lunes, 31 de marzo de 2008

UNA PROPUESTA PARA PENSAR

Cómo se puede destrabar el conflicto con el campo
Las retenciones móviles -aptas para un escenario internacional preocupante- deben sufrir algunas modificaciones para vincular los problemas coyunturales con estrategias de largo plazo
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Por: Osvaldo Barsky/Clarin
La rentabilidad de los productores agrarios está determinada por la diferencia entre sus ingresos y sus costos. En los productos que determinan lo esencial de las exportaciones agropecuarias argentinas (soja, maíz, trigo, girasol y carne vacuna) los ingresos dependen de la combinación del nivel de los precios internacionales, el tipo de cambio y las retenciones que es el impuesto a estas exportaciones.En las últimas décadas distintas combinaciones de estos elementos determinaron situaciones diferentes para los productores. Los períodos más negativos se produjeron en gobiernos de orientaciones políticas casi antagónicas por el atraso cambiario ("tablita" de Martínez de Hoz y "uno a uno" de Cavallo) o precios internacionales muy bajos y altas retenciones (Cámpora y Alfonsín). Desde la devaluación del año 2002 se inicia un período de precios internacionales excepcionalmente altos y de un tipo de cambio muy favorable para la exportación, lo que genera excedentes de gran magnitud, dado que las retenciones agropecuarias vigentes en estos años, aunque importantes en su monto total, fueron siempre detrás de la suba de precios. Esta combinación explica las altas rentabilidades que han permitido capitalizar fuertemente al sector agropecuario que ha respondido con una gran expansión productiva y con la aceleración de los cambios tecnológicos que se iniciaron desde la década de 1960. Al mismo tiempo, el aporte de estos recursos fiscales contribuye a mantener un esquema económico de tipo de cambio alto, superávit fiscal y crecientes reservas, clave para sostener un crecimiento elevado durante ya más de 5 años.La nueva suba de precios internacionales determinó el aumento de las retenciones en octubre del 2007 y en marzo de este año. Hasta aquí no se generaron conflictos severos porque el continuo aumento de los precios licuó rápidamente estas deducciones. Sin embargo, la nueva propuesta de retenciones móviles, que acompañan en sentido ascendente y descendente el precio de los productos, provocó un rechazo masivo.Las causas de ello deben ser buscadas en algo más profundo que en la afectación de rentabilidades (porque de todos modos los ingresos actuales son superiores a los existentes en octubre del año pasado), a errores técnicos en la confección del nuevo esquema de retenciones o a la insuficiente capacidad de comunicación gubernamental. Es evidente que la extracción de recursos mediante este mecanismo fiscal es visualizada como una transferencia creciente hacia el Gobierno central, sin quedar clara la aplicación de los mismos. Ello genera una contradicción interior/Gobierno central que supera al tradicional enfrentamiento ciudad/campo. Los intendentes de los pueblos y ciudades del interior que tienen serias dificultades en afrontar la recuperación de los caminos y rutas vecinales y locales son la expresión de un malestar que abarca no sólo a los productores y sus familias sino también a los comerciantes, proveedores de servicios y a los pequeños tenedores de tierras que arriendan sus campos y viven en los pueblos.Más allá de una perspectiva de corto plazo, los productores rurales tendrían que saber que los escenarios sobre el precio de los productos agropecuarios muestran como muy posible una caída significativa a futuro, dada la inevitable recesión internacional iniciada en Estados Unidos y el aumento creciente de la oferta de soja que se desarrolla en los países del este europeo y en América latina por los altos niveles de precios alcanzados. Es por eso importante la idea de movilidad de las retenciones (hacia arriba y hacia abajo) combinadas con alteraciones del tipo de cambio que garanticen precios adecuados para el agro, evitando las crisis producidas por esquemas de instrumentos rígidos, ya sean retenciones, tipos de cambio fijos y atrasados o similares. Es relevante atemperar las variaciones del mercado internacional y usar este mecanismo para los bienes como el trigo y el maíz que impactan fuertemente en el nivel de precios internos.Por eso destrabar el actual conflicto implica comenzar a abordar la problemática rural vinculando estrategias de largo plazo con los problemas que impone la coyuntura. Por ello el diálogo iniciado con las organizaciones agrarias debería incluir los siguientes puntos:Modificación de las retenciones móviles establecidas eliminando las mismas en el tramo inferior de la escala y poniendo límites a la progresividad en las escalas superiores.Destinar un porcentaje de las retenciones a la coparticipación con las provincias e intendencias con destino exclusivo para obras de infraestructura que mejoren caminos vecinales, acueductos, y otras obras definidas localmente como prioritarias. También destinar recursos para la terminación de obras emblemáticas para la infraestructura de cargas como la autopista Rosario-Córdoba y la mejora del transporte ferroviario de cargas.Destinar recursos específicos para pequeños productores a través de los programas agropecuarios que dispone la Secretaría de Agricultura.Bajar los costos del transporte de las regiones más alejadas de los puertos de exportación con subsidios al mismo de acuerdo a las distancias existentes, de modo de reparar los desequilibrios que afectan a las mismas.Destinar recursos estatales para bajar los precios de los fertilizantes, particularmente los del fósforo en el caso de la soja para incentivar su utilización y afrontar el deterioro de suelos provocados por este cultivo.Superado el conflicto, es imprescindible encarar el debate de propuestas de fondo que mejoren toda la calidad institucional del estudio y elaboración de las políticas agrarias, lo que incluye sumar a todos los actores: productores agrarios, Estado, consumidores urbanos, universidades, organismos científicos y tecnológicos, a través de una Ley Agraria que fije las políticas a partir de adecuados diagnósticos. De ahí la necesaria participación del Parlamento que canalice una problemática que no puede seguir siendo abordada con políticas parciales y coyunturales.

domingo, 30 de marzo de 2008

OTRA VISION SOBRE EL LOCAUT AGRARIO

Un texto para el debate
Lo que está detrás del paro agrario argentino
Por Guillermo Almeyra /I
(Publicado por La Jornada)
Argentina es un país altamente urbanizado, pero que depende esencialmente de la exportación de materias primas rurales. De ahí la posibilidad, para quienes controlan el mercado de carne, de soya y de cereales, de amenazar con hambrear a las ciudades y paralizar las exportaciones, chantajeando política y económicamente al gobierno nacional y anulando, de hecho, por la fuerza, tanto la voluntad popular, expresada deformadamente en los resultados electorales, como los planes y políticas nacionales de las autoridades. El llamado paro rural –en realidad, el lock-out de los empresarios del campo– es una expresión cruda de la lucha por el poder entre dos fracciones capitalistas, como lo indica el apoyo de las cámaras de industriales al gobierno en su enfrentamiento con la oligarquía ganadera-sojera-exportadora organizada en la Sociedad Rural (entidad que promovió y respaldó todas las dictaduras en el país) y las otras organizaciones del campo que, a pesar de sus diferencias hasta de clase con ésta, la respaldan en este enfrentamiento con el gobierno.Recapitulemos: casi 80 por ciento de la tierra agrícola argentina está sembrado hoy con soja, que en la última cosecha rindió más de 48 millones de toneladas, que se cotizan hoy en 151 dólares la tonelada (en los dos últimos días subió cuatro dólares) para la primera semana de abril. Haga las cuentas y tenga en consideración que casi 60 por ciento de ese mercado está en manos de los grandes soyeros (en realidad, de cuatro trasnacionales, dos de ellas argentinas). La soya, que se paga mucho más que otras commodities, “se come” por consiguiente la producción de cereales para alimentos y el pan sube, por lo tanto; y “se come” la ganadería, con lo cual escasea la carne, que sube de precio. Además, el monopolio soyero fija altos precios para el aceite y otros subproductos y ese monocultivo expulsa decenas de miles de familias campesinas. Los expertos agregan que la soya destruirá los suelos argentinos en 15 años. Pero ese promedio quiere decir que las excelentes tierras pampeanas durarán más y en cambio los suelos frágiles de las provincias marginales desaparecerán antes: la sojización equivale en efecto a la desertificación, al desmonte, a la contaminación de las aguas y de la tierra, a la desaparición de bacterias y especies animales útiles, y la fumigación aérea envenena ya a los campesinos y los pueblos cercanos, mientras los demás productos del campo sufren el impacto de esta competencia.La política del gobierno, por su parte, consiste en estimular la industria y en sostener el empleo (construcción, servicios, desarrollo industrial) sobre la base de bajos salarios reales (para permitir grandes ganancias a los empresarios e inversionistas) y de un dólar caro, para abaratar las exportaciones argentinas, incluso industriales, y frenar las importaciones. Ojo: los soyeros y otros grandes sectores rurales también invierten en la construcción, en el boom inmobiliario y en la industria y ganan enormemente gracias a la política monetaria que les permite exportar. No se pueden quejar pero disputan el poder al sector que privilegia a la industria y que debe subsidiar el consumo de alimento y los servicios (sobre todo, el transporte) de los sectores más pobres (casi todos urbanos) de la población nacional para mantener bajos los salarios reales y que, por lo tanto, cobra impuestos a los más ricos (la llamada “retención” de una parte de las ganancias logradas por los sojeros es en realidad un impuesto). Dichos impuestos, en Europa, llegan a 40 por ciento del producto interno bruto y en Argentina están muy por debajo de esa cifra. Además, la tasa de ganancia europea, en las finanzas, es 5 por ciento, y en la industria, 10 por ciento, mientras que en Argentina la misma se quintuplica, de modo que quienes, como el diario La Nación, hablan de “confiscación” o “expropiación” son demagogos sin escrúpulos. El gobierno no sólo respeta la propiedad capitalista sino que la defiende y mantiene al aceptar sin crítica alguna el actual modelo y al no intentar siquiera aplicarles a los exportadores un régimen similar al implantado en el primer gobierno de Perón (1946-1952) mediante el Instituto Argentino Promotor del Intercambio (IAPI), que monopolizaba el comercio exterior de productos agrarios y, con la diferencia entre los precios internacionales y los internos, hacía escuelas, obras públicas, promovía el desarrollo en las provincias y la industrialización.El gobierno acepta de buen grado que cuatro empresas trasnacionales se queden hoy con ese enorme excedente y se limita a tratar de ponerles un impuesto moderado sin intervenir en el campo, ni siquiera como los hacían los gobiernos conservadores hace 70 años, creando juntas reguladoras. Para él, el libre mercado es sagrado y el interlocutor no son los trabajadores sino la Unión Industrial, no son los trigueros sino los grandes harineros, no son los campesinos sino las organizaciones de la patronal rural, no son los consumidores sino los supermercados. No hay pues conflicto entre clases opuestas sino un conflicto intercapitalista en el que los rurales tienen en rehenes a los pobladores urbanos al fabricar una gran carestía de alimentos y un aumento de precios de los mismos para arrojar a los sectores urbanos empobrecidos contra el gobierno. El hecho de que las cuatro trasnacionales que controlan el mercado sojero y la Sociedad Rural hayan podido arrastrar en su lock-out a los pequeños y medianos empresarios agrarios (no así a los campesinos) y la utilización política del conflicto por la derecha y por los medios, debe ser analizado aparte.

