneno que contamina los discursos públicos y privados, a uno y otro lado de la vereda ideológica, en este país convulso de desprecios y zancadillas donde nadie es capaz de reconocerle al otro una razón. Una sola.

Tengo una noticia catastrófica para todos ustedes: Néstor Kirchner triunfó.

Es verdad que está perdiendo la batalla política, pero no es menos cierto que le ayudamos todos los días a que gane la cultural. Su despiadada lógica amigo-enemigo se extendió fuera de sus áreas de influencia. Esa lógica violenta avanza como una mancha negra sobre las militancias y dirigencias opositoras, sobre la opinión pública y sobre la sociedad anónima. Esa lógica kirchnerista se transformó en la gran cultura política de estos tiempos. Triste, muy triste herencia.

Ganó Kirchner porque el caníbal obligó a sus críticos a la antropofagia. Porque muchos acólitos se transformaron en salvajes irracionales y porque algunos críticos se convirtieron en los demonios que combatían. Y porque a la máquina de picar adversarios que el Gobierno maneja se le va oponiendo una máquina de picar oficialistas. Ya se han borrado los matices en esta guerra. Cunden los blancos y negros, los buenos y los malos. Y sobre todo, la deshonestidad intelectual. Elogiar una política de Estado o castigar la gestión de un opositor significa "hacerle el juego al kirchnerismo". Rescatar determinados argumentos de la oposición o denunciar la corrupción de un funcionario es "hacerle el juego a la derecha". Y al enemigo ni justicia.

Amistades personales, convivencias políticas, tolerancias entre distintos, respeto democrático, solidaridad y caballerosidades humanas: todo se lo lleva el vendaval de la lógica patria-antipatria, o tiranía-república. Si yo soy la Patria, el otro es algo gravísimo: un traidor a la Patria. Si yo soy la República, el otro es algo gravísimo también: un cómplice del tirano. Con estas disyuntivas de hierro no queda más que la refriega irreconciliable y fatal. No queda más que el precipicio entre los unos y los otros, cuando la democracia es un tejido de alternativas, una sucesión de debates ásperos con un fondo de acuerdos permanentes, un lugar donde no caben denuncias de golpismo ni golpes institucionales, sino juegos legales y legítimos entre gente que piensa distinto. Hacer lo que se critica, convertirse en Kirchner para derrotar a Kirchner, implica un error tremendo. Una gran tragedia.

miércoles, 17 de febrero de 2010

ENTREVISTA A JORGE RIVAS

“Bajar la imputabilidad no es buena receta contra la inseguridad”

El diputado socialista que en 2007 sufrió un violento asalto y quedó tetrapléjico no alienta la mano dura. Cómo conjuga su rehabilitación, su tarea legislativa y la vida familiar. Un modelo de coherencia e integridad.

Los ojos son el espejo del alma, dicen. Pero, únicamente, cuando se está frente a Jorge Rivas puede comprenderse, en su totalidad, semejante proverbio popular. Sólo a través de ellos él se puede comunicar. Sólo a través de ellos uno comprende la verdadera dimensión de su dolor y su felicidad.

En 2007, cuando aún era vicejefe de Gabinete, el dirigente socialista sufrió un feroz asalto y producto de un golpe en la cabeza quedó tetrapléjico. La motricidad de su cuerpo quedó totalmente relegada. Apenas puede abrir la boca, y sólo tiene desarrollado el dedo índice de la mano derecha que le permite hacer “clic” sobre el mouse de la computadora, lo que es, por ahora, su único medio para comunicarse, además de la mirada. Pero Jorge no se da por vencido y hace casi nueve meses asumió como diputado, cargo por el que había sido elegido antes del accidente, pero que, por razones obvias, nunca pudo ejercer.

Rivas fue una víctima de la inseguridad, y a pesar de las graves secuelas que ese episodio le dejó, no alienta la mano dura, no aboga por bajar la edad de imputabilidad, ni tampoco es partidario de la polémica frase “el que mata tiene que morir”. Su integridad sigue intacta y los ideales de una sociedad más justa son su motor para seguir viviendo.

Su jefe de prensa pide que el cuestionario sea enviado por mail y que despúes Jorge, cara a cara, aclararía los últimos detalles. En el encuentro con esta revista, sus labios comenzaron lentamente a moverse hacia los costados mientras un sonido profundo salía de su boca. La risa de Jorge es categórica, intensa. Es una risa que contagia a todos y se instala en el ambiente.

Volver a vivir. Rivas pasó un verano tranquilo, relajado y cerca de sus afectos más queridos entre los que se encuentran su mujer, Sandra, y sus hijos, Pilar (6) y Sebastián (10). “Ellos son mi sostén”, confiesa.

En los primeros días de enero comenzó, como buen soldado, con su labor tanto política como legislativa. Sin embargo, es consciente de que su actividad laboral debe complementarse con su rehabilitación. “Por la mañana hasta media tarde trabajo en mi rehabilitación tanto motriz como de fonoaudiología y luego hasta tarde cumplo con mis obligaciones de diputado y de secretario general del Partido Socialista en la provincia de Buenos Aires”, explica.

Pese a todo, aún queda tiempo para el ocio. Rivas se refugia en la música y la lectura a la hora de la distracción y confiesa que le encanta ver a Peter Capusotto en la televisión pública: “uno de los personajes que más me gusta es Violencia Rivas, que claramente es mi tía (risas), aunque “Pomelo” y “Bombita Rodríguez” son excelentes”, dispara con un brillo especial en sus ojos. También confiesa que no se pierde las emisiones de TVR que, además, lo consagraron como “personaje del 2009”.

Sin mano dura. Cuando la noche del 13 de noviembre de 2007 Rivas volvía de madrugada a su casa de Lomas de Zamora, fue atacado por delincuentes que le golpearon la cabeza. Durante las primeras semanas su estado era crítico y muchos auguraban el peor de los desenlaces. Pero hoy está vivo. Contento y con infinidades de proyectos por delante

¿Por qué cree que la gente entiende que para que haya seguridad habría que bajar la edad de imputabilidad, duplicar los policías en las calles?¿Qué les diría?

–Les diría que, sencillamente, están equivocados; bajar la imputabilidad o aumentar los policías, en ninguna parte del mundo fue una buena receta contra la inseguridad. Les diría que todos queremos vivir en sociedades más seguras, pero para ello debemos poner más energía en remover las causas que generan más inseguridad.

–¿Cómo ve el país en estos últimos dos años de Cristina?

—El 2011, convengamos, es una eternidad para nuestros tiempos políticos, pero soy optimista, lo imagino creciendo económicamente, avanzando en lo social y envueltos en un clima de mayor racionalidad política que la que respiramos actualmente.

Rivas no perdió el sentido del humor durante toda la charla. Se despide con una simpática broma, acompañada por una fuerte risotada que logra contagiar. Un cálido parpadeo final que, sólo él, sabrá su verdadero significado. (Revista 7 Días)

PERROS Y GATOS

Carrió anticipa la ruptura definitiva del Acuerdo Cívico y Social

La dirigente opositora le contestó al Vicepresidente luego de la polémica con los radicales. "Si la UCR va con Cobos, ya sabe que la Coalición Cívica irá por otro lado", advirtió. Además, elogió al senador Reutemann

La titular de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, afirmó que su agrupación "irá por otro lado" si la UCR "va con (el vicepresidente Julio) Cobos" en las próximas elecciones presidenciales.

"Lo del Vicepresidente es un capítulo terminado. Le agradezco a Cobos que haya marcado la distancia conmigo y con la Coalición Cívica. Se lo agradezco profundamente: mejor no lo hubiera podido hacer", sostuvo Carrió.

En dos entrevistas publicadas hoy por los matutinos porteños Clarín y La Nación, la diputada señaló: "Si en algo no queremos estar de cara a lo que viene es confundidos institucionalmente con la figura del Vicepresidente".

"Yo no cuestiono personalmente a Cobos. Tengo mi concepto, pero jamás lo he dicho. Lo que digo es que nunca fuimos kirchneristas y no queremos quedar confundidos en un enorme enredo institucional, que es lo que viene. Que el Vicepresidente diga que no hay nada que hacer con Carrió es perfecto", prosiguió.

