De las realidades del Made in USA y el Hecho en Argentina
Oscar González
Oscar González
Secretario de Relaciones Parlamentarias.
Si mencionáramos la frase “Quiero que los trabajadores tengan más dinero...”, y preguntásemos a quién pertenece la expresión, surgirían dos probables respuestas según lo que sucedió en los últimos días.
La afirmación podría ser parte del mensaje de la presidenta Cristina Fernández del miércoles 7, pero también podría integrar el discurso del jueves 8 de Barack Obama. En la primera hipótesis, la afirmación fue el anuncio de una medida que se materializará el mes que viene, cuando las asignaciones familiares subirán un 22,7%. La segunda posibilidad aparece como un enunciado retórico que intenta encontrar una política que ayude a reactivar la alicaída economía estadounidense.
Obama llamó a los líderes políticos a buscar un plan que estimule la construcción, la reindustrialización y la profundización de la innovación tecnológica, objetivos que resumió con un eslogan marketinero : “Volvamos a imponer orgullosos el sello Made in USA.” Unos días antes, y desde Tecnópolis, la presidenta anunció el Plan Nacional Agroalimentario que fortalece el Modelo Argentino, al propiciar la incorporación de valor agregado, fomentar la investigación científica, la capacidad tecnológica, la innovación industrial y, sobre todo, el firme compromiso del Estado de apostar por quienes se comprometan con esos objetivos.
Obama recordó a Abraham Lincoln, quien en medio de la Guerra Civil “movilizó el aparato del gobierno para construir un tren intercontinental, fundó la Academia Nacional de Ciencias y sentó las bases de los primeros ‘land grant colleges’” (los antecesores de las primeras universidades públicas, aunque no por ello gratuitas). En Tecnópolis la presidenta invocó a San Martín, Moreno y Belgrano, para concluir que el desafío de la hora se llama igualdad. A diferencia del ferrocarril intercontinental que servía a los objetivos militares de la Guerra de Secesión, el tren que inauguraron los mandatarios de Argentina y Uruguay hace unos días consolidará la integración.
Cristina Fernández se refirió además a la baja de la tasa de analfabetismo y ponderó el modelo educativo argentino con sus cualidades de universal, obligatorio, gratuito y laico.
Mientras en su discurso Obama proclamaba que “ahora vivimos en un mundo donde la tecnología hizo posible que las compañías hagan negocios desde cualquier parte del mundo”, y explicaba que “si queremos que empiecen a contratar gente aquí, tenemos que sobreconstruir, sobre-educar y sobreinnovar más que cualquier otro país”, Cristina celebraba el Día de la Industria, exhibía nuevos insumos informáticos producidos aquí e inauguraba una empresa de software para audiencias globales.
Para muestra de más paralelismos, esta semana en los Estados Unidos los abogados del Ejecutivo solicitaron a una Corte de Apelaciones que deje sin efecto una solicitud para frenar la derogación de la política “Don’t Ask, Don’t Tell” (“No Preguntes, No Digas”) que prohibía al personal del ejército manifestar abiertamente su preferencia sexual y castigaba con la expulsión de la fuerza a todo aquel que verbalice, escriba o exponga como sea su homosexualidad.
Simultáneamente, a miles de kilómetros al sur, el Ministerio de Defensa argentino afirmaba que no era siquiera necesaria su autorización para que dos miembros de la fuerza contraigan matrimonio.
Para enlazar aun más ambas realidades, en estos días las vituperadas políticas públicas locales fueron reivindicadas por The New York Times y The Guardian, aconsejándole a Obama que tenga presente, al momento de sus decisiones, la experiencia argentina.
Finalmente, mientras en el Salón de las Mujeres se definieron los lineamientos de un Estado activo promotor de crecimiento con inclusión social, soberanía nacional e inserción latinoamericana, en el Congreso estadounidense se sigue hablando de ajustes, aún perduran las manifestaciones racistas y se cuestiona el liderazgo de su clase política.
Quizá no esté de más cotejar ambas realidades, una llena de palabras, la otra repleta de hechos.
Made in Usa, Hecho en Argentina.