PREOCUPANTE: "LA POLITICA SANTAFESINA SE CORRIO A LA DERECHA"

Lo dijo el diputado provincial Brignone, del Frente Progresista que criticó a Binner por su documento de apoyo a la protesta de los chacareros por las retenciones.
Por Juan Carlos Tizziani/Rosario 12/Desde Santa Fe
"Lo más preocupante es que el sistema político santafesino se haya corrido hacia posiciones de derecha", dijo ayer a Rosario/12 el diputado Marcelo Brignoni, que llegó al Frente Progresista por el partido del intendente de Morón, Martín Sabatella. La crítica tiene su blanco: La decisión de Hermes Binner de apoyar el lock out del campo con un documento de tres puntos que propuso una mesa de diálogo, pidió la suspensión del último aumento de las retenciones, pero no dijo nada sobre los piquetes y cortes de rutas. El gobernador definió el texto sobre la marcha, el miércoles pasado en la Casa Gris, donde se reunió con más de 150 intendentes, presidentes comunales y legisladores y hasta recibió un llamado de adhesión de Carlos Reutemann. Al día siguiente, logró el aval del Senado de la provincia -con algunos retoques-, en el debut del acuerdo político socialista?reutemista, impensado hace una semana. Pero no pudo repetir en Diputados, donde tropezó con una geografía política más compleja: la oposición del bloque del Frente para la Victoria y la disidencia de Brignoni en la propia bancada del Frente Progresista que ya comenzó a crujir por lo que el legislador definió como un desliz "hacia posiciones de derecha".
-¿Cómo queda su situación en el Frente Progresista? -se le preguntó.
-Nosotros estamos comprometidos con un programa y con una idea. Pertenecemos al Frente Progresista del mismo modo que pertenecen otras agrupaciones políticas. Apoyamos la potestad constitucional (del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner) de fijar tributos y respaldamos las retenciones como mecanismo de redistribución del ingreso. Esta posición no es minoritaria en relación a los legisladores del Frente Progresista, pero es una posición que adoptamos a nivel nacional y creemos que es la correcta en esta etapa que atraviesa la Argentina ?contestó Brignoni.
-¿Esta disidencia puede terminar en la fractura del bloque?
-No tenemos ninguna intención de polemizar sobre otros temas, pero sí, obviamente, sobre este tema (de las retenciones) que para nosotros es muy importante. Y en el debate acerca de la redistribución de la riqueza que se da en la Argentina está claro que tenemos posiciones diferentes, del mismo modo que hubo posiciones diferentes en el interior de todos los partidos políticos.
-Es curioso verlo a Binner y a Reutemann juntos.
-No deja de ser sorprendente. A mi criterio, no me parece que sea una idea política deseable ni mucho menos.
-¿Cree que esto abre las puertas para algún acuerdo político entre Binner y Reutemann, en 2011?
-No, no me atrevería a decirlo. El Frente Progresista se construyó como una alternativa a lo que fue el gobierno menemista de Reutemann. No me parece que la gente y los votantes del Frente Progresista tengan alguna expectativa de jugar con Reutemann en 2011. Sí me parece que hubo un acto de buena voluntad del gobernador Binner para encontrar ámbitos que aporten a la solución del tema nacional. Pero también me parece un error del bloque de legisladores del Frente Progresista no haber tenido una posición clara sobre las atribuciones constitucionales del gobierno nacional para fijar tributos y que no hayamos podido sacar una posición conjunta, cuando de hecho existía una voluntad que se resumía en nuestra opinión en dos puntos: un respaldo a la convocatoria al diálogo hecho por la presidenta de los argentinos y un pedido para que se levanten los cortes de rutas que desabastecieron de alimentos a los sectores más humildes de las grandes ciudades -planteó.
En el debate del jueves, en Diputados -que al final terminó sin un apoyo al documento de Binner como pretendían algunos legisladores frentistas- Brignoni denunció el lock out agropecuario y hasta lo comparó con aquel que "terminó siendo funcional a la gestación del golpe de estado" de 1976. "Resulta paradójico observar -dijo Brignoni- cómo los mismos que pedían la intervención del Estado y la fuerza pública para evitar lo que consideraban una anarquía social, previniendo la venganza privada y garantizando la libre circulación por las rutas, hoy nos señalen que los cortes de rutas impulsados por la Sociedad Rural son un llamado de la Patria".
"Es extraño observar también que para muchos de estos señores, el pueblo argentino se divide entre la 'gente': que casi siempre es blanca, que casi siempre es rubia, que casi siempre es rica y que casi nunca es peronista y 'los del gobierno': Esa masa de desheredados y desdentados que se quedaron sin empleo, sus hijos sin escuelas y su familia sin obra social, no tienen opinión propia de las cosas y son arriados como ganado por el 'populismo demagógico' encarnado por el Gobierno nacional".

sábado, 29 de marzo de 2008

CASI GOLPE

Desde Salta, por Marcelo O´connor.

_ “¡María! – llamó la señora – ¡alcanzame la tapa de la Essen y un cucharón que hay que ir a manifestar a ver si la echamos a la zurda de mierda esa! Si no fueras que tenés que planchar, te diría que vengas conmigo, porque vos sos del campo y hoy somos todos del campo”.
María, que tiene su familia expulsada del campo, viviendo en un asentamiento de una ciudad del interior, le alcanzó lo que pedía su patrona diciendo: “_Sí señora. Gracias, señora”. Es que ella estaba mejor que su lejana familia: ¡es sirvienta en Buenos Aires! No entendió bien qué era lo que pasaba (la señora tampoco), pero oscuramente intuyó que la señora y ella no eran lo mismo. No solo por el color de piel o los vestidos. Personas las dos, sí, pero distintas. No supo explicárselo bien, pero sintió que, aún juntas, sus mundos eran diferentes. Y se quedó, plancha en mano, viendo como su señora, con el rostro exaltado de indignación patriótica, tomaba el ascensor para ir a juntarse con sus iguales del barrio.
El lock out (no paro, no huelga), cuando se juntó con los cacerolazos de la clase media alta, el principio del desabastecimiento y la amenaza de saqueos, tomó otro cariz: el del intento de golpe de Estado. Civil esta vez, pero de quiebra constitucional y salto al vacío. Y la contemplación del abismo, asustó a la propia dirigencia que había iniciado las acciones. Se asustaron con la contemplación de su propio rostro en el espejo. “No somos gorilas ni estamos con las multinacionales”, aclararon. Y se aferraron al segundo discurso, que apenas les concedió el pedido de la frase final. “Es distinto, ahora podemos dialogar”. ¡No lo es, es tan duro como el primero!, pero cada uno escucha lo que quiere escuchar y tanto el periodismo como la dirigencia diagnosticaron que era otra cosa y que se podía negociar.
Es que si el Gobierno cedía, caía, no ahora pero sí en meses. ¿Y qué, entonces? ¿El Gobierno a la Corte, como se pedía en 1945? Si derogaba la medida, se rendía y ya no había necesidad de diálogo. Al momento de escribirse esto, las medidas se levantarían por 48 horas, pero cualquier torpeza de las partes puede invalidar esta parte del artículo. Claro, siempre pueden quedar energúmenos, como la contracara de D`Elía, Alfredo de Angelis (no sé si con Carlos Dante, Julio Martel y el Glostora Tango Club), que desde Gualeguaychú ya hace un año y medio que tiene una guerra propia con el Uruguay por las papeleras, como si fuera la República de Entre Ríos de Pancho Ramírez. Si no cede, hay que, esta vez metafóricamente, “cortar la cabeza del Holofernes americano”, como dijo e hizo Estanislao López.
El Gobierno y los productores que no sean los llamados pools de siembras tienen una oportunidad de generar una política agraria a largo plazo. Las retenciones son razonables, lógicas y necesarias. Pero más allá de las compensaciones a los pequeños y medianos productores, no deben servir únicamente para aumentar los recursos públicos, sin distribución federal alguna. Es la oportunidad para restituir la Junta de Granos y la de Carnes, disueltas por el menemismo y que son anteriores al primer peronismo, porque hay que regular los mercados. Es mentira y una utopía capitalista considerar que los mercados se regulan solos. Eso nunca sucedió, ni acá ni en ninguna parte. Si nos los regula el Estado, lo hacen los monopolios.
Parece mentira que en este país agroganadero los partidos políticos no tengan programas agrarios. No tenemos, como el resto de América, guajiros o campesinos sedientos de tierras y sí una vasta clase media rural. Por ahí se habla de Reforma Agraria en abstracto, pero nadie explica en qué puede consistir. Los radicales (cuando existían) tenían un par de expertos, José Liceaga y Luis Mac Kay, pero aparte de decir que debía ser “inmediata y profunda”, nunca dieron precisiones. Los peronistas, tan dados a la retórica como aquellos, repetían que “la tierra es para el que la trabaja”, pero poco hicieron por ello. La izquierda en general, no tiene idea al respecto ni estudios serios. Para los demás, que todo siga como está, porque esos son los intereses que defienden.
No sé en este momento si esto se arregla o empeora. Pero hay algo que quedó al desnudo, mal que les pese a los posmodernistas y al propio oficialismo: las clases sociales existen, bien diferenciadas y cargadas de recíprocos odios, desprecios y prejuicios sociales y raciales. Y luchan entre sí, no porque un agitador los incite o lo haya inventado Marx, que puede estar más o menos muerto, sino porque esa es la historia de la civilización.
Al final, “los cholos con los cholos y los negros con los negros”.

LOS FORJADORES DE LA PATRIA (DE ELLOS)