Carrió continuó: "Creo que vamos a estar con el radicalismo, pero no en esta confusión institucional. Estaremos con ellos después de que todo decante. Cuando todo decante, seguramente vamos a trabajar para estar juntos. Y, si no decanta, competiremos como lo hicimos en el 2007. Yo quise hacer un acuerdo con el radicalismo aquella vez, pero ellos eligieron a (Roberto) Lavagna".

"Si la UCR va con Cobos, ya sabe que la Coalición Cívica irá por otro lado. Eso lo dijo la Junta Nacional de la Coalición en octubre del año pasado. Y se lo notificamos al partido radical. Pero para esto falta tanto. El tema Cobos para mí terminó", insistió.

Cuando se le señaló que Cobos la llamó "oportunista", respondió: "Es una proyección del Vicepresidente. De mí pueden decirse muchas cosas, pero oportunista es muy difícil. Tenemos una postura definida y mantenemos los acuerdos parlamentarios que tantos éxitos nos han traído, acuerdos que no están tocados por estos chispazos".

"Cuando las anécdotas decanten, vamos a estar juntos. Detrás de esta andanada hay otro objetivo: que nos peleemos con alguien al que quiero mucho, Ricardo Alfonsín. No lo van a conseguir", aseguró.

Respecto de la votación de su compañero Alfonso Prat Gay en contra de la remoción del ex titular del Banco Central, Martín Redrado, Carrió explicó que se trató de "una decisión del bloque, una decisión conjunta. El papel de Alfonso fue implacable".

"Cobos no tiene derecho a agraviar a una persona de la estatura de Alfonso. A mí que me agravie, no me importa. Me encanta. Con Alfonso no puede hacer eso. Si Alfonso votó correctamente y Cobos votó con el Gobierno, que explique por qué votó con el oficialismo.
Si yo voto con el Gobierno me incendian en plaza pública. Que Cobos dé explicaciones", reclamó.

Finalmente, dijo que el senador peronista Carlos Reutemann "es divino". "Es un campesino chic. Pero ni él ni yo hablamos de candidaturas", aseveró.

Fuente: DyN

martes, 16 de febrero de 2010

ENTREVISTA A ALDO FERRER

"Pese a las presiones externas e internas, la economía y la politica argentina resistieron las tensiones sin estallar".

Por Randy Stagnaro

Al­do Fe­rrer, ex mi­nis­tro de Eco­no­mía e im­pul­sor del Plan Fé­nix, sos­tie­ne que el país es­tá fren­te a una opor­tu­ni­dad his­tó­ri­ca. La re­cu­pe­ra­ción pos­te­rior a la cri­sis de 2001-2002, se ha lo­gra­do, di­ce, so­bre una nue­va ba­se que se de­mues­tra en he­chos con­cre­tos, co­mo que la eco­no­mía ha so­por­ta­do la re­ver­sión del es­que­ma de cre­ci­mien­to de 2003-2008 y ha lo­gra­do al­can­zar la otra ori­lla de un mar tur­bu­len­to: cri­sis fi­nan­cie­ra in­ter­na­cio­nal y, en el ni­vel lo­cal, fu­ga de ca­pi­ta­les y de­te­rio­ro de las va­ria­bles ma­cro.

Fe­rrer ob­ser­va el mis­mo com­por­ta­mien­to en el pla­no po­lí­ti­co, en el que el en­fren­ta­mien­to no ha de­ri­va­do en una cri­sis de ré­gi­men. So­bre es­ta ba­se, se­ña­la Fe­rrer, se pue­de cons­truir una po­lí­ti­ca eco­nó­mi­ca que im­pul­se el cre­ci­mien­to, la in­ver­sión y la equi­dad so­cial. Y, en ese sen­ti­do, con­si­de­ra aus­pi­cio­sa la lle­ga­da de Mer­ce­des Mar­có del Pont a la pre­si­den­cia del Ban­co Cen­tral. Pe­ro, ob­ser­va, exis­ten ten­den­cias que de­ben cla­ri­fi­car­se, co­mo la que se ex­pre­sa en la fra­se “el re­gre­so a los mer­ca­dos”, que con­si­de­ra po­co fe­liz y que –ase­gu­ra- ex­pre­sa el do­mi­nio ideo­ló­gi­co de las fi­nan­zas y la es­pe­cu­la­ción fi­nan­cie­ra so­bre el de­sa­rro­llo de la eco­no­mía. Pro­po­ne, en ese te­rre­no, un ajus­te de la re­gu­la­ción so­bre el in­gre­so de ca­pi­ta­les es­pe­cu­la­ti­vos y la fu­ga de di­vi­sas co­mer­cia­les, ne­ce­sa­rias pa­ra fi­nan­ciar el de­sa­rro­llo. “Los re­cur­sos es­tán den­tro del país”, afir­ma.

Pre­gun­ta.- ¿Qué eva­lua­ción ha­ce del nom­bra­mien­to de Mer­ce­des Mar­có del Pont en la pre­si­den­cia del Ban­co Cen­tral?
Res­pues­ta.- En su nue­va fun­ción, Mer­ce­des Mar­có del Pont se­gu­ra­men­te va a po­ner de re­lie­ve tan­to lo que ha si­do su fa­ce­ta en el área aca­dé­mi­ca co­mo su ac­tua­ción en el Ban­co Na­ción, ac­ti­vi­da­des en las que se ha ma­ni­fes­ta­do cla­ra­men­te en fa­vor del fi­nan­cia­mien­to del de­sa­rro­llo, de la in­ver­sión, del em­pleo, de la mo­vi­li­za­ción de los re­cur­sos del país. Creo que hay que es­pe­rar de par­te de ella ini­cia­ti­vas que apun­ten a for­ta­le­cer el pro­ce­so de cre­ci­mien­to, de me­jo­ra de la com­pe­ti­ti­vi­dad y de las con­di­cio­nes de de­sa­rro­llo.

P.- La po­lí­ti­ca del Cen­tral es par­te de una orien­ta­ción más ge­ne­ral que lle­va ade­lan­te el Go­bier­no na­cio­nal. ¿No se po­día lle­va­ra ca­bo con Mar­tín Re­dra­do?
R.- Aho­ra hay que ha­blar del fu­tu­ro más que del pa­sa­do, hay que mi­rar ha­cia el fu­tu­ro en los tér­mi­nos de un cam­bio más ge­ne­ral. Es­ta dé­ca­da, que en par­te co­rres­pon­de a las pre­si­den­cias del doc­tor Kirch­ner y de la doc­to­ra Fer­nán­dez de Kirch­ner, mar­ca un cam­bio de épo­ca que tie­ne va­rias eta­pas. Em­pe­zó con la de­ba­cle eco­nó­mi­ca y so­cial de 2001. Lue­go de la pro­fun­da cri­sis, que mar­có el res­to de la eta­pa, vi­no el or­de­na­mien­to de la deu­da pú­bli­ca y pri­va­da, se lo­gró la for­ta­le­za fis­cal y el ti­po de cam­bio com­pe­ti­ti­vo, jun­to con un cli­ma de in­ver­sio­nes y de cre­ci­mien­to. To­do ello for­mó par­te de un pro­ce­so que pro­vo­có un au­men­to del Pro­duc­to Bru­to In­ter­no de un 60% en­tre 2002 y 2008. Des­pués co­men­za­ron a pre­sen­tar­se una se­rie de pro­ble­mas en el fren­te in­ter­no y ex­ter­no. Y aho­ra, an­te un nue­vo ci­clo al­cis­ta, ve­mos que tan­to la eco­no­mía co­mo la po­lí­ti­ca re­sis­tie­ron las ten­sio­nes sin es­ta­llar.

