Cooperativas vs. inflación
La Mañana de Neuquén
El economista del PS, Julio Lotes, propone retomar experiencias como la del Hogar Obrero para combatir el poder de las empresas formadoras de precios. Por R.A.
Control de precios
El socialismo K tiene su propuesta para frenar la inflación: la creación de cooperativas para combatir a los oligopolios que aumentan los precios frente a la creciente demanda. El economista del PS, Julio Lotes, visitó días atrás la ciudad invitado por el Club de Cultura Socialista. E&E dialogó con él para conocer su visión sobre el momento económico.
Uno de los temas centrales de la economía argentina parece ser la inflación. ¿Qué diagnóstico hace del tema?
La inflación adquirió una dinámica particular. En la primera etapa, cuando había capacidad ociosa, el tirón de demanda generó una mayor ocupación. Es keynesianismo puro. Pero cuando nos vamos acercando a un nivel donde la ocupación de la capacidad instalada (o de las fuerzas productivas visto desde el otro lado) es superior, ya la mayor demanda necesita de mayores inversiones, y muchas veces o esas inversiones no están disponibles o la incertidumbre hace que los empresarios no las hagan. Entonces ante una mayor demanda, en vez de producir más, aumentan los precios.
¿La inflación se explica por la puja distributiva?
Es lo que planteó la Presidenta en su momento. Creo que dentro de kirchnerismo hay varias visiones al respecto. Aldo Ferrer plantea, por ejemplo, que los grandes equilibrios macroeconómicos están dados, por lo tanto no hay una fundamentación para la inflación. Lo que él veía es que existe una incertidumbre hacia el futuro, y que era necesario acordar con los grandes formadores de precios las pautas a futuro de la economía. Eso iba desalentar las expectativas inflacionarias. Ahora, también hay un planteo que hace la gente del Cenda: ellos dicen que la inflación en Argentina se explica por los aumentos de los precios internacionales de los productos que exportamos. Eso genera un aumento interno de precios de esos productos, porque no tenemos retenciones móviles y a su vez lleva a un encarecimiento de los productos básicos alimenticios. Yo dudo un poco de esto porque no sé hasta qué punto la soja interviene tanto en los alimentos.
El trigo y el maíz sí…
Sí, en esos casos sí. Al aumentar el precio de los alimentos, hay una puja de los trabajadores para que aumenten los sueldos. Los sueldos tienen que aumentar para todo el espectro: los transables y los no transables. Entonces, esto eleva los costos laborales a los no transables, que deben aumentar los precios. A su vez, los no transables tienen una política de protección dado que históricamente están en una relación de desventaja con respecto a la competitividad. Al aumentar los precios, el tipo de cambio real se va achicando. La solución, para el Cenda, es una política activa industrial, para que los no transables hagan más eficiente la industria. Es un esquema. Yo creo que deja afuera las características monopólicas y oligopólicas de la economía argentina: los grandes formadores de precio que son, en definitiva, los que aprovechan los momentos. Por ejemplo, lo que ocurrió en diciembre de 2009: se había anunciado que salía la Asignación Universal por Hijo y la movilidad jubilatoria junto a la perspectiva del aguinaldo de fin de año. En noviembre, las bebidas casi se duplicaron, y no había ninguna razón. La única razón era que quienes forman los precios vieron que mayor dinero en el bolsillo de los trabajadores implicaba la posibilidad de que consumieran más y los precios aumentaron sin fundamento. Se venía una mayor demanda y absorbieron ese dinero antes de que llegara.
¿Cómo se corrige este problema?
Es una gran asignatura pendiente. Se está invirtiendo mucho en la economía argentina, pero hay que democratizarla, ampliar el espacio del área social de la economía. En la medida que la economía crezca pero se mantengan las estructuras oligopólicas, el problema no se va a solucionar. Cómo se cambia: hay que lograr que las formas de producción y comercialización vayan pasando a formas sociales de producción como las cooperativas. La Argentina tiene una rica experiencia que retrocedió con el avance neoliberalismo. La caída del Hogar Obrero –algún día los socialistas deberíamos asumirla y digerirla- no se debió sólo a los errores propios sino a un momento económico que era hostil a las cooperativas.
¿Este momento es propicio para las cooperativas?
Pienso que es imprescindible. Esto no se hace de un día para el otro, pero desde el punto de vista del planteo tenemos que generar un área social de la economía que considere a las cooperativas como algo más que una herramienta que permita organizar a grupos de trabajadores semimarginales para obras. Hasta ahora lo que vimos son cooperativas de trabajo para la refacción de estaciones de tren del sector del conurbano, algo que está muy bien. Pero las cooperativas están más que para eso. No son un salvavidas de último momento para ver qué hacemos. Hay que hacer un planteo central del rol de cooperativismo.
¿Cómo se avanza en esta dirección?
Tiene que haber algún diseño estatal con un andamiaje legal. Las cooperativas tenían algún tipo de ventajas impositivas con respecto a las sociedades de lucro que se fueron quitando con Martínez de Hoz. Las cooperativas surgieron en momentos difíciles. Las de servicios públicos en el interior, por ejemplo, surgieron cuando las grandes empresas no querían prestar el servicio porque no era rentable. También existieron cooperativas financieras que fueron experiencias interesantes. Habría que retomar estas experiencias de la historia argentina.