Por Alfredo Zaiat/Pagina 12

Como muchas veces en las relaciones económicas y en especial cuando se desencadena un conflicto, un sector se evalúa a sí mismo más de lo que es y, a la vez, la contraparte disminuye la relevancia del otro como estrategia en la dinámica de esa puja. Esas son las reglas de juego más usuales para determinar la distribución del poder y la definición de la hegemonía en la sociedad. El sector agropecuario siempre se consideró el único forjador del país debido a que los hombres que dominaron la actividad en el siglo XIX, con métodos y desprecio humanitario de espanto, fueron los que constituyeron las bases para el Estado moderno. El modelo agroexportador fue la estructura económica que acompañó la conformación y consolidación de Argentina como país entre la Generación del Ochenta y la década del veinte. Así construyeron una imagen, que se difundió con bastante éxito a centros urbanos, que expresa la posesión de todos los atributos para considerarse los hacedores de la patria. El resto, por lo tanto, tiene que agradecerle su sacrificio como buenos hijos. Ese vínculo filial de retribución por el pan acercado a las mesas de la ciudad reclama subordinación. Esa representación de sí mismos que los grandes productores han sabido cimentar se ha dispersado e influido en la constitución de la propia conciencia del pequeño y mediano. Pero éste ha sido históricamente más castigado por el esquema de negocios dominado por los grandes, multinacionales, contratistas y exportadores que por un régimen de retenciones. Sin tanto apasionamiento de piquete verde y cacerolas de clase media y alta, ¿por qué un productor –el dueño del campo– que se levanta a las cuatro de la mañana y maneja un tractor hace más “patria” que un obrero urbano –dueño sólo de su fuerza de trabajo– que se despierta a esa misma hora, viaja incómodo a la fábrica y opera una máquina industrial?
Aunque sea una herida insoportable a su amor propio, como se exterioriza en estos días, el campo no es todo, aunque sí una parte importante del país, ni tampoco se está perjudicado por el actual modelo económico. El periodista Julio Sevares publicó en su blog del suplemento económico de Clarín un brillante comentario: “Un reciente trabajo de la Cepal da un golpe al narcicismo del campo, que se considera el artífice del crecimiento argentino y de la salvación poscrisis. Según el trabajo “Crisis, recuperación y nuevos dilemas: la economía argentina 2002-2007”, la contribución al crecimiento del PBI fue del 22,6 por ciento en la industria, 17,1 por ciento en el comercio y sólo 3,5 por ciento en el campo en ese período. La contribución del campo al crecimiento en los noventa fue mayor que en el último período, pero aun en ese momento, menor que la de la industria”. Y agregó, para dejar más claro el concepto, que “el mismo cuadro se obtiene del Indec: en el período 2003-2007, el PBI creció 8,7 por ciento promedio, el PBI Industrial el 10,0 y el Agropecuario 6,0. Ergo, la contribución de la industria al crecimiento del PBI fue mayor. Es un tema de Cuentas Nacionales”. En otro blog (Mide/No Mide, vidabinaria.blogspot.com) se precisa que, según el último censo poblacional, poco más del 10 por ciento es “rural” (localidades con menos de 2000 habitantes) y que cerca de 21 millones de personas (el 52 por ciento del total) viven en los diez aglomerados urbanos más grandes del país. El autor de ese blog señala que “busco el Producto Interno Bruto a precios de mercado y me encuentro con que en 2007 el rubro Agricultura, ganadería, caza y silvicultura representó un tercio de la Industria manufacturera. Y casi lo mismo que los rubros Construcción e Intermediación financiera”.
Ese libro de la Cepal reúne diez investigaciones y una de ellas se refiere al campo, elaborada por Roberto Bisang: El desarrollo agropecuario en las últimas décadas: ¿volver a creer? En ese documento, que analiza con criterio amplio el atractivo proceso de crecimiento del sector, se ofrece un análisis introductorio esclarecedor para comprender esa idea de sentirse y parecerse los “dueños del país” por parte de los hombres del campo:
- “El desarrollo económico (y la propia historia) de la Argentina guarda una estrecha relación con la explotación económica de los recursos naturales en general y, en particular, con las producciones agropecuarias”.
- “Esa imagen se fue forjando a partir de mediados del siglo XIX, cuando la prosperidad del país corría de la mano de la ampliación de la frontera agrícola-ganadera (de las carnes primero y del trigo y del maíz después) en base a tecnologías importadas (y adaptadas localmente) sustentando un modelo traccionado por el mercado externo”.
- “La Argentina, ‘granero del mundo’ o controlando la mitad del comercio mundial de carnes bovinas, estructuró su base productiva a partir de un conjunto acotado de sectores que operaron a modo de ‘locomotoras’ del crecimiento de toda la economía”.
- “Cuando la cantidad de tierras y el deterioro de los términos del intercambio impusieron un límite a este modelo, quedó al descubierto la fragilidad de una estructura productiva desbalanceada y dual, centrada en unas pocas actividades y orientada a mercados (y por empresas) muy concentrados”.
- “En el lapso que va desde 1900 hasta 1935, la producción de cereales y oleaginosas crece a razón de un 3,5 por ciento anual; a posteriori sobrevienen tres décadas donde los niveles se estancan, para retomar un sendero de crecimiento entre 1965 y 1985. Desde inicios de los años noventa hasta el 2006-2007, la producción agregada crece a razón del 5,8 por ciento anual”.
Bisang se pregunta si “en la Argentina del Bicentenario se repite parte de la historia del Centenario”.
Una de las motivaciones del actual lockout patronal, expresado por los grandes productores y operadores de la actividad agrocupecuaria, tiene su origen en el deseo de retornar a ese esquema económico agroexportador, con predominio del poder político en manos conservadoras como en ese entonces. Ya se sabe cuál fue el resultado y mucho más lo conocen los pequeños y medianos productores que no quedaron bien parados de ese modelo de exclusión. Por ese motivo, sus legítimos reclamos quedan confundidos cuando están asociados a los grupos más reaccionarios del sector y, además, cuando provocan el deterioro del poder adquisitivo de asalariados y postergados por el desabastecimiento y suba de precios. Repetir esa historia no es un recomendable sendero a transitar, aunque aprender de ella brinda la oportunidad de aprovecharla para que esta vez los ganadores no sean los mismos de siempre.


viernes, 28 de marzo de 2008

LAS VENTAJAS DE SER LATIFUNDISTA

RENTA RURAL
LOS PROPIETARIOS MAS RICOS PAGAN IMPUESTOS QUE DAN RISA
(Por eLeVE)
María del Carmen vive en un departamento de 58 metros cuadrados, de 40 años de antigüedad, sobre la calle Moldes. En la última boleta bimestral de ABL pagó 138 pesos: 150% más de lo que abonaba antes de que Macri aplicara el revalúo inmobiliario en la Ciudad. Luciano Miguens, titular de la Sociedad Rural, posee 2.219 hectáreas de campo en Salto, en la franja más rica de la provincia, con una valuación de mercado superior a los 40 millones de pesos. Paga apenas 78 pesos anuales (sí, al año) por hectárea en concepto del impuesto inmobiliario rural. Carlos Blaquier, dueño del ingenio más grande del país, y Luis Otero Monsegur, ex dueño del Banco Francés, tributan un poquito menos: alrededor de 50 pesos anuales por hectárea. Manuel Anchorena, con campos en Chascomús, abona todavía menos: sólo 8 pesos al año. La valuación fiscal de esas tierras jamás se actualizó, mientras la valuación de mercado de los campos alcanzó niveles récord en dólares.
En 2005, el gobierno de la provincia de Buenos Aires gastó millones en un relevamiento catastral para readecuar los valores fiscales, sobre los cuales Rentas cobra el impuesto inmobiliario. Pero el lobby rural se hizo sentir en la legislatura bonaerense. Y el revalúo en la provincia sólo se instrumentó en los centros urbanos, donde el aumento del impuesto inmobiliario fue incluso mayor al ABL porteño.
Los valores fiscales de las tierras en la provincia de Buenos Aires corresponden a la década del 80, veinte años atrás. En base a esos importes se sigue recolectando el impuesto inmobiliario rural. Hace tres años, el gobernador Felipe Solá encargó un estudio para revaluar fiscalmente las tierras. Pero en 2006, la medida no prosperó en la Legislatura provincial por la presión que ejercieron las entidades del agro, lideradas por Carbap. “El lobby de las entidades del campo fue muy fuerte y organizado”, recuerda un legislador que impulsaba el revalúo rural. “Nos dimos cuenta de que hasta en el propio Ministerio de Asuntos Agrarios jugaban en contra”, agrega.
Como resultado, el revalúo de los campos quedó archivado. Sólo se aplicó un aumento de las alícuotas, pero que como éstos se recaudan sobre una valuación fiscal de dos décadas atrás el impacto en la carga tributaria fue irrisorio. Para colmo, el afán recaudatorio de la provincia sí prosperó en las ciudades, donde en los últimos dos años se aplicó el revalúo inmobiliario.
La injusticia de la actualización inmobiliaria sólo en las ciudades es todavía mayor si se tiene en cuenta que, en los últimos años, los precios de los campos en dólares subieron, a la par de la cotización de los granos en el mercado internacional, mucho más que las propiedades en los centros urbanos.
Hoy, en los campos de la provincia de Buenos Aires se pagan en promedio sólo 14 pesos anuales por hectárea en concepto de inmobiliario rural. Si fuera por el valor fiscal, cualquier familia con un sueldo mínimo podría acceder al sueño del campito propio. Así, algunas de las personas más ricas de la Argentina pagan de impuesto inmobiliario sumas insignificantes. Algunos ejemplos:
Carlos Blaquier, dueño del ingenio y papelera Ledesma, posee 8.900 hectáreas en Pehuajó. Allí, en promedio, el precio de mercado de la hectárea ronda los 5.000 dólares, pero el valor fiscal es de sólo 1.076 pesos por hectárea, unas 15 veces menos. Por eso, por el impuesto inmobiliario paga apenas 52 pesos anuales por hectárea.
Cresud, la empresa agrícola del Grupo Elsztain, explota 6.092 hectáreas en Trenque Lauquen. A valor fiscal, esos campos cuestan 9 millones de pesos, frente a los 56 millones que arroja una tasación de mercado de hace dos años. Tributa al fisco provincial 170 pesos al año por hectárea.
Luciano Miguens, el titular de la Sociedad Rural, suma 2.219 hectáreas en Salto. En esa zona, una de las más prósperas de la provincia, el valor de mercado de la tierra promedia los 11 mil dólares, aunque por estos días se escuchan ofertas que trepan a los 15 mil dólares la hectárea. El valor fiscal por hectárea es de sólo 2.638 pesos. Y paga apenas 78 pesos anuales por hectárea. Para el fisco, los campos de Miguens están tasados en 5,8 millones de pesos; pero la estimación más conservadora –por la que le lloverían ofertas– arroja una cotización de mercado superior a los 40,5 millones; 7 veces más.
Luis Otero Monsegur, ex dueño del Banco Francés, posee campos en Pehuajó por los que paga 45 pesos anuales de inmobiliario rural por hectárea.
Josefina Bemberg, en San Miguel del Monte, tributa todavía menos: 29,5 pesos por hectárea. Para el estado provincial, su campo registra una valuación de 1,3 millones de pesos; pero en la estimación de mercado más conservadora es 9 veces mayor. Matilde Noble Mitre de Saguier, intregrante del directorio del diario La Nación, tributa sólo 57 pesos por hectárea por su campo en Salto, donde el valor real de la hectárea ronda entre los 8 mil y los 11 mil dólares.
El campo de Manuel Anchorena en Chascomús, para Rentas está registrado a 519 pesos la hectárea. Y contribuye con la ridícula suma de 8,4 pesos por hectárea
. Lo que paga de ABL en un bimestre María del Carmen, por su dos ambientes en Belgrano, es equivalente al impuesto que le cobra el fisco de la provincia de Buenos Aires a Anchorena por 16 hectáreas durante todo un año.
La concentración de la tierra
Los registros muestran que la tierra en la provincia de Buenos Aires continúa concentrada en pocas manos, un rasgo que no parece haberse modificado sustancialmente en 200 años de historia. Del último Censo Agropecuario Nacional se desprende que el 5% de las explotaciones más importantes (más de 2.000 hectáreas) concentran casi el 40% de la superficie total relevada. Otro 20% de la superficie estaba en poder de sólo 7% empresas y/o personas físicas, con campos de más de 1.000 hectáreas. En el otro extremo, el 35% de los chacareros con extensiones inferiores a las 100 hectáreas representan apenas el 3% de la superficie rural. En los registros catastrales la subdivisión es mayor debido a que las grandes explotaciones suelen fraccionarse como una forma de eludir la carga impositiva nacional y provincial. En la actualidad, toda la provincia de Buenos Aires está valuada fiscalmente en 27.000 millones de pesos ($ 890 por hectárea), cuando estimaciones conservadoras hablan de un valor de mercado superior a los 140.000 millones. (CRÍTICA DIGITAL)