P.- ¿El cam­bio es­ta­ría en una nue­va ca­pa­ci­dad de re­sis­ten­cia po­lí­ti­co-eco­nó­mi­ca sin rom­per las re­glas de jue­go?
R.- Su­pe­ra­mos gran­des apu­ros. En el fren­te in­ter­no, vi­vi­mos el con­flic­to del cam­po, el cre­ci­mien­to del en­fre­na­mien­to po­lí­ti­co, a los que se su­ma­ron ya en el te­rre­no eco­nó­mi­co el de­bi­li­ta­mien­to de al­gu­nos ele­men­tos del mo­de­lo ex­pan­si­vo, con una fuer­te apre­cia­ción del ti­po de cam­bio y un de­te­rio­ro pro­gre­si­vo de la si­tua­ción fis­cal. En el fren­te ex­ter­no, es­tá la cri­sis eco­nó­mi­ca mun­dial. Es­te de­te­rio­ro de las va­ria­bles ma­cro, más otras cir­cuns­tan­cias, lle­va­ron a que cam­bia­ra la ten­den­cia de las va­ria­bles eco­nó­mi­cas del cre­ci­mien­to a fi­nes de 2008 y 2009. Aho­ra co­mien­za un cier­to re­pun­te, otra vez pro­vo­ca­do por una com­bi­na­ción de fac­to­res, en al­gu­na me­di­da por una cier­ta re­cu­pe­ra­ción de la cri­sis mun­dial y, a ni­vel lo­cal, del ti­po de cam­bio. Es­to ha pues­to en evi­den­cia de que la eco­no­mía ar­gen­ti­na tie­ne una fuer­te ca­pa­ci­dad de re­sis­ten­cia. Han me­jo­ra­do las ex­pec­ta­ti­vas de los mer­ca­dos, se han re­sis­ti­do in­clu­so los acon­te­ci­mien­tos po­lí­ti­cos de los úl­ti­mos tiem­pos, el del Ban­co Cen­tral y otros. Tan­to la po­lí­ti­ca co­mo la eco­no­mía re­ve­lan que las ten­sio­nes se re­suel­ven con las re­glas de la Cons­ti­tu­ción y ya no es­ta­llan ni la una ni la otra.

P.- ¿Qué ta­reas se des­pren­den pa­ra es­ta eta­pa?
R.- Se ha con­fi­gu­ra­do un nue­vo cua­dro res­pec­to de la ex­pe­rien­cia his­tó­ri­ca y so­bre ese cua­dro hay que tra­ba­jar pa­ra con­so­li­dar los ele­men­tos que es­tu­vie­ron pre­sen­tes en la re­cu­pe­ra­ción ar­gen­ti­na, que se ba­só esen­cial­men­te en los re­cur­sos in­ter­nos y en el or­de­na­mien­to ma­croe­co­nó­mi­co. Con es­to, hay que rea­li­zar una cier­ta me­jo­ra del cua­dro so­cial a tra­vés del re­pun­te del em­pleo y al­gu­na me­jo­ra del sa­la­rio. Hay que for­ta­le­cer los ele­men­tos que per­mi­tie­ron des­ple­gar el po­ten­cial ar­gen­ti­no. Ar­gen­ti­na es un país con mu­chos re­cur­sos, tie­ne una ta­sa de aho­rro del or­den del 30% del PBI, tie­ne un fuer­te su­pe­rá­vit de la ba­lan­za de pa­gos, por lo tan­to los re­cur­sos es­tán; lo que fal­ta aquí es jun­tar to­do es­to a tra­vés de las po­lí­ti­cas que in­cen­ti­ven la in­ver­sión y el em­pleo.

P.- ¿Cuál cree que es lí­mi­te que pue­de so­por­tar la eco­no­mía an­tes de es­ta­llar por sus con­tra­dic­cio­nes?
R.- El pro­ce­so eco­nó­mi­co es acu­mu­la­ti­vo. Si es vir­tuo­so, se pro­du­cen cír­cu­los de más in­ver­sión, de más em­pleo, de me­jo­res ex­pec­ta­ti­vas y de me­jo­res opor­tu­ni­da­des. En el sen­ti­do con­tra­rio, cuan­do se dan los cír­cu­los vi­cio­sos de la con­trac­ción y del de­sor­den eco­nó­mi­co, co­mo pa­só tan­tas ve­ces, los pro­ce­sos son tam­bién acu­mu­la­ti­vos. Lo que te­ne­mos que ha­cer, en­ton­ces, es dar­le una fi­so­no­mía de lar­go pla­zo a un pro­ce­so acu­mu­la­ti­vo de in­ver­sión, de cam­bios téc­ni­cos, de cre­ci­mien­to.

P.- ¿Si el Ban­co Cen­tral va a es­tre­nar una nue­va po­lí­ti­ca ha­cia el de­sa­rro­llo, no es con­tra­dic­to­ria con el én­fa­sis por el en­deu­da­mien­to que tam­bién ma­ni­fies­ta el Go­bier­no?
R.- La fra­se “vol­ver a los mer­ca­dos” es po­co fe­liz, en los mer­ca­dos ya es­tu­vi­mos y nos fue muy mal. El país tie­ne que vol­ver a pen­sar en sí mis­mo, vol­ver a vi­vir con sus re­cur­sos fi­nan­cie­ros sin pen­sar que ne­ce­si­ta de las fi­nan­zas in­ter­na­cio­na­les. En la me­di­da que lo­gre­mos re­te­ner el aho­rro in­ter­no, los ex­ce­den­tes de los pa­gos in­ter­na­cio­na­les del pro­pio cir­cui­to pro­duc­ti­vo, ahí es­tán los re­cur­sos pa­ra fi­nan­ciar al sec­tor pri­va­do y al sec­tor pú­bli­co. Y eso se lo­gra si se tie­ne en cla­ro que el país sa­lió por­que pu­so co­mo prio­ri­dad la mo­vi­li­za­ción de los re­cur­sos pro­pios y si es­to se for­ta­le­ce, lo de afue­ra vie­ne so­lo. Pe­ro si se po­ne co­mo prio­ri­dad lo de afue­ra, se pier­de la prio­ri­dad, que es lo de aden­tro. Ese es el ries­go que sur­ge del de­ba­te que se ha da­do en los úl­ti­mos tiem­pos, in­clu­so en la aten­ción que los me­dios dis­pen­san a los te­mas que se dis­cu­ten hoy, por­que son el can­je de deu­da o la au­to­no­mía del Ban­co Cen­tral.

P.- ¿Gui­ños di­ri­gi­dos al mer­ca­do?
R.- En el fon­do sub­sis­te la idea de que a los mer­ca­dos se los pue­de con­ven­cer y eso es erró­neo, no fun­cio­na así por­que los mer­ca­dos se mue­ven con bas­tan­te irra­cio­na­li­dad. Esa fan­ta­sía de que los mer­ca­dos tie­nen una ra­cio­na­li­dad su­pe­rior lle­va a la su­plan­ta­ción del Es­ta­do por­que el mer­ca­do sa­be más. La ver­dad es que a los mer­ca­dos les ha­cen fal­ta los Es­ta­dos. La úl­ti­ma cri­sis mun­dial ha re­ve­la­do que los Es­ta­dos na­cio­na­les han de­bi­do in­ter­ve­nir de ma­ne­ra coor­di­na­da pa­ra sal­var a los mer­ca­dos. Hay que apos­tar al de­sa­rro­llo, al cam­bio so­cial, al cre­ci­mien­to a la de­mo­cra­cia.

P.- ¿Por qué cree que los mer­ca­dos si­guen te­nien­do esa su­pre­ma­cía ideo­ló­gi­ca, a pe­sar de la rea­li­dad?
R.- La di­men­sión fi­nan­cie­ra y es­pe­cu­la­ti­va ha al­can­za­do un de­sa­rro­llo re­la­ti­vo tal que aho­ra en las ideas eco­nó­mi­cas tie­ne un pe­so ex­traor­di­na­rio. Es un cre­ci­mien­to cons­tan­te de los úl­ti­mos 40 años, a tal pun­to que hoy un ter­cio de las ga­nan­cias que se pro­du­cen en los paí­ses de­sa­rro­lla­dos vie­nen por la ac­ti­vi­dad fi­nan­cie­ra, mien­tras que ha­ce 20 años no lle­ga­ba al 5%.