Si mencionáramos la frase “Quiero que los trabajadores tengan más dinero...”, y preguntásemos a quién pertenece la expresión, surgirían dos probables respuestas según lo que sucedió en los últimos días.
La afirmación podría ser parte del mensaje de la presidenta Cristina Fernández del miércoles 7, pero también podría integrar el discurso del jueves 8 de Barack Obama. En la primera hipótesis, la afirmación fue el anuncio de una medida que se materializará el mes que viene, cuando las asignaciones familiares subirán un 22,7%. La segunda posibilidad aparece como un enunciado retórico que intenta encontrar una política que ayude a reactivar la alicaída economía estadounidense.
Obama llamó a los líderes políticos a buscar un plan que estimule la construcción, la reindustrialización y la profundización de la innovación tecnológica, objetivos que resumió con un eslogan marketinero : “Volvamos a imponer orgullosos el sello Made in USA.” Unos días antes, y desde Tecnópolis, la presidenta anunció el Plan Nacional Agroalimentario que fortalece el Modelo Argentino, al propiciar la incorporación de valor agregado, fomentar la investigación científica, la capacidad tecnológica, la innovación industrial y, sobre todo, el firme compromiso del Estado de apostar por quienes se comprometan con esos objetivos.
Obama recordó a Abraham Lincoln, quien en medio de la Guerra Civil “movilizó el aparato del gobierno para construir un tren intercontinental, fundó la Academia Nacional de Ciencias y sentó las bases de los primeros ‘land grant colleges’” (los antecesores de las primeras universidades públicas, aunque no por ello gratuitas). En Tecnópolis la presidenta invocó a San Martín, Moreno y Belgrano, para concluir que el desafío de la hora se llama igualdad. A diferencia del ferrocarril intercontinental que servía a los objetivos militares de la Guerra de Secesión, el tren que inauguraron los mandatarios de Argentina y Uruguay hace unos días consolidará la integración.
Cristina Fernández se refirió además a la baja de la tasa de analfabetismo y ponderó el modelo educativo argentino con sus cualidades de universal, obligatorio, gratuito y laico.
Mientras en su discurso Obama proclamaba que “ahora vivimos en un mundo donde la tecnología hizo posible que las compañías hagan negocios desde cualquier parte del mundo”, y explicaba que “si queremos que empiecen a contratar gente aquí, tenemos que sobreconstruir, sobre-educar y sobreinnovar más que cualquier otro país”, Cristina celebraba el Día de la Industria, exhibía nuevos insumos informáticos producidos aquí e inauguraba una empresa de software para audiencias globales.
Para muestra de más paralelismos, esta semana en los Estados Unidos los abogados del Ejecutivo solicitaron a una Corte de Apelaciones que deje sin efecto una solicitud para frenar la derogación de la política “Don’t Ask, Don’t Tell” (“No Preguntes, No Digas”) que prohibía al personal del ejército manifestar abiertamente su preferencia sexual y castigaba con la expulsión de la fuerza a todo aquel que verbalice, escriba o exponga como sea su homosexualidad.
Simultáneamente, a miles de kilómetros al sur, el Ministerio de Defensa argentino afirmaba que no era siquiera necesaria su autorización para que dos miembros de la fuerza contraigan matrimonio.
Para enlazar aun más ambas realidades, en estos días las vituperadas políticas públicas locales fueron reivindicadas por The New York Times y The Guardian, aconsejándole a Obama que tenga presente, al momento de sus decisiones, la experiencia argentina.
Finalmente, mientras en el Salón de las Mujeres se definieron los lineamientos de un Estado activo promotor de crecimiento con inclusión social, soberanía nacional e inserción latinoamericana, en el Congreso estadounidense se sigue hablando de ajustes, aún perduran las manifestaciones racistas y se cuestiona el liderazgo de su clase política.
Quizá no esté de más cotejar ambas realidades, una llena de palabras, la otra repleta de hechos.
Made in Usa, Hecho en Argentina.
Publicado por el diario Tiempo Argentino, Argentina, pág 6, el 12 de septiembre de 2011