LA CRISIS DEL AGRO

LOS NUMEROS CANTAN
Por Roberto Navarro
El esquema de retenciones móviles a la exportación de granos provocó el levantamiento de productores agropecuarios por el renglón dedicado a la soja. No sólo por el nivel de la retención (casi 44 por ciento), sino también porque prácticamente la mitad de la siembra del país se concentra en ese grano. Sin embargo, en un informe reservado preparado por técnicos de Economía, al que tuvo acceso Página/12, a pesar del aumento de las retenciones en los últimos cinco meses –desde fines de octubre hasta el último día hábil de esta semana– los productores de soja aumentaron su rentabilidad en un 29 por ciento, incremento de las utilidades difícil de encontrar en otro sector de la actividad económica.
En el caso del girasol, la mejora de la renta en el mismo período, luego de aplicada la nueva retención del 40,1 por ciento, alcanza el 17 por ciento. Para el maíz, que es impulsado por el Gobierno para que gane terreno dentro del mix de siembra, el incremento de rentabilidad fue espectacular: con un arancel a la exportación del 24,4 por ciento, los productores ganaban un 77 por ciento más que en octubre. Los datos corresponden al miércoles pasado, último día hábil de la semana. Aunque en las últimas dos jornadas retrocedieron los precios internacionales de los granos, las retenciones móviles les aseguraron a los productores mantener una rentabilidad siempre superior a la de octubre último.
¿Por qué reaccionan en forma tan virulenta los productores si ganan más que antes? Porque luego de la última suba de retenciones, aplicada el 6 de noviembre de 2007, llegaron a ganar cifras exorbitantes, mucho más altas aún que las que reciben hoy. Por eso, aunque sean el único sector que aumentó su rentabilidad promedio cerca de un 40 por ciento en los últimos cinco meses, al ganar menos que en enero y febrero, afirman que fueron despojados de lo que les pertenece. Esto no hubiese ocurrido si el Gobierno hubiese implementado el sistema de retenciones móviles en noviembre, ya que los productores jamás hubiesen disfrutado de precios tan altos, que generaron una fuerte suba de los alimentos.
Según datos de la Secretaría de Agricultura, en octubre, con un nivel de retenciones del 27,5 por ciento, una hectárea de soja en la provincia de Buenos Aires dejaba una utilidad promedio de 1404 pesos. En febrero, ya con un arancel del 35 por ciento, los productores bonaerenses llegaron a ganar 2240 pesos. Con las nuevas retenciones móviles, que el miércoles se situaban en un 43,38 por ciento, ganaron 1826 pesos, 29 por ciento más que hace cinco meses. Pero los productores insisten en ver el vaso medio vacío y afirman que ganan 400 pesos menos que en febrero.
En el discurso de parte de la dirigencia gremial agropecuaria existe una falacia que fue creída por muchos de los productores que están cortando las rutas. Ellos dicen que las retenciones móviles les ponen un precio fijo a los granos. Sin embargo, en un solo día, con el repunte del precio internacional de la soja, pasaron de percibir 1756 pesos a 1826 pesos.
También en el caso del girasol los productores salieron ganando pese al aumento de los derechos de exportación. En octubre último, cuando las retenciones a este grano eran del 23,5 por ciento, la rentabilidad promedio por hectárea en la provincia de Buenos Aires era de 1927 pesos. El miércoles, con una retención del 40,16 por ciento, conseguían una utilidad de 2242 pesos por hectárea, un 17 por ciento más. Pero los productores se quejan porque en febrero, cuando el derecho de exportación era del 32 por ciento, llegaron a ganar 2395 pesos.
Con la cosecha de trigo los productores también se vieron fuertemente beneficiados con las nuevas medidas implementadas por el Ministerio de Economía. En octubre último, una hectárea sembrada con este cereal arrojaba una ganancia de 1084 pesos. En ese momento pagaban una retención del 20 por ciento. En febrero, con ese tributo en 28 por ciento, una hectárea de trigo les dejaba 1192 pesos. Con el nuevo sistema de retenciones móviles, la alícuota se situó en el 27,1 por ciento. Así llegan a ganar 1210 pesos, un 12 por ciento más que en octubre y un 1,5 por ciento más que en febrero.
El ministro de Economía, Martín Lousteau, ha declarado que su intención con este tipo de medidas es alentar a los productores a que siembren menos soja y más del resto de los granos, por ejemplo trigo. Por el momento está cerrado el registro de exportación de este cereal porque la escasa cosecha hacía subir los precios del trigo y sus derivados en el mercado interno.
En el caso del maíz es aún más evidente que la decisión del Ejecutivo fue estimular su producción, en detrimento de la soja. Con la nueva retención, las utilidades son un 77 por ciento superiores a octubre de 2007. En ese mes, con un nivel de retenciones del 20 por ciento, un campo bonaerense de maíz arrojaba una ganancia de 1042 pesos por hectárea. Ahora deja una utilidad de 1906 pesos por hectárea, un 77 por ciento superior a la de hace cinco meses. En este caso también es mayor que la renta de febrero, que era de 1779 pesos.
Para el año en curso se estima un área total sembrada de granos de 30,2 millones de hectáreas. El 56 por ciento estará destinada a la soja: 16,6 millones. El 95 por ciento será exportado. Muy lejos de esa gran estrella del campo estará el trigo, cuya área sembrada sólo alcanzará las 5,6 millones de hectáreas, le sigue el maíz, con 4 millones, y el girasol, con 2,6 millones. Un grano tan importante como el arroz sólo se quedó con 185 mil hectáreas.
De las 94,4 millones de toneladas de granos que se esperan cosechar en 2008, 47,5 millones serán de soja. Varios especialistas están advirtiendo hace algunos años que la concentración en un grano pone en peligro al campo y a la economía en general. Si por alguna circunstancia la soja perdiera cotización en el mercado internacional, el campo quedaría durante un año en una situación de altísimo riesgo y, como en otras oportunidades, terminaría pidiendo auxilio a la banca oficial. Además, es sabido que la tierra necesita la rotación de cultivos para mantener su fertilidad.
El incremento de los commodities en los últimos cuatro meses –de octubre a febrero– fue impresionante: la soja registró un incremento de casi el 70 por ciento; el girasol, 75 por ciento, y el maíz, 78 por ciento. Por esa razón la rentabilidad en febrero se había ido a las nubes. Y las presiones inflacionarias habían crecido en bienes sensibles de la canasta de alimentos de la población.


Quejarse de llenos
(Rentabilidad en pesos por hectárea, luego de retenciones)

Soja Girasol Maíz Trigo

Octubre 2007 1404 1927 1042 1084
Febrero 2008 2240 2395 1779 1192
Ultima cotización 1826 2240 1906 1210

Fuente: Secretaría de Agricultura.

SOJA. UN TEXTO PARA PENSAR

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REHENES DE MONSANTO

COMO BRAMAN LAS CACEROLAS LLENAS DE SOJA DEL OBELISCO, Y NADIE OYE LAS CACEROLAS SIN TIERRA DE SANTIAGO DEL ESTERO.

Dedicado a la gente del Mocase, y a los expulsados por la soja, la codicia, la ineptitud de los gobiernos, las topadoras y los plaguicidas.

Por Dr. Raúl A. Montenegro, Biólogo / Premio Nóbel Alternativo (Estocolmo, Suecia)
Presidente de FUNAM* / Profesor Titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

Qué duro es sentirse minoría en un país de falsas mayorías. Qué duro es ver que el gobierno nacional y los ruralistas luchan entre sí cuando son cómplices necesarios del país sojero. Qué duro es ver cacerolas relucientes y llenas de soja RR en el asfalto civilizado de Buenos Aires. Que duro es ver las cacerolas renegridas y sin tierra de los campesinos de Santiago del Estero. Que duro es ver a los estudiantes de universidades argentinas con sus carteles de apoyo a los ruralistas en huelga, como si Monsanto y el Che Guevara pudieran darse la mano. Que duro es recordar que esas cacerolas relucientes, esos estudiantes movilizados y esas familias temerosas del desabastecimiento no salieron a la calle cuando los terratenientes de este siglo XXI expulsaron a familias y pueblos enteros para plantar su soja maldita. Qué duro es ver la furia ruralista al amparo de reyes sojeros como el Grupo Grobocopatel. Qué duro es ver el rostro reseco de Doña Juana expulsada, de doña Juana sin tierra, de doña Juana con sus muertos bajo la soja. Qué duro es ver que se cortan las rutas para que China y Europa no dejen de tener soja fresca, y para que Monsanto no deje de vender sus semillas y sus agroquímicos. Qué duro es comprobar, con los dientes apretados, y con el corazón desierto y sin bosques, que nadie habló en nombre de los indígenas expulsados de sus territorios, de sus plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo para que la soja y el glifosato sean los nuevos algarrobos y los nuevos duendes del monte. Qué duro es ver con las manos y tocar con los ojos que nadie habló en nombre de los campesinos echados a topadora limpia, a bastonazos y a decisiones judiciales sin justicia para que ingresen el endosulfán, las promotoras de Basf y las palas mecánicas con aire acondicionado. Qué duro es saber que nadie habló en nombre del suelo destruido por la soja y por el cóctel de plaguicidas. Qué duro es comprobar que muchos productores, gobiernos y ciudadanos no saben que los suelos solo son fabricados por los bosques y ambientes nativos, y nunca por los cultivos industriales. Qué duro es saber que para fabricar 2,5 centímetros de suelo en ambientes templados hacen falta de 700 a 1200 años, y que la soja los romperá en mucho menos tiempo. Qué duro es recordar que el 80% de los bosques nativos ya fue destrozado, y que funcionarios y productores no ven o no quieren ver que la única forma de tener un país más sustentable es conservar al mismo tiempo superficies equivalentes de ambientes naturales y de cultivos diversificados. Qué duro es observar cómo se extingue el campesino que convivía con el monte, y cómo lo reemplaza una gran empresa agrícola que empieza irónicamente sus actividades destruyendo ese monte. Qué duro es ver que el monocultivo de la soja refleja el monocultivo de cerebros, la ineptitud de los funcionarios públicos y el silencio de la gente buena. Qué duro es saber que miles de Argentinos están expuestos a las bajas dosis de plaguicidas, y que miles de personas enferman y mueren para que China y Europa puedan alimentar su ganado con soja. Qué duro es saber que las bajas dosis de glifosato, endosulfán, 2,4 D y otros plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal de bebés, niños, adolescentes y adultos, y que no sabemos cuántos de ellos enfermaron y murieron por culpa de las bajas dosis porque el estado no hace estudios epidemiológicos. Qué duro es saber que los bosques y ambientes nativos se desmoronan, que las cuencas hídricas donde se fabrica el agua son invadidas por cultivos, y que Argentina está exportando su genocidio sojero a la Amazonia Boliviana. Qué duro es comprobar que las cacerolas relucientes son más fáciles de sacar que las topadoras y el monocultivo. Qué duro es comprobar que en nombre de las exportaciones se violan todos los días, impunemente, los derechos de generaciones de Argentinos que todavía no nacieron. Qué duro es ver las imágenes por televisión, los piquetes y las cacerolas mientras las almas sin tierra de los campesinos y los indígenas no tienen imágenes, ni piquetes, ni cacerolas que los defiendan. Qué duro es comprobar que estas reflexiones escritas a medianoche solo circularán en la casi clandestinidad mientras Monsanto gira sus divisas a Estados Unidos, mientras las topadoras desmontan miles de hectáreas en nuestro chaco semiárido para que rápidamente tengamos 19 millones de hectáreas plantadas con soja, y mientras miles de niños argentinos duermen sin saber que su sangre tiene plaguicidas, y que su país alguna vez tuvo bosques que fabricaban suelo y conservaban agua. Muy cerca de ellos las cacerolas abolladas vuelven a la cocina.

*FUNAM es una ONG fundada en 1982.Tiene status consultivo en ECOSOC y CSD (Naciones Unidas, Nueva York).FUNAM es Premio Global 500 de Naciones Unidas (1987).Miembro de RENACE.

jueves, 27 de marzo de 2008

PENSAR LA SITUACION AGROPECUARIA

Por Carlos Mendoza* 26/03/08

La situación agropecuaria

TORPEZAS, AUTISMOS, INTRANSIGENCIAS Y CRISIS

La gravedad que ha adquirido la actual situación de enfrentamiento de los productores rurales con el gobierno nacional nos obliga, a quienes nos reivindicamos como intelectuales pertenecientes al campo popular, a tratar de analizar racionalmente la situación, partiendo desde nuestra toma de posición de clase, haciendo el análisis concreto de la situación concreta, y viendo así de hacer un aporte positivo, según nuestros objetivos progresistas.

Las retenciones y el sector agropecuario:

Conceptualmente estoy de acuerdo con las retenciones agropecuarias como forma de socializar al menos parte de la renta extraordinaria que afortunadamente genera, para nuestro país, la combinación de dos factores que no dependen ni del terrateniente ni del capitalista productor agrario: La fertilidad natural de nuestras tierras y la extraordinaria suba de los precios internacionales de los productos agropecuarios. También para disociar el precio internacional de los precios internos de nada menos que los alimentos...Inclusive estoy también de acuerdo con el sistema de retenciones móviles, con porcentajes que varíen proporcionalmente a las subas y bajas de los precios internacionales.