P.- En su plan, las di­vi­sas co­mer­cia­les de­ben que­dar­se en el país, sin em­bar­go ve­ni­mos de una fu­rio­sa fu­ga de ca­pi­ta­les en los úl­ti­mos dos años. ¿Có­mo evi­tar­la en el fu­tu­ro?
R.- Lo­gran­do que la gen­te se con­ven­za de que el lu­gar más se­gu­ro y ren­ta­ble pa­ra in­ver­tir es en la eco­no­mía ar­gen­ti­na. Y eso es una ta­rea de la po­lí­ti­ca, de la eco­no­mía y de la po­lí­ti­ca eco­nó­mi­ca. Cuan­to más só­li­das sean las se­ña­les, más só­li­das las po­lí­ti­cas ma­croe­co­nó­mi­cas, más só­li­da la po­lí­ti­ca so­cial, más con­sis­ten­te el diá­lo­go, más se de­sa­rro­lla­rá la con­fian­za en el país. Hay que for­ta­le­cer la con­fian­za en la ca­pa­ci­dad del país pa­ra de­sa­rro­llar­se con sus fuer­zas in­ter­nas. En un país que ha si­do tan ines­ta­ble po­lí­ti­ca y eco­nó­mi­ca­men­te du­ran­te tan­to tiem­po, las reac­cio­nes son ca­si in­me­dia­tas an­te la in­cer­ti­dum­bre. Hay que rom­per con esa ex­pe­rien­cia his­tó­ri­ca ape­lan­do a la es­ta­bi­li­dad, la sol­ven­cia, el cre­ci­mien­to.

P.- ¿Cree en la efec­ti­vi­dad de me­di­das que re­gu­len el egre­so de ca­pi­ta­les?
R.- Des­de lue­go que hay que po­ner me­di­das que re­gu­len el mo­vi­mien­to del ca­pi­tal es­pe­cu­la­ti­vo, con me­di­das que res­trin­jan los ca­pi­ta­les de cor­to pla­zo que in­gre­sen al país. Hay que con­tro­lar a los ca­pi­ta­les es­pe­cu­la­ti­vos y hay que re­gu­lar la sa­li­da de ca­pi­ta­les que no es­tán jus­ti­fi­ca­das. El mar­co re­gu­la­to­rio es muy im­por­tan­te.

P.- ¿Acuer­da con la idea de mo­di­fi­car la ley de en­ti­da­des fi­nan­cie­ras y la Car­ta Or­gá­ni­ca del Ban­co Cen­tral?
R.- Es im­por­tan­te con­tar con bue­na le­gis­la­ción, pe­ro es más im­por­tan­te con­tar con bue­nas po­lí­ti­cas. Con una le­gis­la­ción po­bre se pue­den ha­cer bue­nas po­lí­ti­cas y, a la in­ver­sa, con una muy bue­na le­gis­la­ción se pue­den ha­cer ma­las po­lí­ti­cas. El mar­co re­gu­la­to­rio es im­por­tan­te pe­ro lo fun­da­men­tal es el rum­bo en el que es­tá in­mer­so el po­der po­lí­ti­co.

P.- Us­ted fun­dó el Ban­co Na­cio­nal de De­sa­rro­llo. ¿Ve po­si­bi­li­da­des de crear una en­ti­dad si­mi­lar aho­ra?
R.- Un ban­co de de­sa­rro­llo es ne­ce­sa­rio, pe­ro no hay que ha­cer­se ilu­sio­nes. Crear una ins­ti­tu­ción com­pa­ra­ble al Ban­co Na­cio­nal de De­sem­vol­vi­men­to de Bra­sil lle­va mu­cho tiem­po. En­ton­ces, más que pen­sar en tér­mi­nos de un ins­tru­men­to o un ban­co, hay que ha­cer­lo en la fun­ción de la ban­ca de de­sa­rro­llo, en el fi­nan­cia­mien­to de lar­go pla­zo y en el sis­te­ma fi­nan­cie­ro ar­gen­ti­no. Po­de­mos pen­sar un es­que­ma so­bre la ba­se de una con­cer­ta­ción de la que par­ti­ci­pen el Ban­co Cen­tral, el Mi­nis­te­rio de Eco­no­mía y los ban­cos pú­bli­cos y pri­va­dos, por el que se de­sen­vuel­van lí­neas de cré­di­tos es­pe­cia­les a tra­vés de los ban­cos y que és­tos se in­te­re­sen en abrir car­te­ras de lar­go pla­zo.

P.- ¿Có­mo pe­sa el he­cho de que el país to­da­vía no ha re­suel­to pro­ble­mas co­mo el fi­nan­cia­mien­to a la pro­duc­ción o el fon­deo de lar­go pla­zo pa­ra los ban­cos?
R.- Son lo pro­ble­mas a re­sol­ver, tam­bién en qué mo­ne­da se pres­ta, có­mo se es­ta­ble­cen las ta­sas de in­te­rés pa­ra que sean atrac­ti­vas pa­ra el in­ver­sor y acep­ta­bles pa­ra el que to­ma el prés­ta­mo. Na­da de ello es fá­cil en un país co­mo el nues­tro, con una his­to­ria eco­nó­mi­ca ma­la. Es­tos pro­ble­mas no se re­suel­ven de la no­che a la ma­ña­na. Pe­ro un he­cho fun­da­men­tal en ma­te­ria de fi­nan­cia­mien­to es la re­for­ma del sis­te­ma pre­vi­sio­nal, por el cual se ca­na­li­za un ter­cio del aho­rro na­cio­nal, al me­nos. La ca­na­li­za­ción de ese aho­rro en el cre­ci­mien­to y la in­ver­sión es una fuen­te fun­da­men­tal pa­ra cual­quier fun­ción de de­sa­rro­llo y la ban­ca­ri­za­ción.

P.- ¿Cuál se­ría el rol de la ban­ca pri­va­da?
R.- Tie­ne que ha­ber in­cen­ti­vos. Los ban­cos tie­nen otros ne­go­cios más ren­ta­bles y la ban­ca de de­sa­rro­llo es un ne­go­cio de lar­go pla­zo. Se pue­den ge­ne­rar ins­tru­men­tos en­tre el Ban­co Cen­tral, el Mi­nis­te­rio de Eco­no­mía, la ban­ca pú­bli­ca y la ban­ca co­mer­cial que es­ta­blez­can la fun­ción de de­sa­rro­llo en la ban­ca co­mer­cial. Si los in­cen­ti­vos son los ade­cua­dos, se po­dría mo­vi­li­zar la ca­pa­ci­dad ope­ra­ti­va que tie­ne el sis­te­ma ban­ca­rio co­mer­cial pa­ra abrir car­te­ras de in­ver­sión. (Buenos Aires Económico)

LA FRASE DEL DIA

Ideas

"A nadie se le cae una idea alternativa a las que propone el gobierno; hay algunos que no tienen ideas, pero hay otros que si dicen las ideas que tienen no los vota nadie y por eso las disfrazan con el término de variables macroeconómicas . Los que tienen ideas y no las pueden contar son los de las ideas del ajuste de siempre, que la pagan los jubilados, los universitarios, los maestros, los que no quieren que haya obra pública, los de la reducción de sueldos; por eso, como no las puede contar te hablan en un término: variables macroeconómicas".

(Presidenta Cristina Fernandez, al inaugurar obras ayer en El Calafate)

lunes, 15 de febrero de 2010

"POLITICOS EN CALZONCILLOS" / DIARIO CRITICA

“Colectivero no, quería ser taxista”

El secretario de Gabinete y Relaciones Parlamentarias dice que comenzó a militar en un partido gorila porque cuando nació, durante el gobierno de Perón, tuvo que pasar la primera noche envuelto en la funda de una almohada.


