HORA DE DEFINICIONES
“…según la voz de mando, nuestros países deben creer en la libertad de comercio (aunque no exista), honrar la deuda (aunque sea deshonrosa), atraer inversiones (aunque sean indignas) y entrar al mundo (aunque sea por la puerta de servicio).
Entrar al mundo: el mundo es el mercado. El mercado mundial, donde se compran países. Nada de nuevo. América latina nació para obedecerlo, cuando el mercado mundial todavía no se llamaba así, y mal que bien seguimos atados al deber de obediencia.
Esta triste rutina de los siglos empezó con el oro y la plata y siguió con el azúcar, el tabaco, el guano, el salitre, el cobre, el estaño, el caucho, el cacao, la banana, el café, el petróleo... ¿Qué nos dejaron esos esplendores? Nos dejaron sin herencia ni querencia. Jardines convertidos en desiertos, campos abandonados, montañas agujereadas, aguas podridas, largas caravanas de infelices condenados a la muerte temprana, vacíos palacios donde deambulan los fantasmas...
Ahora es el turno de la soja transgénica y de la celulosa. Y otra vez se repite la historia de las glorias fugaces, que al son de sus trompetas nos anuncian desdichas largas…” Eduardo Galeano // Página 12.
Que loco!!! Hemos visto miles de “pobres” que se desplazaban e invadían la ciudad en vehículos y maquinarias que superaban los varios miles de dólares….
El pueblo se debate en medio de un “lock out de los patrones del campo” y padece sus consecuencias. El centro de la escena son las retenciones, en especial a la soja.
Solo escuchamos parte de una campana, que suena al compás de costosas campañas, alimentadas por importantes medios periodísticos, que forman parte de grandes grupos económicos que pugnan por adueñarse del poder político.
Pocos dicen que el crecimiento de la monoproducción de soja incrementa los problemas sociales, que impactan en la salud, generando enfermedades emergentes de la pobreza y la migración interna, y provocan a la vez más necesidad de presupuesto tanto para el sistema de salud pública como para las políticas sociales destinadas a estos grupos vulnerables. El proceso de
sojización ha significado vaciar el campo, que la gente migre a las ciudades, con oficios que no corresponden a las demandas que hoy tiene una ciudad, a vivir en los peores lugares, lo que genera planes sociales que nunca tendrán el valor del trabajo como elemento formador del individuo y la sociedad.
El ingrediente más reciente de ese inventario es que la opción de la producción masiva de biocombustibles a base de soja y maíz para la exportación en un momento histórico caracterizado por el fin de la etapa del combustible fósil barato en el mundo, puede generar en el país un reemplazo de la producción de alimentos, el aumento del precio de los mismos, la deforestación indiscriminada de bosques nativos, la contaminación producida por el uso de los agroquímicos y la erosión de los suelos.
Este es el modelo que defienden quienes discuten las retenciones, los mismos que avalaron y defendieron a Videla y Martinez de Hoz, modelo que provoca un gran impacto social porque aumenta la migración de mano de obra desocupada por un sistema productivo que solo requiere tecnología.
Para producir la soja transgénicas y otras semillas, miles de argentinos están expuestos a dosis de plaguicidas, y miles de personas enferman y mueren para que China y Europa puedan alimentar su ganado con soja, o coman pan barato. Las dosis de glifosato, endosulfán, 2,4 D y otros plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal de bebés, niños, adolescentes y adultos, cifras que desconocemos de aquellos que enfermaron y murieron por culpa de las dosis de agroquímicos.
Otra arista de la problemática, es la tenencia y extranjerización de la tierra, que precisamente no se soluciona con medidas económicas de retenciones o de recursos monetarios de exportación de granos, sino con el reconocimiento ancestral de la tenencia de la tierra en manos de quien la trabaja. Hablamos del campesino que comienza su jornada antes que el sol para mantener su producción de alimentos que después de injustas intermediaciones termina en el plato del habitante confortable de la ciudad o del sojero, que precisamente no consume milanesas de soja, o incluso del marginado de la ciudad.
Estas injusticias se resuelven cambiando el modelo de distribución.
Entendemos que este es el problema de fondo, es la “dura pulseada” por el modelo de una justa política de distribución de la riqueza. Acá los “patrones” no quieren perder los poderes, de decidir por ellos y por la vida de millones de argentinos.
Los “piqueteros fashion” obtienen el beneficio del trabajo en “negro” de varios miles de trabajadores rurales, quienes soportan la ausencia de obra social, de las ART, sin aportes previsionales, entre otros derechos, sin
embargo, hoy ponen a toda la sociedad en una grave crisis económica y democrática. Estos “patrones” con la excusa de las retenciones se han propuesto desestabilizar a la legítima institucionalidad del gobierno en todos los estamentos. No olvidamos que la ausencia de democracia ha sido trágica en el país.
No vimos la energía de sus reclamos por el procesamiento de miles de militantes argentinos y argentinas del campo popular, cuando han sido golpeados por las fuerzas de seguridad y procesados en la justicia. Ciudadanos que han reclamado comida, vivienda y un trabajo digno, nada más ni nada menos. Sin embargo hoy lloran y se martirizan por que han sido citados por la justicia, con justas causas. También pretenden fijar la diferencia, tratando de evadir los procedimientos judiciales, ocultándose en la impunidad que les genera el dinero, alentando que las cárceles debe ser solo para los pobres.
NO SOMOS ESTUPIDOS. Entendemos que el sectarismo de los “patrones del campo”, asociado a fracasados políticos, fracasadas dirigentes y fuerzas de la oposición han puesto de manifiesto, que no se defienden las “retenciones” en los granos, se abroquelan detrás de un objetivo de lucha que es la desestabilización del Gobierno.
Los socialistas de la provincia de Buenos Aires integramos la Concertación Plural junto a otras fuerzas políticas y sociales. En esta causa: retenciones y redistribución de la riqueza coincidimos con las políticas del Gobierno Nacional aplicadas al tema. No se puede equiparar el derecho a huelga de los trabajadores, cuyo único capital es la fuerza del trabajo, al LOCK OUT patronal agrario, por que sus medidas generan desabastecimiento, con la gravedad del manejo que supone el sector alimentario, inequidad, injusticia e inflación.
Desde siempre hemos hablado de la REFORMA AGRARIA, tema que hoy deberíamos debatir nuevamente.
Una reforma agraria redistributiva y conducida por el Estado debería ser un elemento clave del modelo de la soberanía alimentaria de los pueblos.
Además, la reforma agraria debe garantizar la seguridad de la tenencia de la tierra y los recursos, el libre acceso al conocimiento y la tecnología, apoyar el uso de la tierra para fines productivos y evitar la reconcentración territorial. La tenencia de la tierra debe ser de aquellos que la trabajan.
Francisco O. Maestrojuan N.Mariano Mirón Secretario General PS Tandil Miembro Junta Prov. PS
HOMENAJE A NÉSTOR KIRCHNER
