"El Tormenta"
Por Gustavo Romans
De chico visitaba a unos tíos abuelos que vivían en el campo. La chacra de 30 hectáreas estaba cerca de Baigorrita, camino a la Estancia “El Verdún”. El tío Enrique y el tío Adolfo eran dos paisanos increíblemente buenos que atendían con una calidez y amabilidad impresionante. De vez en cuando, si pintaba lindo el día y había tiempo, el tío Adolfo ensillaba al Tormenta para que paseáramos los chicos. El Tormenta era un caballo acostumbrado al trabajo del campo, vivo y fuerte, pero sabía tratar a los niños caprichosos como yo. Aún luego de dos encierres, agachaba la cabeza y caminaba manso sin moverse demasiado para no incomodarme en mi inexperiencia.
Recuerdo una tardecita, rumbo al camino real, por el senderito de la entrada principal, se me dio por talonearlo para buscar algo de adrenalina. El Tormenta giró un poco la cabeza, como diciendo “¿estás seguro?” y empezó un trote moderado. Me afirmé fuerte y pensé que podía más. Talonee fuerte y el Tormenta aligeró la marcha galopando moderadamente. Yo, a estas alturas transformado en “el hombre del rifle”, le grite y lo volví a castigar con los talones. Me volvió a mirar y aceleró el galope de tal forma que todos los detalles de confort, que el caballo brindaba para que un chico de ocho o nueve años pudiera montarlo, desaparecieron. Unos metros más adelante caí aparatosamente sobre los girasoles del costado y el Tormenta se quedó pastando manso como si nada hubiera pasado. Fue la última vez que lo monté. Entre mi apatía por lo telúrico y mi porrazo, pocas veces volví a subirme al lomo de un caballo.
Creo que los “aliados” al gobierno han taloneado de más esta vez. Diálogo por Bs. As., los Libres del Sur, Pino y hasta la flamante diputada Graciela Iturraspe, dirigente de la CTA y electa por el partido de Sabatella quisieron la adrenalina de cabalgar fuerte y marcarle la cancha al bloque oficialista.
Haber acompañado al grupo A, para estos “idealistas” será un porrazo pronto. Cuando Victoria Donda intente un dictamen de comisión respecto de alguna iniciativa sobre derechos humanos y se encuentre comisiones con mayoría de la derecha. O Pino, tratando de estatizar Repsol YPF ante De Narváez o Bulrich. Macaluse o Lozano, tratando de negociar leyes progresistas con Aguad o los diputados sojeros.
El increíble pensamiento mágico de todo ese arco progresista que ve una candidatura de Pino Solanas en el horizonte del 2011, y ellos encolumnados detrás obteniendo lugares importantes en las listas, es tan infantil que terminará entre los girasoles de la realidad con una rapidez tan inmediata y violenta que en unos días van a empezar a sentir cuando reclamen algun lugar digno en comisiones centrales.
El taloneo en las verijas del oficialismo ha contenido el “vuelto” de la reforma política más que una convicción ideológica, lo cual los pinta como eternos opositores e incapaces de conducir un proyecto nacional y popular a largo plazo.
Como el Tormenta, el oficialismo cabalgó ofreciendo cierto confort, mientras no lo talonearon duro. Ahora, que está medio exigido y sin mayorías propias, mientras lo quieran cabalgar al trotecito y sin gritos, va a andar bien, pero cuando lo apuren, quizá no va a avanzar mucho, pero va a voltear gauchos a lo loco.
Gustavo Romans
Por Gustavo Romans
De chico visitaba a unos tíos abuelos que vivían en el campo. La chacra de 30 hectáreas estaba cerca de Baigorrita, camino a la Estancia “El Verdún”. El tío Enrique y el tío Adolfo eran dos paisanos increíblemente buenos que atendían con una calidez y amabilidad impresionante. De vez en cuando, si pintaba lindo el día y había tiempo, el tío Adolfo ensillaba al Tormenta para que paseáramos los chicos. El Tormenta era un caballo acostumbrado al trabajo del campo, vivo y fuerte, pero sabía tratar a los niños caprichosos como yo. Aún luego de dos encierres, agachaba la cabeza y caminaba manso sin moverse demasiado para no incomodarme en mi inexperiencia.
Recuerdo una tardecita, rumbo al camino real, por el senderito de la entrada principal, se me dio por talonearlo para buscar algo de adrenalina. El Tormenta giró un poco la cabeza, como diciendo “¿estás seguro?” y empezó un trote moderado. Me afirmé fuerte y pensé que podía más. Talonee fuerte y el Tormenta aligeró la marcha galopando moderadamente. Yo, a estas alturas transformado en “el hombre del rifle”, le grite y lo volví a castigar con los talones. Me volvió a mirar y aceleró el galope de tal forma que todos los detalles de confort, que el caballo brindaba para que un chico de ocho o nueve años pudiera montarlo, desaparecieron. Unos metros más adelante caí aparatosamente sobre los girasoles del costado y el Tormenta se quedó pastando manso como si nada hubiera pasado. Fue la última vez que lo monté. Entre mi apatía por lo telúrico y mi porrazo, pocas veces volví a subirme al lomo de un caballo.
Creo que los “aliados” al gobierno han taloneado de más esta vez. Diálogo por Bs. As., los Libres del Sur, Pino y hasta la flamante diputada Graciela Iturraspe, dirigente de la CTA y electa por el partido de Sabatella quisieron la adrenalina de cabalgar fuerte y marcarle la cancha al bloque oficialista.
Haber acompañado al grupo A, para estos “idealistas” será un porrazo pronto. Cuando Victoria Donda intente un dictamen de comisión respecto de alguna iniciativa sobre derechos humanos y se encuentre comisiones con mayoría de la derecha. O Pino, tratando de estatizar Repsol YPF ante De Narváez o Bulrich. Macaluse o Lozano, tratando de negociar leyes progresistas con Aguad o los diputados sojeros.
El increíble pensamiento mágico de todo ese arco progresista que ve una candidatura de Pino Solanas en el horizonte del 2011, y ellos encolumnados detrás obteniendo lugares importantes en las listas, es tan infantil que terminará entre los girasoles de la realidad con una rapidez tan inmediata y violenta que en unos días van a empezar a sentir cuando reclamen algun lugar digno en comisiones centrales.
El taloneo en las verijas del oficialismo ha contenido el “vuelto” de la reforma política más que una convicción ideológica, lo cual los pinta como eternos opositores e incapaces de conducir un proyecto nacional y popular a largo plazo.
Como el Tormenta, el oficialismo cabalgó ofreciendo cierto confort, mientras no lo talonearon duro. Ahora, que está medio exigido y sin mayorías propias, mientras lo quieran cabalgar al trotecito y sin gritos, va a andar bien, pero cuando lo apuren, quizá no va a avanzar mucho, pero va a voltear gauchos a lo loco.
Gustavo Romans