Entrevista de Gabriela Vulcano


Algunas horas antes de jurar como secretario de Gabinete y Relaciones Parlamentarias ante la presidenta Cristina Fernández, en 2008, Oscar González leyó en un matutino un chiste que marcó el comienzo de su gestión. “Cuando entré a mi despacho, encendí la computadora y puse como clave la frase que usó Nik para describir mi incorporación al Gobierno: "Sí, me inmolo’”, recuerda a carcajadas el dirigente socialista. Para que no queden dudas de su pertenencia política, posa su mirada, a cada instante, en una foto de Alfredo Palacios, que está junto a un cuadro que lleva la firma de Alicia Moreau de Justo.

–Si tuviera que presentarse a sí mismo, ¿qué diría?

–Soy un periodista que circunstancialmente trata de colaborar con una gestión que comparte, que siempre tiene la ilusión de volver a leer viejos textos y eventualmente volver a su profesión.


–¿Por qué eligió ser periodista?

–Fue una decisión involuntaria.
Desde chico me gustó la actividad política y entré a la Juventud Socialista a los 14 años. En la terraza de mi casa teníamos un mimeógrafo, y durante la dictadura de Onganía empezamos a sacar un boletín que se llamaba Pueblo Rebelde. Lo tirábamos desde los superpullman de los cines de Flores y Floresta. A los 18 años, tuve la posibilidad de entrar a Clarín en tareas ligadas a la publicidad y me puse en contacto con los viejos periodistas y correctores, y con la actividad sindical. Me hice delegado en el 72 hasta el 76, cuando toda la comisión interna fue expulsada por un joven gerente llamado Héctor Magnetto.

–¿Sus padres eran socialistas?

–Mi mamá no, era católica practicante.
Mi papá era un socialista bastante independiente. Era un gallego inmigrante que se había comprado un colectivo en los años 40, pero una de las cláusulas del pacto Roca-Runciman era que se les entregara a los ingleses la totalidad del monopolio del transporte en la Argentina. Mi padre fue expropiado y decidió encabezar la huelga de colectiveros. Finalmente, tuvo que ir a trabajar como chofer a esa empresa y, cuando le tocó manejar su colectivo, se negó. En ese momento, Alfredo Palacios los apoyó y los comunistas no.

–¿Pensó ser chofer de colectivo?

–No, nunca. Quería ser taxista.
Mi viejo tuvo un Plymouth 38, que tenía los asientos de cuero, el volante nacarado y pescante. Lo que yo más quería era que mi viejo me mandara a lavar el coche. En realidad, siempre me quise dedicar a la actividad política. En ese momento, se pensaba que para dedicarse a eso había que ser abogado. Además, quería ser periodista pero no se estudiaba periodismo. Yo estudiaba periodismo en los boliches de Constitución, donde íbamos a comer pizza o a El Globo a comer puchero.

–¿Conserva alguna característica de su niñez?

–El empecinamiento. Me propongo un objetivo y llego. Algunos decían que era muy diplomático, afortunadamente lo cambié. En el lugar donde funcionaba la comisión interna de Clarín, me decían: “El antigüito, nuestro canciller”.


–¿Por qué “El antigüito”?

–De pibe siempre vestía de traje y chaleco, entonces Juan José Panno me bautizó así.


–Usted dijo que una de sus características es ser perseverante; ¿en qué porcentaje consiguió lo que deseaba a lo largo de su vida?

–No sé si en el plano personal, pero en el profesional hice toda una carrera absolutamente completa de aprendiz, cronista, redactor, jefe de sección, secretario de redacción y jefe de redacción.
En cambio, nunca ejercí como abogado.

–¿Por qué destaca el plano profesional y no el personal?

–No tengo hijos porque las circunstancias de la vida hicieron que no fuera posible, y eso me quedó como algo pendiente.
Tendría que tener nietos y no los tengo. Viví mucho fuera del país. Estuve más de dos años cubriendo la guerra de El Salvador. Fue una historia muy dura porque yo era jefe de la sección de un diario muy importante de México y el corresponsal que había designado murió en medio de los enfrentamientos –yo creo que fue ejecutado–; entonces fui allá y me quedé hasta que el embajador de México me dijo que por orden del canciller debía retirarme.

–¿Cuáles son sus asignaturas pendientes?

–Amo el periodismo. Los momentos más felices de mi vida los pasé en los cierres.


–¿De qué disfruta en soledad?

–Releer de nuevo lo que ya leí, sin leer lo que todavía tengo pendiente.
Tambien me gusta ir a las ferias de San Telmo y parque Centenario a comprar viejas fotografías. Me gustan los escaparates de las ferreterías, pero no sé hacer nada con ninguna de esas herramientas.

–¿Qué le gusta compartir?

–Una caminata. Lo que quiero decir me fluye cuando camino.
Si es en la playa, mejor. Cuando quiero decir algo importante, me paro y obligo a la persona que está conmigo a que se pare.

–¿Es solitario?

–Sí, yo me siento un solitario pero nadie me considera así. Creen que soy muy sociable.


–¿Qué le gustaría hacer si tuviera más tiempo?

–Escribir una autobiografía.
Empecé pero no pasé de la noche de mi nacimiento. Yo nací en el hospital Rivadavia en el 48, en pleno auge del peronismo. Esa noche, mi viejo dejó a mi madre allí con un maletín con pañales. Enseguida le dijeron: “¿Qué está dejando ahí?”. Mi papá les explicó y le respondieron: “¿Usted no sabe que estamos en el gobierno del general Perón y que los únicos privilegiados son los niños? ¡Acá no falta nada, llévese eso!”.
Pero cuando nací no había ningún pañal, así que la primera noche la pasé envuelto en la funda de una almohada. Algunos dicen que yo empecé a militar en un partido gorila por eso. (Risas).

PÚBLICO Y PRIVADO

Tiene 61 años y es secretario de Gabinete y Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete.
En 1988, junto a Alfredo Bravo y otros militantes de la Confederación Socialista, se integró en el Partido Socialista Democrático.
Es abogado. Fue docente en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la UBA. Se desempeñó como periodista en el Unomásuno de México, El Periodista, Radio Municipal y diario Sur, entre otros medios.
Entre 2000 y 2003 fue diputado nacional.

La billetera del caballero

En su billetera tiene la cédula de identidad, una tarjeta de débito y dos de crédito, la credencial de la obra social, el registro de conducir, una constancia de pago de los impuestos, la cédula verde, la credencial del Automóvil Club Argentino y una tarjeta de emergencias médicas.

Gonzalez en su despacho. En la pared Palacios, Alicia Moreau, Juan B Justo y, tambien, una foto donde aparecen Jorge Rivas y Nestor Kirchner.

sábado, 13 de febrero de 2010

OPINION

Los flashes del momento y el liderazgo de la Nación

Cegada por los flashes ocasionales, cierta oposición polìtica abandona la legìtima competencia por el liderazgo de la Nación y se contenta con judicializar y mediatizar la pugna política.

Por Oscar Gonzàlez*

Un reciente documento del Partido de los Trabajadores de Brasil, que celebra los 30 años de su fundación, describe la actual situación política internacional como “de crisis y transición”. Crisis del ideario neoliberal, sin que se haya redefinido aún el pensamiento crítico. Crisis de la hegemonía estadounidense, sin que haya emergido todavía un eje alternativo multilateral basado en bloques regionales y alianzas transversales. Crisis del actual patrón de acumulación capitalista, sin que asome plenamente otra variante sistémica. Finalmente, crisis del modelo conservador y neoliberal en América Latina pero en un marco de transiciòn hacia un esquema superador que avanza entre contradicciones.

En otras palabras, una situación en que el modelo hegemónico se desmorona sin que surja claramente un paradigma sustituto, lo que le da un carácter profundamente inestable a este tránsito, signado tanto por la crisis financiera internacional como por la feroz resistencia conservadora al despliegue de procesos populares en América latina, que el propio documento del PT analiza al dar cuenta como “señales de una contraofensiva de la derecha latinoamericana las bases militares estadounidenses en Colombia, el golpe de Estado en Honduras, la elección de Piñera en Chile y la actitud de los militares estadounidenses frente a la catástrofe de Haiti”.

En este escenario convulso, no hay duda de que el destino de las reformas progresistas en el subcontinente del que es parte la Argentina, está atado a la reconfiguración de las fuerzas políticas y sociales y su capacidad para sostener y profundizar los cambios.