Pero las retenciones deben situarse en el marco de una política global para el sector agropecuario, que diferencie entre pequeños y medianos productores y grandes productores, e inclusive entre productores individuales y grupos de inversión, tales como los denominados pool sojeros. Que diferencie también entre las diferentes realidades según el producto, particularmente entre soja y el resto de las producciones agropecuarias. Esto es lo que los compañeros de la Federación Agraria Argentina (FAA) han venido proponiendo a los gobiernos nacionales desde el 2002 hasta ahora. El gobierno kirchnerista no ha tenido hasta ahora una política global para el campo, salvo básicamente las retenciones, combinadas con el sostén de un tipo de cambio competitivo. Es cierto que a través del Banco Nación se han refinanciado deudas a los productores y que hay subsidios a productos tales como la leche, la carne y el trigo. Sin embargo, a juzgar por las consecuencias, esta política no está dando resultado positivo en varios aspectos, a saber:

- Se ha seguido produciendo la conversión de pequeños y medianos productores en rentistas de los pool sojeros, a quienes les alquilan la tierra, por resultar esto más rentable que seguirla produciendo directamente, ya que los pool sojeros están en condiciones de aplicar capital intensivo y sacar así más rinde, lo que les permite tener altas ganancias, aun a pesar de las retenciones. Esto produce creciente despoblación del agro.

- La alta rentabilidad de la soja viene produciendo que se prefiera ese producto a otros, como el tambo, la ganadería o la producción de trigo, que son alimentos básicos y por lo tanto estratégicos para cualquier política progresista, que contemple el aumento del consumo de las clases populares. Esto desarrolla el proceso de sojización de nuestro campo. O sea tendencia al monocultivo, que además es perjudicial para el mantenimiento de la fertilidad de la tierra, al no producirse la rotación de cultivos, o de ganadería y agricultura.

- Incluso, a pesar de las retenciones, siguen aumentando los precios internos de los productos agropecuarios, lo cual es contradictorio con la intención de tener un desarrollo económico con inclusión social, como afirma el gobierno.

¿Es este el proyecto agropecuario que queremos? Está muy bien que las retenciones engrosen el superávit fiscal y que aumenten la producción agropecuaria y las exportaciones, pero al mismo tiempo ocurre que se produce concentración de la propiedad y/o de la explotación de la tierra, despoblamiento del campo, desnacionalización y monocultivo sojero. Algo anda mal en la política del gobierno respecto del sector agropecuario.

Autismos y torpezas:

En este contexto, el gobierno anunció la implantación del nuevo sistema de retenciones móviles, suba de las retenciones para la soja y el girasol y limitación del ingreso para los productores, si el precio de la soja subiera por encima de los 600 dólares la tonelada, ya que en tal caso el estado se quedaría con el 95% del aumento de precio que excediera los 600 dólares. Anunciado así, en seco y sin diálogo previo con las organizaciones agrarias, esto generó la fenomenal reacción de los pequeños y medianos productores, que entrevén que terminarán todos alquilándoles sus tierras a los pool sojeros, pues estos les pagarán más por renta que la ganancia que obtendrían los productores si continuaran como tales. Después de semejante reacción, el gobierno salió a decir que tenían en carpeta otras medidas complementarias para favorecer a los pequeños y medianos productores, en especial los de las zonas marginales, consistentes en incentivos para la aplicación intensiva de capital en sus explotaciones y también nuevas medidas para promover la producción de carne y leche. Si esto es así: ¿No se podían anunciar todas las medidas conjuntamente y al mismo tiempo? ¿No se podría también haber dado las explicaciones que luego dio la Presidenta en su discurso del 26/03/08, sobre el para que de las retenciones y las políticas del gobierno que han favorecido a los productores del sector? El gobierno parece haber actuado con autismo, sin buscar apoyo en los sectores pequeños y medianos, lo cual terminó enblocando a todos los productores y a sus organizaciones en la misma protesta, lo cual es un contrasentido, porque los pequeños y medianos tienen intereses objetivamente contrapuestos con los grandes y con los pool sojeros.

Si el gobierno quiere llevar adelante una política agropecuaria progresista, que incluye retenciones a las exportaciones, necesita indispensablemente apoyarse en al menos el sujeto social que constituyen los pequeños y medianos productores, que representan la FAA y Coninagro. No diferenciar entre los productores es a la vez una injusticia socioeconómica y una torpeza política.

Por su lado la FAA y Coninagro, cometieron el error político de formar un solo bloque y una sola reivindicación con los sectores más reaccionarios del campo, como son la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Deberían haber organizado su protesta por su lado y no con quienes tienen intereses de clase contrapuestos y reivindicaciones programáticas profundamente contradictorias. Aquí también parece haber habido autismo y torpeza política.

Intransigencias:

Cuando el lockout patronal agrario llevaba ya casi dos semanas, la presidenta pronunció su discurso del 25/03/08, donde estuvo muy bien en explicar didácticamente el porqué de las retenciones y la ayuda dada por el gobierno al agro, en particular por el tipo de cambio alto, los subsidios a la leche, la carne y el trigo, las refinanciaciones vía Banco Nación y otras. Pero estuvo muy mal en no diferenciar a los pequeños de los grandes y de los pool y en decir varias chicanas enervantes para los productores movilizados en piquetes en las rutas. Pero sobre todo, se abroqueló en una actitud intransigente, en lugar de demostrar su fortaleza ofreciendo alguna salida amigable y dialoguista, que es lo que se espera de cualquier estadista y más aún si pretende defender los intereses populares. Este es un gobierno fuerte, por el respaldo electoral que obtuvo, por su control de ambas cámaras y porque la gran mayoría de las gobernaciones e intendencias pertenecen a su mismo espacio político. También por las variables socioeconómicas que puede mostrar. Desde esa fortaleza está en mucha mejor situación para destrabar el conflicto que las organizaciones agrarias, entrampadas en una movilización que ya no controlan.

A la intransigencia de las organizaciones rurales, que quieren que el gobierno suspenda las retenciones móviles como condición para dialogar, el gobierno responde con la intransigencia de que solo habrá diálogo si se levanta la huelga patronal.

Agravamiento de la crisis:

El resultado ha sido un agravamiento del conflicto, a lo que se han sumado cacerolazos en ciudades de sectores medios y altos, no necesariamente vinculados al campo, con la respuesta de movimientos sociales afines al gobierno, que podría desembocar en enfrentamientos con consecuencias imprevisibles, pero en todo caso por lo menos gravemente malas. Es lo último que necesitamos, desde el interés popular y es lo que más podría servir a los intereses de la derecha.

Por otro lado, ciertos errores serios del gobierno kirchnerista, como subestimar adrede el crecimiento económico, para después contar con recursos fiscales extraordinarios y decidir sobre su destino arbitrariamente, gracias a los superpoderes, sin pasar por el Congreso y sin someterse al sistema de coparticipación federal de los recursos, está ahora generando pases de facturas de los sectores en huelga y de quienes los apoyan, pues argumentan que las retenciones salen del interior y luego no son coparticipables, lo que va en contra de la calidad institucional. Y no les falta razón. Las avivadas del gobierno pueden terminar en boomerangs cuando no se tienen en cuenta las instituciones de la democracia.

De todas maneras, el gobierno no puede temer, en las presentes circunstancias, que los sectores de derecha puedan impulsar algún tipo de golpe de estado, como pasaba otrora, con otras circunstancias y otras fuerzas armadas. Tampoco se ve la posibilidad de un golpe constitucional a través del Congreso, por cuanto está ampliamente dominado por el oficialismo.

Más bien, lo que el gobierno debiera tener en cuenta es que, si no encuentra puentes de diálogo para destrabar el conflicto, su agravamiento, empezando por el desabastecimiento de productos alimenticios fundamentales, puede llevar a la fractura de su propia tropa de gobernadores e intendentes oficialistas que, en su mayoría, estarán siempre más proclives a salvar su poder territorial y preservarse para futuras batallas, que a inmolarse por la defensa del kirchnerismo. A partir de ahí todo podría pasar.

El gobierno tiene el poder suficiente, basado en su legitimidad, para destrabar esta crisis. A su vez, las organizaciones compañeras, integrantes del campo popular como la FAA, deben reflexionar fríamente y, sin renunciar a sus criterios y objetivos, reposicionarse e intentar nuevamente el diálogo con el gobierno que, no tengo dudas, a pesar de todo, está más cerca de los intereses de ellos que lo que pueden estarlo la SRA y CRA.

El kirchnerismo, aun con muchos errores y falencias, ha sido básicamente un buen gobierno para los intereses populares, dadas las circunstancias. Quienes integramos el campo popular debemos defender al gobierno contra los ataques de la derecha y sus organizaciones agrarias, como la SRA y CRA, y al mismo tiempo tratar de aportar para que FAA y Coninagro reubiquen su posición, lo que redundaría en una mejor defensa de los intereses populares que representan en el campo. Debe abrirse ya una instancia de diálogo.

*Carlos Mendoza: Ingeniero, especializado en temas de economía política, escritor, miembro del Consejo Editorial de la Asociación Civil-Cultural Tesis 11.