La Mañana de Neuquén
El economista del PS, Julio Lotes, propone retomar experiencias como la del Hogar Obrero para combatir el poder de las empresas formadoras de precios. Por R.A.
Control de precios
El socialismo K tiene su propuesta para frenar la inflación: la creación de cooperativas para combatir a los oligopolios que aumentan los precios frente a la creciente demanda. El economista del PS, Julio Lotes, visitó días atrás la ciudad invitado por el Club de Cultura Socialista. E&E dialogó con él para conocer su visión sobre el momento económico.
Uno de los temas centrales de la economía argentina parece ser la inflación. ¿Qué diagnóstico hace del tema?
La inflación adquirió una dinámica particular. En la primera etapa, cuando había capacidad ociosa, el tirón de demanda generó una mayor ocupación. Es keynesianismo puro. Pero cuando nos vamos acercando a un nivel donde la ocupación de la capacidad instalada (o de las fuerzas productivas visto desde el otro lado) es superior, ya la mayor demanda necesita de mayores inversiones, y muchas veces o esas inversiones no están disponibles o la incertidumbre hace que los empresarios no las hagan. Entonces ante una mayor demanda, en vez de producir más, aumentan los precios.
¿La inflación se explica por la puja distributiva?
Es lo que planteó la Presidenta en su momento. Creo que dentro de kirchnerismo hay varias visiones al respecto. Aldo Ferrer plantea, por ejemplo, que los grandes equilibrios macroeconómicos están dados, por lo tanto no hay una fundamentación para la inflación. Lo que él veía es que existe una incertidumbre hacia el futuro, y que era necesario acordar con los grandes formadores de precios las pautas a futuro de la economía. Eso iba desalentar las expectativas inflacionarias. Ahora, también hay un planteo que hace la gente del Cenda: ellos dicen que la inflación en Argentina se explica por los aumentos de los precios internacionales de los productos que exportamos. Eso genera un aumento interno de precios de esos productos, porque no tenemos retenciones móviles y a su vez lleva a un encarecimiento de los productos básicos alimenticios. Yo dudo un poco de esto porque no sé hasta qué punto la soja interviene tanto en los alimentos.
El trigo y el maíz sí…
Sí, en esos casos sí. Al aumentar el precio de los alimentos, hay una puja de los trabajadores para que aumenten los sueldos. Los sueldos tienen que aumentar para todo el espectro: los transables y los no transables. Entonces, esto eleva los costos laborales a los no transables, que deben aumentar los precios. A su vez, los no transables tienen una política de protección dado que históricamente están en una relación de desventaja con respecto a la competitividad. Al aumentar los precios, el tipo de cambio real se va achicando. La solución, para el Cenda, es una política activa industrial, para que los no transables hagan más eficiente la industria. Es un esquema. Yo creo que deja afuera las características monopólicas y oligopólicas de la economía argentina: los grandes formadores de precio que son, en definitiva, los que aprovechan los momentos. Por ejemplo, lo que ocurrió en diciembre de 2009: se había anunciado que salía la Asignación Universal por Hijo y la movilidad jubilatoria junto a la perspectiva del aguinaldo de fin de año. En noviembre, las bebidas casi se duplicaron, y no había ninguna razón. La única razón era que quienes forman los precios vieron que mayor dinero en el bolsillo de los trabajadores implicaba la posibilidad de que consumieran más y los precios aumentaron sin fundamento. Se venía una mayor demanda y absorbieron ese dinero antes de que llegara.
¿Cómo se corrige este problema?
Es una gran asignatura pendiente. Se está invirtiendo mucho en la economía argentina, pero hay que democratizarla, ampliar el espacio del área social de la economía. En la medida que la economía crezca pero se mantengan las estructuras oligopólicas, el problema no se va a solucionar. Cómo se cambia: hay que lograr que las formas de producción y comercialización vayan pasando a formas sociales de producción como las cooperativas. La Argentina tiene una rica experiencia que retrocedió con el avance neoliberalismo. La caída del Hogar Obrero –algún día los socialistas deberíamos asumirla y digerirla- no se debió sólo a los errores propios sino a un momento económico que era hostil a las cooperativas.
¿Este momento es propicio para las cooperativas?
Pienso que es imprescindible. Esto no se hace de un día para el otro, pero desde el punto de vista del planteo tenemos que generar un área social de la economía que considere a las cooperativas como algo más que una herramienta que permita organizar a grupos de trabajadores semimarginales para obras. Hasta ahora lo que vimos son cooperativas de trabajo para la refacción de estaciones de tren del sector del conurbano, algo que está muy bien. Pero las cooperativas están más que para eso. No son un salvavidas de último momento para ver qué hacemos. Hay que hacer un planteo central del rol de cooperativismo.
¿Cómo se avanza en esta dirección?
Tiene que haber algún diseño estatal con un andamiaje legal. Las cooperativas tenían algún tipo de ventajas impositivas con respecto a las sociedades de lucro que se fueron quitando con Martínez de Hoz. Las cooperativas surgieron en momentos difíciles. Las de servicios públicos en el interior, por ejemplo, surgieron cuando las grandes empresas no querían prestar el servicio porque no era rentable. También existieron cooperativas financieras que fueron experiencias interesantes. Habría que retomar estas experiencias de la historia argentina.