En efecto, tras la crisis de las representaciones tradicionales en nuestros países y el descrédito de la política misma como herramienta transformadora, mucho de lo que resta de los partidos històricos no parece comprender la magnitud de las modificaciones que vive el capitalismo mundial y el lugar que la crisis depara a nuestros países. Así, el debate político encalla en el horizonte de los intereses sectarios y minúsculos, para no hablar de los casos en que la derecha económica captura sectores que fueron sus víctimas en el pasado reciente (Alfonsin) y no tan reciente (Yrigoyen, Perón, Frondizi, Illia).

Así las cosas, el viejo conflicto que plantea la construcción de la democracia, esto es la capacidad de la política para mantener su autonomía en relación a los poderosos intereses de los grupos de poder, se manifiesta hoy en problemas sumamente concretos, como la presente discusión sobre la restricción que se pretende aplicar al gobierno para utilizar dispositivos capaces de favorecer un desarrollo autocentrado, como es el caso de la utilización de las reservas del Banco Central.

Ensimismada en sus pequeña batallas de coyuntura, cegada por los ocasionales flashes del momento, cierta oposición polìtica abandona así la legìtima competencia por el liderazgo de la Nación y se contenta con judicializar y mediatizar la pugna política cotidiana, escatimando su aporte a las políticas públicas de desarrollo productivo e inclusión social que, con aciertos y limitaciones, impulsa un gobierno que llegó para relegar al olvido el viejo modelo de subordinación externa y ajuste interno.

*Ex secretario general del Partido Socialista. Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno nacional
(Télam)

viernes, 12 de febrero de 2010

UNA REFLEXIÓN EN TORNO A LA POLÍTICA Y LOS POLÍTICOS

Política y poder

Por Roberto Follari *

Si los gobernantes quisieran, se acabaría la pobreza”, dicen algunos con un simplismo pasmoso. O creen que “si los gobernantes se pusieran las pilas, en unos meses acabamos con la inseguridad”. Algo más cercano a la magia y la ciencia ficción que a la realidad. En la Argentina post 2001 se convirtió en un lugar común echar la culpa de todo a los políticos, en especial a los que gobiernan. Con tan poco cuidado que no se diferencia un gobierno de otro, o se echa la culpa hoy por lo que hicieron los de ayer (caso de la ahora discutida deuda externa).

Por supuesto que la política maneja una porción del poder. Pero sólo una porción, a menudo bastante menor. Las ciencias sociales dejan en claro que, por ejemplo, para acabar con la pobreza, hay que enfrentar a múltiples poderes económicos, mediáticos y geopolíticos existentes. Y que éstos reaccionan con virulencia: véase, si no, cómo las derechas atacan a gobiernos como los de Evo Morales o Rafael Correa. Los gobiernos que no son atacados, que guardan “buenas maneras”, como en Chile, es porque han estado atados a políticas de mercado, en excelente relación con los grandes capitales.

Es cierto que hay políticos corruptos, y que hay políticas que –a veces– no quieren cambiar nada. Por algo se llegó al 2001 en Argentina: la población se hartó de corrupción e ineficacia, desde Menem a De la Rúa. Pero cuando se quiere cambiar algo desde la política, aparece el conflicto con los otros poderes establecidos, que quieren que todo siga como está, y tienen fuertes resortes para presionar a los gobiernos.

“Son poderes no asumidos por vía democrática, que no provienen de elecciones ciudadanas; poderes que no están a la vista de la población y –por ello– pocos critican. Y poderes que no se van cada cuatro o seis años: están siempre. Por ejemplo, monopolios empresariales a nivel regional o nacional, que operan hace décadas y a menudo promueven “golpes de mercado”, como aquel que volteó a Raúl Alfonsín. O los grandes propietarios rurales de la Argentina, que en su momento (1973, ley de renta potencial de la tierra) hicieron retroceder al mismo Perón en la cúspide de su gobierno.

Y está el peso de los grandes medios, en especial la TV, que sataniza o bendice según su decisión, con la ventaja de hacer creer que lo suyo es siempre verdadero (“usted lo está viendo”). Está el poder de la Iglesia, en los casos en que interviene sobre temas que son del campo de decisión civil y político (lo cual debe diferenciarse de la legitimidad de las creencias religiosas de cada ciudadano). Está el poder militar, afortunadamente subordinado al civil en los últimos tiempos. Está el poder geopolítico de las grandes potencias, especialmente Estados Unidos, que interviene desde sus embajadas, sus planes de supuesta asistencia y sus monopolios económicos. Está el poder de los organismos multilaterales de crédito (FMI, Banco Mundial), esos que rigieron las políticas argentinas por largos períodos, particularmente antes de la crisis de 2001.

Todos esos espacios operan poder propio. Cuando los gobiernos sirven a sus intereses, reina la armonía con ellos. Entonces, según la versión de “los de arriba”, hay paz y consenso. En cambio, cuando algún gobierno toca esos intereses privilegiados para imponer políticas solidarias, ellos atacan e instalan una condición política de inestabilidad y zozobra. Y lo hacen desde su lugar de pretendida neutralidad y no-política.

Ojalá superemos entonces esas ingenuidades que hacen creer que los únicos que tienen intereses en la sociedad son los políticos. Los mejores políticos son los que se enfrentan a esos poderes cerrados, permanentes y ocultos; por supuesto que terminan siendo los políticos más atacados desde esos poderes y –por ello– los que son vistos como supuestamente “conflictivos”.

No todos los políticos pueden ser reivindicados, pero reivindiquemos la política como el espacio de agregación de la voluntad colectiva para domesticar a los poderes fácticos, esos que nadie elige y que nos arman la vida. Es desde la política que podemos encarnar proyectos sociales que no estén al servicio de los poderes establecidos. Si, en cambio, tiramos la política por la ventana, seremos gobernados silenciosamente por el espacio de la economía, la televisión y la geoestrategia imperial. Es decir, nos gobernarán unos pocos, y al servicio de unos pocos.

Doctor en Filosofía, profesor de la Universidad Nacional de Cuyo. (Página 12)

jueves, 11 de febrero de 2010

LULA CON MANO FIRME

Destituyeron al militar que se opuso a la Comisión de la Verdad en Brasil

El presidente brasileño destituyó de su cargo a un general que atacó la creación de una comisión gubernamental para investigar los crímenes cometidos por la dictadura que gobernó Brasil entre 1964 y 1985

La orden de Luiz Inácio Lula da Silva fue publicada hoy en el Diario Oficial da Uniao y establece la destitución del general Maynard Marques de Santa Rosa de su cargo de jefe del departamento de personal del comando del ejército.

El mandatario acogió así el pedido formulado la víspera por el ministro de Defensa, Nelson Jobim, quien solicitó la separación de Santa Rosa por difundir violentas críticas a una comisión oficial para investigar abusos del régimen castrense.

Santa Rosa continuará como militar activo y mantendría su rango de general de cuatro estrellas, el más alto en la escala del ejército brasileño.

El militar dijo en una nota difundida esta semana por internet y publicada el miércoles por medios de prensa, que la comisión estaría conformada por fanáticos y que sería una "comisión de la calumnia''.

Aseguró que la comisión de la verdad estaría integrada por "los mismos fanáticos que, en el pasado reciente, adoptaron el terrorismo, el secuestro de inocentes y asalto a bancos como medio de combate al régimen para alcanzar el poder'', y los comparó con los inquisidores españoles del siglo XV.

Su comentario aludió a los ex guerrilleros que combatieron a la dictadura militar, algunos de los cuales integran el más alto escalafón del gobierno de Lula.

A diferencia de países como Argentina, Chile y Uruguay, en Brasil no se han abierto procesos judiciales contra los militares responsables de abusos de derechos humanos durante la dictadura.

La creación de la comisión de la verdad fue propuesta como parte del Tercer Plan Nacional de Derechos Humanos, lanzado en diciembre, que generó controversia entre los militares.