EL MANDATO POPULAR

Jueves, 27 de Marzo de 2008
OPINION
Por J. M. Pasquini Durán
¿Dónde quedó la propuesta de pacto social que fundamentaba la actual presidenta Cristina cuando aún era candidata? Como no se trataba de un gran acuerdo nacional ni de normas consentidas por empresas y sindicatos sobre precios y salarios, hubo alguna aclaración posterior, tan informal como imprecisa, acerca de pactos sectoriales (minería, energía, etc.) que, a lo mejor, tendrían que haber inaugurado las cadenas de producción agrícolo-ganadera, ya que el Gobierno tenía planes previstos, tanto en tributos como en estímulos, para algunos componentes del sector. La iniciativa, un interesante ejercicio de pensamiento sobre métodos para el consenso democrático, quedó desarticulada cuando rebotó sobre los muros de la realidad nacional, que comenzó a transformarse primero por la dictadura de Videla-Martínez de Hoz y fue complementada en la década de los años ’90 por las políticas conservadoras del menemismo entregado al pensamiento único del neoliberalismo. En el campo ya no existen sólo terratenientes y minifundistas, criaderos e invernaderos de hacienda, porque igual que en el resto de la economía aparecieron grupos concentrados, nacionales y extranjeros, de capitalismo agrario que mezclan variados intereses de las finanzas, la producción y la comercialización, y formas de explotación también distintas al pasado siglo XX, con polo de enormes riquezas, con reactivación de capas medias del campo y también extremos de fragilidad y pobreza, expuestos en síntesis para no entrar en detalles que no vienen al caso. Esas mudanzas coincidieron en los últimos años con una situación internacional benéfica, que elevó los precios de la mayor parte de la producción agropecuaria, algunas como la soja de bajos costos y enormes réditos, al mismo tiempo que la reactivación económica recuperó buena parte del consumo en el mercado interno.
El gobierno de Kirchner primero sacó del pozo a más de 40 mil productores que habían salido quebrados de la crisis y la devaluación de los dos primeros años del siglo XXI, refinanciando sus deudas con fondos públicos, sin necesidad de hacer consultas públicas para saber si los contribuyentes urbanos estaban de acuerdo con esos rescates de propiedades privadas. Luego, mantuvo un dólar alto para estimular la competitividad industrial y también al campo demandado por mercados tan estimulantes por su escala como India y China. Para compensar las diferencias entre los precios internos y los de exportación, el Estado desparramó subsidios entre los productores de alimentos que tienen preferencias en el consumo nacional. Para mantener capital, aplicó impuestos especiales a los volúmenes exportados (retenciones) que fueron resistidos siempre por los exportadores con el argumento de que sus potenciales ganancias eran recortadas sin tomar en cuenta el aumento de sus insumos y su necesidad de ahorrar para nuevas y posibles etapas de vacas flacas. Hay que recordar hace uno y dos años los litigios con los criadores de hacienda y frigoríficos, que ahora se dieron con la soja y el girasol. En estos últimos cinco años hubo cuatro ministros de Economía (Lavagna, Miceli, Peirano, Lousteau) y dos titulares del Poder Ejecutivo, con algunos cambios también en el resto del gabinete, gobernaciones y hasta intendencias. Entre la complejidad del negocio agropecuario, las mudanzas ocurridas en pocos años, mucho más rápido que en leyes e instituciones, y los relevos institucionales, producidos según la voluntad popular expresada en las urnas, es muy probable que las políticas aplicadas hayan pecado de arbitrariedades, insuficiencias y brocha gruesa y, sobre todo, sin agotar el diálogo entre las partes a fin de elaborar los consensos debidos.
Estas son responsabilidades que los gobernantes no pueden ignorar, sin temor a corregir errores que puedan estar lastimando a núcleos de la población. Lo mismo debería ocurrir si en el proceso, en lugar de separar los intereses diferentes, se emblocó a todos, provocando con esa lógica la unión de ambiciones muy distintas, entre los chacareros más modestos y los grupos más concentrados y terratenientes. “Divide y vencerás”, aunque cínica es una consigna eficaz durante el ejercicio del poder frente a un bloque adversario. Del lado disidente, es legal y legítimo que hagan uso de sus derechos constitucionales a la protesta. A partir de ese principio, entre los “piquetes de la abundancia”, como los llamó la presidenta Cristina, y las protestas sociales del 2003/05, forjadores del piquete como signo de protesta, las diferencias no son de color, según el vicepresidente de la Sociedad Rural que los dividió en blancos (los propios) y los negros (los de desocupados, pobres y excluidos), sino de recursos. El “campo”, como se llaman a sí mismos en una generalización arbitraria, tiene recursos suficientes, que “los negros” nunca tuvieron, para llamar la atención del Estado y de la sociedad y, por lo tanto, estos campesinos exaltados no tenían la necesidad inexcusable de cortar rutas y puentes y mucho menos de apropiarse de funciones policiales para detener y revisar el transporte automotor, o decidir quién puede circular y quién no. Por esas consideraciones, entre otras, el Gobierno tiene el derecho y el deber de respetar la protesta y, al mismo tiempo, reestablecer el orden democrático sin apelar a la violencia represiva de otros tiempos.
Desde el punto de vista político, la Federación Agraria tendrá que hacer una reflexión seria y rigurosa sobre el papel que está cumpliendo, como mano de obra de la derecha oligárquica para piquetear aquí y allá. Son la coartada perfecta, el mascarón de proa de la nave que transporta una ideología que está de contramano con todas las posiciones que la Federación sostuvo en los últimos años como asociada a la CTA y a las iniciativas de lucha contra la pobreza y la marginación. Si piensan que pueden usar la potencia de los poderosos, terratenientes y grupos concentrados del capitalismo agropecuario, para reestablecer la justicia, están obnubilados por una severa amnesia histórica. Esos poderes son fuente de injusticia y no de reparación, lo han sido siempre en la historia argentina, y aliados fieles de las dictaduras militares a lo largo del siglo XX. Por supuesto, los dirigentes de los chacareros pueden aplicar la consigna inescrupulosa que en su momento justificó al menemismo: “si no los puedes vencer, únete a ellos”, pero en ese caso las mismas bases que hoy los encumbran mañana los derrumbarán sin vacilar. Ese día llegará, más tarde o más temprano. La misma CTA, por más diferencias que tenga con el gobierno elegido en las urnas, hizo bien en advertir a sus asociados que una cosa es la lucha por la justicia social y otra muy distinta, la desestabilización institucional que pretende la derecha cuando propone que el Gobierno ponga la marcha atrás. Ningún gobierno puede corregir sus eventuales errores bajo la presión de la fuerza, porque el principio de autoridad quedaría dañado para el resto de su mandato.
El Gobierno, como lo señaló bien la presidenta Cristina, no puede ceder a la extorsión económica o política, pero deberá considerar despacio y con la mente abierta qué es extorsión y qué es reivindicación auténtica o descontento público, aunque le parezca ingrato o injustificado. Por lo pronto, sería útil para todos que comience a establecer las diferencias debidas en la masa de la protesta. También en las razones del cacerolazo, restringidas por el momento a algunos centros urbanos y a un sector social de clases media y alta, en las que influyen, casi seguro, algunas tradiciones relacionadas con los vínculos sociales del peronismo. Tal vez habría que resaltar, a partir de numerosas expresiones escuchadas en la calle, que una cierta dosis de la cultura machista cerril, repetida muchas veces por mujeres, aplica en la manera de juzgar la actuación de la Presidenta. En la Capital las cacerolas salieron quizá porque encontraron el motivo que Macri no les dio en cien días de gobierno, pero conviene recordar que en este emblemático distrito, el gobierno de la ciudad, opuesto al oficialismo nacional, obtuvo el 60 por ciento de los votos, pese a que en las presidenciales no pudo repetir la misma performance. En la democracia, las mayorías gobiernan pero la esencia del sistema queda trastrocada cuando las minorías pierden el derecho o la oportunidad de expresar sus diferencias. Por supuesto, que si hubo espontaneidad en el movimiento inaugural, a partir de ahora tratará de ser utilizado por los sectores más hostiles. Ayer mismo, una cadena de correo electrónico trataba de alentar nuevas citas en distintos momentos de esta misma semana, en un intento de montarse en las ancas de los descontentos para desgastar la imagen gubernamental y algunos no disimulan su deseo de tumbarlo, como si pudieran repetir el 2001. Lo que es seguro es que muy pocos de todos esos tienen en mente a los campesinos que cortan las rutas. Aquí también es importante la mirada política desde el atalaya del Poder Ejecutivo, puesto que con frecuencia desde las alturas todas las personas parecen iguales y pequeñas, hasta que la visión se acerca y cada cosa adquiere sus reales proporciones.
El presidente con mandato cumplido Néstor Kirchner dedicó los pasados cien días a organizar la fuerza partidaria del PJ para apoyar el modelo que continúa Cristina desde la Casa Rosada. Incluso hay gobernadores radicales y centenares de intendentes que adhieren al mismo modelo. Esa fuerza debe ser movilizada, como ya lo están haciendo, pero no sólo para hacer demostraciones de fuerza ni para asustar a nadie con el “cuco” criollo, sino además para que toda esa capacidad política promueva el diálogo y la recíproca tolerancia en cada ámbito posible, incluso los más rebeldes, porque la pacífica confrontación no puede quedar en las manos exclusivas de las cúspides. Cada nivel del Estado, cada fuerza política han recibido mandatos populares que los obliga, y el más importante de todos tiene que ver con la construcción de una sociedad cada vez mejor, más próspera, más justa, más libre, más equilibrada y más comunitaria. Nadie debería quedar con el dedo levantado y todos con la mano extendida en señal de comprensión y de respeto.

BINNER, POR EL DIALOGO

HERMES BINNER RECLAMO LA APERTURA DE CONVERSACIONES
CON LA DIRIGENCIA RURAL
“El Gobierno insiste en no negociar y se equivoca”
Por Juan Carlos Tizziani
El gobernador Hermes Binner se puso ayer a la cabeza de los reclamos del campo en Santa Fe y pidió al Gobierno que convoque a la dirigencia rural a “una mesa de diálogo que permita recuperar un espacio de convivencia y paz social”. El socialista solicitó la suspensión del aumento de las retenciones, “a los efectos de hacer posibles” las negociaciones, y la habilitación del Consejo Federal Agropecuario Ampliado –que integran las provincias– como “ámbito técnico de análisis de las políticas nacionales agropecuarias”. “El gobierno nacional insiste en no negociar y creo que se equivoca”, dijo el gobernador.
Las demandas de Binner se plasmaron en un documento con más de 300 firmas y adhesiones de intendentes, presidentes comunales y legisladores nacionales y provinciales dirigido a Cristina Fernández de Kirchner. Entre las firmas sorprendió la del senador Carlos Reutemann, quien llamó a Bi-nner por teléfono y le pidió que lo sumara a la lista. Binner también cosechó para su molino el malestar de los jefes comunales del Frente para la Victoria por la escalada del conflicto.
“Venimos de distintas vertientes políticas. Pero estos actos demuestran que esas diferencias que se dan en términos electorales, finalmente, a la hora de definir las políticas que defiendan los intereses de los productores, de los trabajadores y de la sociedad en su conjunto, nos encuentran a todos unidos. Esta es la gran idea: trabajar en celeste y blanco”, proclamó Binner.
El giro del gobierno de Santa Fe se explica en la presión del lockout del campo. Hasta la semana pasada, Binner decía que las retenciones al agro debían volver a la provincia en obras, pero no cuestionaba –al menos en público– el último aumento. El martes pasado amoldó su discurso: dijo que no mediaría en el conflicto porque Santa Fe era parte, insistió en su defensa de los productores y volvió a reivindicar el camino del diálogo. Ayer, cuando la presión de los cortes de rutas llegó a la Casa Gris en la voz de los intendentes –muchos de ellos del kirchnerismo–, avanzó otro paso.
El documento impulsado por Binner surgió de una reunión que junto a su gabinete mantuvo con unos 150 jefes de comunas santafesinas para analizar el impacto del lockout agropecuario en la provincia. “La situación es altamente preocupante”, dijo Binner en el arranque del encuentro. Y explicó la posición de su gobierno: “Desde un principio, nosotros planteamos la necesidad del diálogo. Veíamos que si no se consultaba al sector agropecuario, toda medida inconsulta iba a tener repercusiones”.
Binner contó que había llamado por teléfono al ministro del Interior, Florencio Randazzo, para plantearle “la situación preocupante en Santa Fe”. Además, les pidió a los intendentes que oficien como promotores del diálogo y la convivencia.
“Debemos bajar el grado de conflictividad y defender la producción de la provincia. Tenemos que eludir el conflicto con aquellos a los que les interesa poco el país. A nosotros nos interesa la Nación Argentina, la suma de los argentinos, construir un país en celeste y blanco, con valores, con defensa de nuestra producción, de la educación, la salud, la vivienda. Creemos que lo económico y lo social no son contradictorios, sino complementarios y necesarios”, agregó el socialista.

miércoles, 26 de marzo de 2008

NO A LAS RETENCIONES......

Una pagina de humor (negro)
Bien! ¡No a las retenciones! Para que el dólar esté a $2.-, así podemos comprar televisores en Miami; la nafta a $5.- el litro, que es el precio internacional; como también es precio internacional la leche a $5.-, la carne (picada) a $20.- el kg.; el pollo y los huevos los importamos, total pedimos un préstamo al FMI. ¿Para qué industrias si somos agroganaderos y la importada es mejor? Hagamos un tratado de libre comercio con los EEUU para traer ropa usada. Mandemos tropas a Irak para no quedar fuera del mundo. Talemos los bosques para sembrar soja. Deroguemos lo que queda de legislación de trabajo y disolvamos los sindicatos, que son todos patoteros y los negros no quieren trabajar. Que la Santa Iglesia se dedique a consolar y contener a los pobres. Pongamos la pena de muerte para todos los delincuentes y los homosexuales. Que la universidad y las escuelas sean todas pagas. Que los estudiantes se dediquen a estudiar y no a hacer política. Reconciliemos a los argentinos: a los asesinos con los asesinados,a los torturadores con los torturados, a los secuestradores de niños con los secuestrados y sus familiares, porque todo eso es viejo y ya pasó y por algo habrá sido. Cortar rutas es de patoteros prepeadores cuando lo hacen los pobres y es legítima protesta cuando lo hace gente como uno. Pongamos el voto calificado: no puede ser que un negro villero de mierda tenga el mismo voto que nosotros. Y los políticos, que son todos ladrones, que se vayan todos. Y que vuelvan los militares, reserva moral de la República, que estábamos mejor. Y cuidado, el autor del "vinieron por tales, no me preocupé, ahora vienen por mí", es Bertold Brecht que, ¡horror!, ¡era comunista! y esos siempre se infiltran para destruir la sagrada propiedad y la familia. "Somos todos del campo", Soros, Cargill, Dreyfus, Bunge y Born y yo.: ¡Andá a cagar!.

