Hacer o decir
Por Oscar González*
Este 8 de enero se cumplen 82 años del fallecimiento del máximo líder del socialismo argentino, Juan B. Justo, a quien con justicia José Aricó consideró “el primer político moderno de la Argentina”.
Traer a la memoria la figura de Justo –más allá de sus méritos como científico innovador, legislador eminente y dirigente cívico- brinda la posibilidad de evocar un aspecto poco considerado de su itinerario vital: como verdadero reformador social y hombre de acción.
En efecto, siendo el fundador del socialismo argentino un intelectual de fuste (primer traductor de El Capital de Marx al castellano, autor de una vasta obra en la que destaca su Teoría y Práctica de la Historia) dedicó la mayor parte de sus esfuerzos a la política práctica fundando los instrumentos que consideró esenciales para lograr la autonomía y emancipación de los trabajadores.
Así, el médico destacado abandona su próspera carrera profesional para dedicarse a impulsar la prensa obrera (La Vanguardia, 1894), la organización política (Partido Socialista, 1896), la solidaridad (Asociación Obrera de Socorros Mutuos, 1898), la educación popular (Sociedad Luz, 1899), la lectura como herramienta de superación humana (Biblioteca Obrera, 1897) y la cooperación libre (El Hogar Obrero, 1907).
Avezado analista y pensador profundo, Justo evitó siempre la retórica altisonante y, aunque era un orador impecable –e implacable- , siempre privilegió la acción cotidiana y persistente como camino hacia la “elevación de la clase trabajadora”, como solía definir al objetivo del socialismo argentino.
Ocho décadas después de su partida, conviene releer a Justo cuando afirmaba que “en política, como en todas las cosas, el método se juzga por sus resultados, más que por las intenciones e hipótesis”. O cuando decía del socialismo que éste entraña “la política más avanzada, no por lo que prevé o lo que promete sino por lo que hace”.
Hacer o decir es, entonces, el dilema que los socialistas de hoy debemos resolver para ser dignos del legado del fundador.
Este 8 de enero se cumplen 82 años del fallecimiento del máximo líder del socialismo argentino, Juan B. Justo, a quien con justicia José Aricó consideró “el primer político moderno de la Argentina”.
Traer a la memoria la figura de Justo –más allá de sus méritos como científico innovador, legislador eminente y dirigente cívico- brinda la posibilidad de evocar un aspecto poco considerado de su itinerario vital: como verdadero reformador social y hombre de acción.
En efecto, siendo el fundador del socialismo argentino un intelectual de fuste (primer traductor de El Capital de Marx al castellano, autor de una vasta obra en la que destaca su Teoría y Práctica de la Historia) dedicó la mayor parte de sus esfuerzos a la política práctica fundando los instrumentos que consideró esenciales para lograr la autonomía y emancipación de los trabajadores.
Así, el médico destacado abandona su próspera carrera profesional para dedicarse a impulsar la prensa obrera (La Vanguardia, 1894), la organización política (Partido Socialista, 1896), la solidaridad (Asociación Obrera de Socorros Mutuos, 1898), la educación popular (Sociedad Luz, 1899), la lectura como herramienta de superación humana (Biblioteca Obrera, 1897) y la cooperación libre (El Hogar Obrero, 1907).
Avezado analista y pensador profundo, Justo evitó siempre la retórica altisonante y, aunque era un orador impecable –e implacable- , siempre privilegió la acción cotidiana y persistente como camino hacia la “elevación de la clase trabajadora”, como solía definir al objetivo del socialismo argentino.
Ocho décadas después de su partida, conviene releer a Justo cuando afirmaba que “en política, como en todas las cosas, el método se juzga por sus resultados, más que por las intenciones e hipótesis”. O cuando decía del socialismo que éste entraña “la política más avanzada, no por lo que prevé o lo que promete sino por lo que hace”.
Hacer o decir es, entonces, el dilema que los socialistas de hoy debemos resolver para ser dignos del legado del fundador.
* Dirigente socialista. Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno nacional.