El malestar en las fuerzas armadas fue aplacado cuando el presidente amplió el foco de la comisión para que abarcara también crímenes cometidos por grupos insurgentes que operaron durante el período militar. (Telam)

martes, 9 de febrero de 2010

Las reservas internacionales y la furia opositora

Escribe Carlos Ábalo*

Sobre la actual discusión sobre el Fondo del Bicentenario para garantizar el pago de la deuda, que involucra la de la ilegitimidad de una parte de ella y la de la independencia del Banco Central.

Desde los años setenta en la Argentina y en el mundo predominaron las operaciones financieras sobre la producción porque las grandes ganancias y la rapidez para acumular se potencian con las finanzas. La presente gran crisis mundial toma la forma de grandes burbujas porque la acumulación financiera con menor acumulación productiva se vuelve en gran parte ficticia cuando el capital se desinfla de su excedente artificial. Gracias al poder del establishment financiero, en los países desarrollados el Estado rescató el capital privado devaluado a costa de la sociedad, que es la que produce la riqueza.

La crisis es inherente al capitalismo porque la acumulación en el polo más rico genera pobreza en el otro extremo, efecto potenciado por la especulación financiera. Para que la oligarquía financiera y sus socios acumulen en gran escala es preciso que los banqueros impongan sus normas y que los bancos centrales sean independientes. La relativa autonomía de un banco central no puede ser confundida con una pretendida independencia, porque las divisas que reúne y sostienen el sistema monetario y financiero provienen de la actividad productiva de la Nación y su utilización depende de los poderes que gobiernan el Estado, no del Banco Central, cuyas autoridades no son elegidas por sufragio.

El argumento de la independencia cobró relevancia en los años setenta. Hasta entonces había un límite monetario para la expansión financiera. Cuando Estados Unidos liquidó la convertibilidad del dólar con el oro, los bancos pudieron crear dólares contables fuera de Estados Unidos (los eurodólares) y la emisión financiera se independizó de los estados nacionales. En la línea de una mayor autonomía financiera, profundizando las bases establecidas por la Ley de Entidades Financieras de la dictadura militar, Menem modificó en 1992 la Carta Orgánica del Banco Central acentuando su independencia. La ley de 1976 había servido para multiplicar la deuda externa. La dictadura fue derrotada y dejó al país en ruinas, pero el mercado extorsionó al gobierno de Alfonsín, que tuvo que aceptar la porción ilegítima de la deuda.

En sentido inverso a la independencia del Banco Central, la crisis financiera global cuestiona la acumulación financiera y reclama regulaciones, porque el manejo por el mercado de los tipos de cambio y de la valorización de los activos y la calificación arbitraria de países y empresas facilitan la especulación. Con la crisis global y los rescates, igual que con el fin de la convertibilidad, el corralito, la aceptación de la deuda ilegítima y la fuga de las divisas hacia acreedores seleccionados (con responsables entre algunos de los opositores más notorios), la acumulación financiera desplumó a la sociedad sin que los que ahora se escandalizan abrieran la boca.

Pese a que el establishment internacional dominante es el financiero, el sistema está mutando porque las finanzas pierden terreno frente al desarrollo productivo asiático, que genera una expansión capitalista con nuevos círculos dominantes. El establishment argentino tiene poco que ver con el desarrollo productivo en ciernes y el Fondo del Bicentenario va en una línea de desendeudamiento poco afín a los intereses financieros de largo plazo.

La furia de la oposición para desvalorizar el Fondo del Bicentenario y defender la independencia del Banco Central muestra su inclinación por el poder financiero, en el primer caso porque en vez de pagar con divisas preferiría adquirir nueva deuda, y siempre por su recelo respecto de la inversión pública y el crecimiento. De 2003 a 2008 pronosticó un desastre tras otro pero la expansión fue récord y aunque asegura inquietarse porque en 2009 disminuyó el excedente fiscal, se debe recordar que el país tuvo déficit fiscales sistemáticos. Hay que convenir que la mayor parte de la oposición representa al establishment responsable de la falta de crecimiento nacional, socio menor de las finanzas mundiales y enemigo de las políticas K limitadoras de la renta financiera y de la renta agraria, que en gran parte se recicla como renta financiera y se ve afectada por las retenciones. La especialización agraria argentina es una suerte para el país, pero se convierte en su desgracia si se vuelve excluyente y obstruye la industrialización. Por su parte, la opinión pública parece haberse olvidado de la funesta patria financiera y de las mentiras con que los grandes medios cubrían las espaldas de la dictadura y las operaciones con la deuda externa.

La expansión asiática y emergente favorece el desarrollo productivo y lo volverá a potenciar. El desafío de la Argentina es correr esa carrera. La ofensiva opositora se apoya en que el gobierno no siempre elige el mejor camino para poner en marcha sus iniciativas. Las retenciones debieron ser incluidas en una estrategia agraria como la que empieza a delinearse, dentro de un plan nacional ofrecido a la discusión, como la que había que llevar a cabo para presentar el Fondo del Bicentenario, pero, aunque las formas son importantes, no pueden ser una excusa para silenciar el positivo alcance de los contenidos.

*Economista.

(Pagina 12)

lunes, 8 de febrero de 2010

AQUI ESTA LA FAMOSA LISTA DE REDRADO

La amenaza del removido titular del Banco Central de dar a conocer una lista de compradores de dolares de "amigos del poder" se desmoronó: Aqui esta la lista de los personajes y empresas que compraron divisas y que, lejos de invertirlas en el pais, las fugaron al exterior.

Los registros del Banco Central sobre las personas y las empresas que compraron dólares.

Por Daniel Cecchini/Miradas al Sur


A mediados del mes pasado, cuando todavía creía tener amigos que lo apoyarían hasta el final en su intento de resistir su destitución como presidente del Banco Central, Martín Redrado buscó la complicidad periodística del diario Clarín para amenazar al Gobierno. “Tengo las listas específicas de los amigos del poder que compraron dólares”, disparó desde las páginas del matutino que dirige Ernestina Herrera de Noble. El desplazado Golden Boy se refería, así, a una tendenciosa selección de algunos nombres entre los miles de particulares y empresas que figuran en el registro de compradores de divisas norteamericanas cuyas operaciones quedan asentadas en el Central. La continuación de esa historia es conocida: Redrado debió irse y nunca dio a conocer la famosa lista, aunque fue filtrada a la prensa.

En las páginas que siguen, Miradas al Sur publica –sin ninguna selección previa– la nómina completa de las personas físicas y jurídicas que compraron dólares (desde un mínimo de 10.000 pesos al máximo de 2.000.000 de pesos mensuales, que es el tope que establece la ley) durante 2008 y 2009, así como los montos en pesos involucrados en cada una de esas operaciones. Se trata, en rigor, de dos listados: el primero, con más de 3.000 nombres, identifica a quienes adquirieron divisas norteamericanas para sacarlas del país con diversos fines; el segundo, de alrededor de 600, incluye a quienes dejaron los dólares en el país.

Entre los protagonistas de esas operaciones se encuentran poderosos grupos empresarios, dirigentes políticos de todo pelaje, particulares de apellidos mediáticos, animadores y empresarios televisivos y, paradójicamente, el monopolio que hizo punta en la publicación de la amenaza de Redrado y que, todavía, continúa batiendo el parche de “las compras de los amigos del poder” en sus medios gráficos, radiales y televisivos. El Grupo Clarín –a través de diversas personas físicas y jurídicas– utilizó durante los dos últimos años más de 500 millones de pesos para adquirir dólares, la mayor parte de los cuales están hoy en el exterior.

Los compradores. Mauricio Macri y Francisco de Narváez son los nombres que más suenan entre los personajes del mundo de la política incluidos en el listado, pero también se puede encontrar al ex senador cordobés Roberto Urquía, a los economistas Carlos Melconian y Eduardo Levy Yelati, a José Alfredo Mc Loughlin (ex secretario de Finanzas de Roberto Lavagna), a Nicolás Caputo (asesor de Macri), al ex ministro de Economía menemista Néstor Rapanelli.