NO LES IMPORTA NADA

Por Alfredo Zaiat/Economista/Pagina 12

Telefónica y Telecom deciden cortar el servicio de telefonía porque consideran que su rentabilidad no es la adecuada y para restablecerlo exigen un aumento de tarifas. Edesur y Edenor informan que en reunión de directorio adoptaron una medida que afectará a los usuarios porque los dejaran sin luz ante la tosudez de un gobierno que no quiere subir las tarifas. Las empresas de colectivos, las grandes y las pequeñas, impulsan un lockout ante lo que evalúan como una política oficial equivocada de no elevar el precio de los boletos. Las petroleras YPF, Shell, Esso y Petrobras dejan de abastecer las estaciones de servicios para enviar el mensaje que quieren cobrar las naftas más caras. Empresas oligopólicas productoras de alimentos, como Molinos de Pérez Companc y Ledesma de Blaquier, interrumpen los envíos al mercado, porque están en contra de la intervención de la Secretaría de Comercio.
La mayoría pensaría que resulta descabellada esa respuesta empresaria, comportamiento que se definiría como antisocial y perturbador. ¿Cuál sería la reacción mediática ante semejante presión patronal que afecta a millones, en especial a los más vulnerables? ¿Dejar sin teléfono, luz, medios de transporte, combustible y alimentos sería aplaudida, acompañada y festejada con cacerolazos? Da la impresión de que no, aunque no habría que descartar sorpresas entre los que ya se sabe e incluso en algunos progresistas culposos. Ahora bien, para evitar confusiones, la protesta del campo es un lockout patronal, ya sea de pequeños, medianos o grandes productores. Se trata de la respuesta del capital a una medida del Gobierno. Y la acción es tan virulenta como la que tiene con los trabajadores o peones rurales en situaciones de máxima tensión. No importa nada, salvo preservar la rentabilidad del capital. En este caso “nada” implica vaciar góndolas de supermercados y estantes de los almacenes. Pocas medidas patronales han sido de tan manifiesto desprecio hacia el prójimo. Y lo que no deja de asombrar es que la mayoría de los medios pueda considerar “justa” semejante agresión a la población. Porque no sólo faltará carne, leche y otros alimentos, sino que sus precios subirán ante la escasez, produciendo el doble efecto de angustia por el desabastecimiento y por el deterioro del poder adquisitivo. Esto no significa que los pequeños y medianos productores no necesiten atención con políticas específicas y de promoción por parte del Gobierno, que parece ignorar la diversidad de agentes en el campo. Pero cuando las demandas ya dejan de ser por una estrategia sectorial, para convertirse en un de-sestabilizador político, económico y social, los dirigentes que dicen representar a los castigados del campo debería alejarse de sus pares que no dudarían en cualquier otro momento de aplastarlos, como la historia bien enseña.




LA PLAZA DELAS TRILLIZAS DE ORO


Pagina 12/Miércoles, 26 de Marzo de 2008
Opinión
La plaza de las Trillizas
Por Sandra Russo
Hace rato que el campo seduce a la ciudad, tanto como la ciudad seduce al campo. “Yo estoy con el campo”, se leía ayer en las pancartas cuadraditas que exhibían jóvenes de look Cardon, una marca que, dicho sea de paso, tiene en Palermo su “torre rural”. Parece una bizarrada argentina, y acaso lo sea, pero en el sitio web de la marca que impuso la ropa de estancia entre jóvenes y adultos que de estancieros tienen poco, se indica que sus emprendimientos inmobiliarios se originaron en el deseo de que la gente del campo “se sienta en la ciudad como en su casa”.
Algunos barrios de esta ciudad, anoche, estuvieron con el campo, aunque no se sepa muy bien cuál es el lazo que se estrecha, más allá del espanto que los une, y que es el gobierno kirchnerista. Iba a pasar tarde o temprano, pero seguro iba a pasar ante alguna señal concreta de que había llegado la hora de redistribuir un poco, un poquito, algo de lo que tienen y nunca en la historia han cedido de buena fe o buena gana.
Las Trillizas de Oro lo supieron antes que muchos, y por eso hicieron buenos matrimonios: acabado hace rato su cuarto de hora, las chicas fueron noticia solamente porque las tres eligieron casarse con polistas. Hay un glamour polista que recoge cierta muchachada bilingüe, un toque de distinción en alpargatas, un manierismo de mate con la peonada, un aire de familia numerosa y divina que aunque argentina, es rubia y fina. La base social y cultural del nicho citadino que no tiene empacho en arrebatarles a los piqueteros sus piquetes y que desembarcó en las calles con entusiasmo de debutante, encanto del polista.
A propósito, el lunes 24 me equivoqué de marcha, y en lugar de ir a la de los organismos de derechos humanos aterricé en la de las agrupaciones de izquierda. Quien se atuviera a lo que allí se megafoneaba, jamás hubiese comprendido este país, que un día después, un solo día, ofreció en el mismo escenario el espectáculo del sector agropecuario forzando rebelión en la granja.
A pesar del arrebato con el que estas líneas están siendo escritas, hay al menos un par de cosas claras. Quien votó a Cristina Kirchner se presume que votó algo parecido a lo que pasa. Medidas que redistribuyan riqueza. ¿Por qué hasta ahora no se tomaron medidas como éstas? Porque medidas como éstas no son gratis. Porque la riqueza no se suelta. Porque no hay lógica ni ideología capaces de arrancarle a un sector privilegiado algo de lo que tiene. Porque a la redistribución de la riqueza hay que acompañarla y sostenerla y defenderla de la reacción que provoca. Porque para acompañar un proceso de redistribución de recursos y de asignación de torta hay que hablar claro, tener coraje y poner el cuerpo y la cabeza a favor de ese cambio. Porque es más fácil, desde un progresismo previsible, rancio y fofo, seguir boludeando con el bótox o las carteras de la Presidenta.
Hoy hay miles de personas en las calles con pancartitas que dicen “Yo estoy con el campo”, sin que eso signifique otra cosa que estar en contra de este gobierno y de las medidas que pueden rozarles las ganancias. Así ha sido siempre. Siempre han estado a favor de quien les done favores y en contra de quien se los recorte. No los mueve nada más que el bolsillo. No hay otra ideología que el bolsillo, aunque usen alpargatas y salgan de padrinos del hijo de un peón.

domingo, 23 de marzo de 2008

DESDE SALTA, CONTRA EL PRIVILEGIO

ENCUENTRO POPULAR AMPLIO DE SALTA
COMUNICADO DE PRENSA

Ante las medidas de fuerza planteadas básicamente por la oligarquía sojera de la Argentina en la pugna por mantener una sobrerrenta de privilegio por sobre el conjunto de la población, el Encuentro Popular Amplio emite la siguiente opinión:

1- No estamos de acuerdo con las políticas del Gobierno Nacional regresivas en cuanto a la distribución del ingreso.
2- Si estamos de acuerdo con las retenciones que significan una pequeña porción de la renta sojera, calculada en más de 20.000 millones de dólares al año.
3- Proponemos en defensa de los pequeños y medianos productores una política de retenciones por sector, liberando de las mismas a los agricultores de bajo volumen de producción.

COMO VEMOS LA SITUACIÓN

El sector sojero que corta rutas y quiere mantener sus privilegios fundacionales tiene las siguientes características y produjo las siguientes situaciones:

1- A pesar del incremento de las retenciones sus ganancias siguen creciendo con respecto al año 2007 por los extraordinarios precios de la soja.
2- Fueron los más beneficiados con la brutal devaluación del año 2002 que empobreció indignamente a la totalidad de los asalariados Argentinos.
3- El negocio de la soja está en manos de una pequeña elite de productores y empresas trasnacionales.
4- En la Provincia de Salta produjeron un desastre ambiental y social sin precedentes al deforestar más de 500.000 hectareas provocando la expulsión de miles de aborígenes y criollos de la tierra habitada por ellos desde siempre.
5- El actual gobierno siguen permitiendo las desforestaciones masivas con la consecuente secuela de pauperización, enfermedad y en muchos casos muerte por inanición. No hay una ruptura con las criminales políticas del Romerismo.
6- Lo señores feudales que hoy cortan las rutas salteñas para obtener una renta de unos cuantos miles de millones de dólares más, son los mismos que pidieron a los gritos la represión cuando los desocupados del norte de la provincia hacían piquetes para pedir trabajo y alimento.

NO ESTAMOS DE ACUERDO CON LAS ACTUALES POLÍTICAS NACIONALES DE CONCENTRACIÓN DE RIQUEZA Y EXCLUSIÓN, PERO NO PODEMOS CONVALIDAR UNA SITUACIÓN DONDE LOS RESPONSABLES DE GRAN PARTE DE LA PAUPERIZACIÓN DEL PUEBLO ARGENTINO NO QUIERE CEDER UN CÉNTIMO DE SUS EXAGERADAS RIQUEZAS. HISTORICAMENTE HEMOS DEFENDIDO Y DEFENDEMOS A LOS PEQUEÑOS Y MEDIANOS PRODUCTORES DEL CAMPO, POR LO QUE EXIJIMOS AL GOBIERNO NACIONAL UN ESQUEMA DE RETENCIONES QUE LOS PROTEJA.

JORGE RIVAS SIGUE LUCHANDO

Jorge Rivas , en su lucha por la vida: "Es tiempo de perseverancia"
Clarín lo visitó en el hospital donde se recupera. Y dio respuestas con la ayuda de su mujer.
(Por: Armando Vidal/Clarin)

