Tiempo Argentino
Oscar González.
Dirigente socialista y secretario de Relaciones Parlamentarias.
Transitoriamente recompuestos en base a una terapia de reanimación diseñada por el el estado mayor opositor que integran el monopolio editorial y algunas empresas aliadas, los máximos referentes del exhumado Grupo A –Macri, Duhalde, Sanz, Alfonsín, Carrió, Solá– apelaron ayer a la retórica vacua para intentar reposicionarse frente a un clima de opinión que les es adverso.
Obvios hasta el absurdo, los lenguaraces de Héctor Magnetto se autoproponen sin rubor como cruzados para “cuidar la democracia” y en un “acuerdo pétreo” (signado por fósiles, debieran haber dicho) reclaman “la vigencia (sic) de la libertad de expresión (sic), la independencia del Poder Judicial (sic) y el cumplimiento de los fallos de la justicia (sic)”.
Como si no se hubiera derogado a instancias del Ejecutivo la legislación que permitía condenar por calumnias e injurias a los periodistas incisivos; como si no tuviéramos la Corte Suprema de Justicia más independiente de la historia nacional; como si no se estuvieran soportando impertinentes medidas cautelares decididas por jueces de dudosa competencia.
Ninguna malversación de la realidad ni cualquier efusión literaria puede ocultar la impericia opositora para ofrecer propuesta alguna ni su prodigiosa capacidad para deslegitimarse a sí misma.