Entre las personas físicas y jurídicas ligadas a Clarín que hicieron millonarias operaciones de cambio de divisas se encuentran el propio Grupo, que cambió 105.910.600 pesos durante 2008 y 2009; José Antonio Aranda (accionista), con 65.315.375 pesos; Lucio Rafael Pagliaro (integrante del directorio y director general de Artear), con 45.127.840 pesos; Cablevisión, con 115.557.860 pesos; Multicanal, con 107.272.990 pesos; Artear, con 58.334.345 pesos; el gerente general de Clarín, Héctor Mario Aranda, con 1.417.734; Pemsa, con 6.770.000; Prima SA, con 15.942.925 pesos y Tinta Fresca Ediciones, con 778.950.

También se registran compras de divisas por parte de La Nación S.A. y Editorial Amfin (editora del diario Ámbito Financiero).

Otras personas vinculadas con los medios que hicieron compras de dólares durante el mismo período fueron el periodista Nelson Castro, el conductor y empresario Marcelo Tinelli, Mario Pergolini, Ari Paluch, Martín Köheler (Endemol, productora de Gran Hermano) y Ricardo Kirschbaum (editor general de Clarín).

Entre las empresas, a la cabeza de la lista se encuentra LDC Argentina, con casi mil millones de pesos. La siguen Molinos Río de La Plata, Merril Lynch Argentina, Autopistas del Sol, Galeno Internacional, Laboratorios Abbot, Johnson y Johnson Argentina, Swiss Medical, Esso, Kraft, Quickfood, Metrogas, Sprayette, Bayer, Codere (empresa que maneja los bingos en la provincia de Buenos Aires), Cargill, Siemmens, Camussi, Iecsa y Edesur, entre otras.

La lista incluye a empresarios como Gilberto Montagna (ex Terrabusi y ahora criador de caballos), Jorge Blanco Villegas, Santiago Soldati, Isaac Kiperszmid, Luis Pérez Companc; Carlos Pedro, Santiago, Ignacio, Luis María y César Alberto Blaquier; Luis Pulenta (Porsche), Fulvio y Alfredo Pagani (Arcor), Juan Carlos Bagó, Benito Roggio, Sergio Oppel (La Anónima), Andrés Meta (Banco Industrial), Néstor Ick (dueño de multimedios y de los bancos de Santiago del Estero y La Rioja), Leonardo Anidjar (Banco del Sur), Alfredo Román (anotado para la compra de Telecom) y el rey de la soja, Gustavo Grobocopatel.

Otros nombres conocidos son el vicepresidente de la Daia, Ángel Schindel, Alejandro Gravier (marido y manager de Valeria Massa), el empresario futbolístico Gustavo Mascardi y el goleador histórico de Boca, Martín Palermo.

Leyes. Todas las operaciones que figuran en el listado son, a primera vista, legítimas por el sólo hecho de haber sido registradas por el Banco Central. Difícil, en cambio, es saber si en algunos casos el origen de los fondos aplicados a la adquisición de las divisas pudiera ser consecuencia de maniobras de evasión o elusión fiscal. Una posibilidad que escapa por alcance y complejidad a las herramientas periodísticas.

La historia argentina del último medio siglo abre las puertas a desconfianzas múltiples.

El tipo de cambio y la fuga de divisas –esta última estrechamente ligada a la evasión y/o elusión impositiva– son temas que han marcado a fuego durante décadas la vida de los argentinos. Constituidos en temas centrales del debate nacional desde la reforma financiera de José Alfredo Martínez de Hoz, la cuestión se convirtió en un factor central de la lógica de acumulación para lo más concentrado del capital local. Un debate que cobró una dimensión directamente proporcional al vertiginoso endeudamiento externo que registró el país desde fines de los años setenta.

Aunque en un sentido estricto no existe en el país lo que se conoce como “control de cambios”, el Poder Ejecutivo ha impulsado una política que puso límites a la adquisición de divisas. Además, incrementó los controles mediante el accionar coordinado del Banco Central, la Comisión Nacional de Valores y la Administración Federal de Ingresos Públicos. El objetivo: detener el drenaje y redoblar el control fiscal para detectar a personas físicas y/o jurídicas que realicen operaciones inconsistentes entre el monto de dólares adquiridos y la situación fiscal que declaran.

Las medidas adoptadas por los organismos involucrados se inscriben en el Régimen Penal Tributario, una normativa que faculta al Poder Ejecutivo a definir las conductas cambiarias prohibidas; es decir: contrarias al punto de vista de los objetivos de la política económica. Una razón que explica con claridad que la norma haya caído en el olvido durante los años noventa, cuando rigió en el país una apertura irrestricta para el ingreso y egreso de capitales.

Lejos de ser restrictivas, las regulaciones vigentes admiten que las personas físicas y jurídicas compren divisas en el mercado único de cambios (hasta un límite de dos millones de dólares mensuales) para atesorarlas en el país o, incluso, adquirir propiedades en el exterior, otorgar préstamos a no residentes y realizar inversiones directas. También habilitan, por ejemplo, el egreso de divisas para el pago de servicios –como fletes, seguros, etc.– y la importación de bienes, además del pago de utilidades y dividendos. En síntesis, un marco legal que no afecta los derechos individuales ni el normal desenvolvimiento de la economía y que protege los intereses colectivos.

Trampas. Un repaso de las últimas décadas de la economía argentina muestra, sin embargo, que la remisión de dólares al exterior significa, la mayoría de las veces, una expatriación de ahorro interno, es decir, de partes de la renta social monetizada en dólar que no vuelve al circuito económico local. En muchos casos se ha tratado lisa y llanamente de fuga de capitales.
Aún dentro del marco legal de la compra en blanco de moneda extranjera, la fuga de capitales es una empresa que cuenta con múltiples estrategias. Por ejemplo:

• Sobrefacturando importaciones y subfacturando exportaciones. Un caso: se pueden comprar legalmente dólares para pagar facturas infladas de compras en el exterior.

• Se pueden inventar cancelaciones de deudas o capitalizaciones. Éste fue el camino que privilegiaron los grupos económicos que, gracias a las privatizaciones menemistas, se hicieron de las empresas del Estado en los ’90. De esa manera, las empresas privatizadas de servicios públicos giraron al exterior –en promedio, durante esa década– 80 centavos de cada dólar ganado en la Argentina.

• Instrumentando el pago de falsas prestaciones de servicios a empresas en el exterior que son generalmente propiedad de los mismos grupos económicos que dominan a las que pagan esos servicios. Éste fue otro de los caminos para la fuga de capitales utilizado por las privatizadas de servicios públicos durante los ’90.

• Mediante la creación de fideicomisos en el exterior.

• Las capitalizaciones son otra forma de inventar deuda. Se producen cuando alguien tiene acciones de una sociedad anónima propia pero que está a nombre de terceros y amplía capital. Para preservar la participación se compran acciones, acto que origina automáticamente la salida de los dólares.


Los lectores de Miradas al Sur pueden repasar las listas de las próximas páginas, imaginar destinos y sacar algunas conclusiones.


Colaboraron: G. Bencivengo y J. Mancinelli
(
Miradas al Sur)

HOMENAJE A NÉSTOR KIRCHNER

Jorge Rivas, entrevistado por Ernesto Tenembaum

ELLOS TIENEN UN PLAN, ¡Y QUÉ PLAN!

La Marcha de la Oposición - Ignacio Copani

TN - Asunción de Jorge Rivas como diputado

AMÉRICA 24 - Rivas jura como diputado

C5N - Rivas jura como diputado

TELENOCHE - Informe sobre la recuperción de Jorge Rivas

Jorge Rivas - Documental sobre su rehabilitación - Gentileza de HadaSoft

OSCAR GONZÁLEZ EN LA CUMBRE DE LÍDERES PROGRESISTAS JUNTO A CFK- Canal 7

OSCAR GONZÁLEZ OPINA SOBRE LA CRISIS ECONÓMICA INTERNACIONAL - Telesur 12/08

EL SOCIALISTA OSCAR GONZÁLEZ OPINA SOBRE LA REESTATIZACIÓN DE LAS JUBILACIONES

Canal 13 - Gustavo Silvestre califica de "vergüenza" el intervencionismo de Giustiniani