Sandra lo mira con ansiedad y con dulzura. El, quieto, tiene los ojos negros clavados en ella. Ella tiene una lámina plastificada con las letras del alfabeto divididas en tres partes. El, en la cama y con el pecho descubierto sujeto a los aparatos de control, mueve suavemente la cabeza en señal afirmativa. O la mueve en sentido contrario. Letra a letra. Palabra por palabra.Sandra, su mujer, su amiga y compañera es la mamá de sus dos bellos hijos. Sebastián, de 10, y Pilar, Pily, de 5. El es Jorge Rivas, aquel diputado socialista opositor que hace unos años sacudía al recinto legislativo con sus discursos y hoy es el vicejefe del gabinete de ministros de Cristina Fernández de Kirchner, además de diputado electo por la lista oficialista bonaerense en los comicios del 28 de octubre pasado.Las que siguen a continuación son sus primeras declaraciones periodísticas desde aquella fatídica madrugada del 13 de noviembre, cuando fue asaltado y golpeado en la puerta de una farmacia cerca de su casa, en Temperley. Del otro lado de la cama de la concurrida habitación 320 del Instituto FLENI, en Escobar, el cronista va registrando lo que Rivas dice.La tarea empezó así... -¿La primera letra está acá?-, pregunta Sandra. Rivas asiente. Ella, después de otras, señala la E, él aprueba. Todo hasta componer esta frase:-Es época de tolerancia y perseverancia, quien no entiende la época no entiende este tiempo...-Qué ecuménico-, chicanea el cronista, que sabe del sentido del humor de su entrevistado. -Hermes Binner reparará sólo en la tolerancia y Néstor Kirchner en la perseverancia-, se le dice, en referencia al gobernador de Santa Fe y al ex presidente de la Nación.Rivas ríe con una risa que parece de dolor y seguramente lo es porque una sonda lo molesta aunque no impide el diálogo.Dos de sus grandes amigos están afuera de la habitación: el ex diputado Oscar González, secretario general del Partido Socialista, y Jorge Tula, un intelectual asesor del recordado Alfredo Bravo, aquel dirigente y legislador socialista, maestro temperamental a quien Rivas solía hacer bufar con alguna travesura.Rivas está al tanto de lo que pasa porque lee los diarios y además por el propio González. En sus visitas, Tula le lee libros como "La crisis de la democracia", del italiano Mario Tronti. Es palpable el clima de serena alegría que flota en la habitación y trasciende por pasillos y ventanas que dan a un parque verde con árboles que parecen sonreír.Un contagioso espectáculo de la vida. Lo contrario de aquella madrugada cuando Rivas por el golpe en su cabeza quedó tieso en la vereda. Lo contrario de cuando quedó solo bajo una intensa tormenta que en ese momento se desató. Cuando, abandonado, la Policía lo levantó y arrojó como a un muerto sobre una camioneta. Y cuando estuvo varias horas como un anónimo (le habían robado los documentos) en un hospital público donde lo rescataron de la muerte.Ese hombre que hoy está allí en ese centro de salud del primer mundo brindándose entusiastamente a las tareas de recuperación, ese hombre que mira y piensa, moviliza un mundo de cariño en su derredor. Sus padres, Juan y Maru, gallegos de Fisterra (el fin del mundo antes del descubrimiento de América), sus dos hermanos, otros familiares, amigos y sus compañeros del Socialismo, uno de los cuales, todas las noches y desde el primer día, se suma a la guardia.Las visitas son constantes. El registro incluye a Cristina y a Néstor Kirchner. Y al gobernador Daniel Scioli además de su jefe, Alberto Fernández, más de una vez, junto con socialistas de otras tendencias y dirigentes de otros partidos. El viernes, bajo la tormenta, lo hizo la arista Fabiana Ríos, la gobernadora de Tierra del Fuego. Todos con él y por él.Por todo eso, Rivas quiere -y se lo va deletreando con sus gestos a Sandra- "agradecer toda la solidaridad y ayuda".¿Cuál será la dimensión de su ánimo para enfrentar esta adversidad? Rivas se anticipa a lo que incluso puede ser una pregunta incómoda. Sandra vuelve a levantar su lámina-puente y Rivas a disponer. Se va formando una expresión.-Poneme los dedos...-, pero lo que elegía al final era el sector de la tablita donde sólo había un puñado de consonantes. Hasta que quedó en claro que lo que estaba diciendo era "Poneme los dedos en V", símbolo por otra parte de socialistas y peronistas en diferentes tiempos, unos con el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial y en apoyo de la Unión Democrática en el 46, y los otros como un grito por el retorno de Perón en los setenta.Esa es su confianza en una recuperación que avanza día a día desde la inmovilidad total de un primer momento. Faltaba saberlo en otro plano.-¿Jorge, tenés fe en este proceso histórico?, se le pregunta.No necesitó la tablita ni la ayuda de Sandra. Levantó la cabeza, la movió hacia abajo tres veces y de ese modo dijo "si, si, si". Felices Pascuas, Jorge.

sábado, 22 de marzo de 2008

LOS NUEVOS AMIGOS DE LILITA

Lilita Carrió tiene nuevos amigos en las filas del peronismo bonaerense
El ex funcionario menemista Moisés Ikonicoff acercó a varios dirigentes vinculados con Alberto Pierri, ex jefe del peronismo de La Matanza. Se reunieron con Lilita y prometieron aportar fiscales para las elecciones.
(Por Javier Romero/Critica)

El acuerdo que Elisa Carrió está armando con un sector del peronismo bonaerense incluye un operador que hasta ahora la líder del ARI mantuvo bajo siete llaves: Moisés Ikonicoff.La tarea del excéntrico intelectual ex menemista y compañero de Silvia Süller en teatros de revista es acercar a la Coalición Cívica a un variopinto grupo de peronistas críticos del kirchnerismo sin lugar en la reorganización partidaria del PJ.Los nombres que trascendieron –que en la Coalición llaman “una nueva generación, mostrable para la sociedad”– son los restos del aparato del ex líder del peronismo de La Matanza, Alberto Pierri, liderados por el abogado del ahora empresario televisivo Aníbal “Toti” Leguizamón.El más importante de los dirigentes de ese espacio, si se toma en cuenta el poder territorial, es el ex jugador de fútbol y ex intendente de José C. Paz Rubén “Hueso” Glaría. Se trata de uno de los intendentes que acumula más denuncias de corrupción en el conurbano bonaerense.
Sábado, 22 de Marzo de 2008
Pese al aumento de retenciones, los productores de soja, trigo, maiz y girasol ganan mas
La rentabilidad promedio por producir soja es hoy 29 por ciento mayor que la de hace cinco meses. Esto es porque los precios de los granos se dispararon y la suba de retenciones sólo menguó en parte las ganancias extraordinarias del campo. Lo mismo con otros cereales.
Por Roberto Navarro/Pag. 12
Un informe reservado de Economía desmiente que las retenciones móviles pongan techo a los precios.
El esquema de retenciones móviles a la exportación de granos provocó el levantamiento de productores agropecuarios por el renglón dedicado a la soja. No sólo por el nivel de la retención (casi 44 por ciento), sino también porque prácticamente la mitad de la siembra del país se concentra en ese grano. Sin embargo, en un informe reservado preparado por técnicos de Economía, al que tuvo acceso Página/12, a pesar del aumento de las retenciones en los últimos cinco meses –desde fines de octubre hasta el último día hábil de esta semana– los productores de soja aumentaron su rentabilidad en un 29 por ciento, incremento de las utilidades difícil de encontrar en otro sector de la actividad económica.
En el caso del girasol, la mejora de la renta en el mismo período, luego de aplicada la nueva retención del 40,1 por ciento, alcanza el 17 por ciento. Para el maíz, que es impulsado por el Gobierno para que gane terreno dentro del mix de siembra, el incremento de rentabilidad fue espectacular: con un arancel a la exportación del 24,4 por ciento, los productores ganaban un 77 por ciento más que en octubre. Los datos corresponden al miércoles pasado, último día hábil de la semana. Aunque en las últimas dos jornadas retrocedieron los precios internacionales de los granos, las retenciones móviles les aseguraron a los productores mantener una rentabilidad siempre superior a la de octubre último.
¿Por qué reaccionan en forma tan virulenta los productores si ganan más que antes? Porque luego de la última suba de retenciones, aplicada el 6 de noviembre de 2007, llegaron a ganar cifras exorbitantes, mucho más altas aún que las que reciben hoy. Por eso, aunque sean el único sector que aumentó su rentabilidad promedio cerca de un 40 por ciento en los últimos cinco meses, al ganar menos que en enero y febrero, afirman que fueron despojados de lo que les pertenece. Esto no hubiese ocurrido si el Gobierno hubiese implementado el sistema de retenciones móviles en noviembre, ya que los productores jamás hubiesen disfrutado de precios tan altos, que generaron una fuerte suba de los alimentos.
Según datos de la Secretaría de Agricultura, en octubre, con un nivel de retenciones del 27,5 por ciento, una hectárea de soja en la provincia de Buenos Aires dejaba una utilidad promedio de 1404 pesos. En febrero, ya con un arancel del 35 por ciento, los productores bonaerenses llegaron a ganar 2240 pesos. Con las nuevas retenciones móviles, que el miércoles se situaban en un 43,38 por ciento, ganaron 1826 pesos, 29 por ciento más que hace cinco meses. Pero los productores insisten en ver el vaso medio vacío y afirman que ganan 400 pesos menos que en febrero.
En el discurso de parte de la dirigencia gremial agropecuaria existe una falacia que fue creída por muchos de los productores que están cortando las rutas. Ellos dicen que las retenciones móviles les ponen un precio fijo a los granos. Sin embargo, en un solo día, con el repunte del precio internacional de la soja, pasaron de percibir 1756 pesos a 1826 pesos.
También en el caso del girasol los productores salieron ganando pese al aumento de los derechos de exportación. En octubre último, cuando las retenciones a este grano eran del 23,5 por ciento, la rentabilidad promedio por hectárea en la provincia de Buenos Aires era de 1927 pesos. El miércoles, con una retención del 40,16 por ciento, conseguían una utilidad de 2242 pesos por hectárea, un 17 por ciento más. Pero los productores se quejan porque en febrero, cuando el derecho de exportación era del 32 por ciento, llegaron a ganar 2395 pesos.
Con la cosecha de trigo los productores también se vieron fuertemente beneficiados con las nuevas medidas implementadas por el Ministerio de Economía. En octubre último, una hectárea sembrada con este cereal arrojaba una ganancia de 1084 pesos. En ese momento pagaban una retención del 20 por ciento. En febrero, con ese tributo en 28 por ciento, una hectárea de trigo les dejaba 1192 pesos. Con el nuevo sistema de retenciones móviles, la alícuota se situó en el 27,1 por ciento. Así llegan a ganar 1210 pesos, un 12 por ciento más que en octubre y un 1,5 por ciento más que en febrero.
El ministro de Economía, Martín Lousteau, ha declarado que su intención con este tipo de medidas es alentar a los productores a que siembren menos soja y más del resto de los granos, por ejemplo trigo. Por el momento está cerrado el registro de exportación de este cereal porque la escasa cosecha hacía subir los precios del trigo y sus derivados en el mercado interno.
En el caso del maíz es aún más evidente que la decisión del Ejecutivo fue estimular su producción, en detrimento de la soja. Con la nueva retención, las utilidades son un 77 por ciento superiores a octubre de 2007. En ese mes, con un nivel de retenciones del 20 por ciento, un campo bonaerense de maíz arrojaba una ganancia de 1042 pesos por hectárea. Ahora deja una utilidad de 1906 pesos por hectárea, un 77 por ciento superior a la de hace cinco meses. En este caso también es mayor que la renta de febrero, que era de 1779 pesos.
Para el año en curso se estima un área total sembrada de granos de 30,2 millones de hectáreas. El 56 por ciento estará destinada a la soja: 16,6 millones. El 95 por ciento será exportado. Muy lejos de esa gran estrella del campo estará el trigo, cuya área sembrada sólo alcanzará las 5,6 millones de hectáreas, le sigue el maíz, con 4 millones, y el girasol, con 2,6 millones. Un grano tan importante como el arroz sólo se quedó con 185 mil hectáreas.
De las 94,4 millones de toneladas de granos que se esperan cosechar en 2008, 47,5 millones serán de soja. Varios especialistas están advirtiendo hace algunos años que la concentración en un grano pone en peligro al campo y a la economía en general. Si por alguna circunstancia la soja perdiera cotización en el mercado internacional, el campo quedaría durante un año en una situación de altísimo riesgo y, como en otras oportunidades, terminaría pidiendo auxilio a la banca oficial. Además, es sabido que la tierra necesita la rotación de cultivos para mantener su fertilidad.
El incremento de los commodities en los últimos cuatro meses –de octubre a febrero– fue impresionante: la soja registró un incremento de casi el 70 por ciento; el girasol, 75 por ciento, y el maíz, 78 por ciento. Por esa razón la rentabilidad en febrero se había ido a las nubes. Y las presiones inflacionarias habían crecido en bienes sensibles de la canasta de alimentos de la población.

HOMENAJE A NÉSTOR KIRCHNER

Jorge Rivas, entrevistado por Ernesto Tenembaum

ELLOS TIENEN UN PLAN, ¡Y QUÉ PLAN!

La Marcha de la Oposición - Ignacio Copani

TN - Asunción de Jorge Rivas como diputado

AMÉRICA 24 - Rivas jura como diputado

C5N - Rivas jura como diputado

TELENOCHE - Informe sobre la recuperción de Jorge Rivas

Jorge Rivas - Documental sobre su rehabilitación - Gentileza de HadaSoft

OSCAR GONZÁLEZ EN LA CUMBRE DE LÍDERES PROGRESISTAS JUNTO A CFK- Canal 7

OSCAR GONZÁLEZ OPINA SOBRE LA CRISIS ECONÓMICA INTERNACIONAL - Telesur 12/08

EL SOCIALISTA OSCAR GONZÁLEZ OPINA SOBRE LA REESTATIZACIÓN DE LAS JUBILACIONES

Canal 13 - Gustavo Silvestre califica de "vergüenza" el intervencionismo de Giustiniani