miércoles, 19 de agosto de 2009

ESCRIBE RICARDO FORSTER

El “escándalo de la pobreza” y la dádiva de la caridad

Por Ricardo Forster

La pobreza. Desde hace algunos días se ha instalado en el país una suerte de discusión alrededor de esa palabra que viene de muy lejos y que ha recorrido casi toda la historia y la geografía de la humanidad. Palabra de alcances bíblicos que ha dejado una estela sin la cual resulta casi imposible pensar sueños y pesadillas, aventuras y frustraciones, esperanzas y dolores, martirios y traiciones. Estuvo en la boca de los profetas del Antiguo Testamento; recorrió la lucha de las innumerables rebeliones de campesinos contra los poderes feudales; se inscribió en las tradiciones de socialistas y anarquistas y se metió de cuajo en los diversos movimientos que en el interior de la Iglesia católica latinoamericana se lanzaron a la búsqueda del rostro de los pobres como verdadero mensaje del Evangelio de Jesús. Estuvo en los ideales políticos de las luchas revolucionarias que sacudieron los dominios colonialistas. Se inscribió en la consigna que galvanizó a las masas campesinas del 17 ruso: “pan, paz y tierra”. Pero también se convirtió en uno de los recursos clave de las múltiples pastorales cristianas que tendieron a reivindicar al pobre en su condición de cordero de Dios y destinado a la redención al final de los tiempos, una redención por fuera de la historia y como gracia de la bondad divina. Emergió en los discursos de una Iglesia que tendió a naturalizar la pobreza al mismo tiempo que garantizaba la inocencia de los pobres como aquellos que aceptaban pacífica y resignadamente el poder del César o el poder de cualquier otro soberano a lo largo de la historia. Una Iglesia que supo con extraordinaria astucia apelar a las fuentes de una retórica que transformó la pobreza en una figura recurrente y desactivada como núcleo de rebelión e insubordinación. Pobreza y resignación se volvieron términos intercambiables. Pobreza y naturaleza humana se inscribieron, también, en un nuevo esencialismo que desdibujaba las causas y los causantes de la miseria de los muchos, de los incontables de la historia, para simplemente plegarla, a la pobreza, en el interior de la inmodificable monotonía de las sociedades humanas. Inmodificable y permanente, la pobreza se instaló como un dato constitutivo de nuestras vidas. Nacimos con ella y moriremos con ella. Tal vez sea posible, misericordiosa y filantrópicamente, morigerarla aliviando con la caridad –la de los ricos– el sufrimiento de aquellos que no tuvieron la inmensa suerte de nacer en hogares privilegiados. Caridad y escándalo como palabras extraídas de la cantera de reservas teológicas que guardan los textos sagrados y que siempre pueden venir a explicitar nuestra angustia ante los inescrutables designios de Dios. Nos escandaliza la pobreza, como quien se siente desbordado e impotente ante un fenómeno de la naturaleza o ante una maldad inexplicable que parece acontecer más allá de toda significación. Jeroglífico indescifrable en el que no podemos descubrir sus modos de desplegarse en el interior de nuestras sociedades. Es un más allá de la injusticia y de la desigualdad; se inscribe en un orden distinto al de la apropiación, por unos pocos, de la mayor parte de la riqueza producida por el conjunto de los miembros de una sociedad. No hay detrás de ella un sistema socioeconómico que multiplica exponencialmente su inmenso daño mientras la retórica, eclesiástica y de la otra (la de los poderes dominantes que conocen al dedillo los vericuetos del lenguaje hipócrita y mistificador), insiste con la necesidad de combatir a la pobreza mitigando el sufrimiento de los pobres. Organizan colectas; multiplican los actos de caridad y vuelven a escandalizarse porque sigue lloviendo “pobreza” sobre nuestras sociedades sin que logremos explicarnos por qué, o quiénes o cómo ese mal endémico continúa atormentando a la mayoría de los seres humanos. ¿Resulta extravagante imaginar un proyecto político que reúna en un mismo arco a los críticos del intervencionismo estatal, a los recolectores gozosos de la renta que dadivosamente les ofrece la pampa húmeda con una organización como Cáritas? ¿Es ajena a su retórica antiestatalista el sueño de una patria integralmente cultivada de soja que permita atender, con las formas y los modos intachables de la caridad, la necesidad de los pobres? El Estado, mal del demonio, rémora de un orden político anacrónico y dominado todavía por los restos tumefactos del populismo, debe servir pura y exclusivamente para garantizar la libre circulación de las mercancías, de las riquezas y de las personas que, eso sí, tengan sus papeles en regla. De los pobres debería encargarse Cáritas, porque eso es más claro que el agua, la política y los políticos, cuando hablan o se ocupan de ellos, es sólo para corromperlos y para acumular pingües beneficios. Pura corrupción. De los ricos filántropos será el reino de los cielos (la imagen de Bill Gates donando gran parte de su fortuna es el núcleo ideal de esa caridad que los grandes triunfadores de la historia, los causantes de una miseria creciente en la mayor parte del planeta, están dispuestos a ofrecer en señal de su inmensa misericordia mientras, eso sí, siguen multiplicando las formas económicas que expanden esa misma pobreza que los escandaliza). Dadivosidad, caridad, filantropía son todas palabras que pronunciadas por los poderosos de ayer y de hoy, por los dueños del capital y de la tierra, de los conocimientos y de las tecnologías, no significan otra cosa que la perpetuación de ese escándalo que los escandaliza allí, donde el sistema que profundiza las causas de la desigualdad sigue siendo absolutamente sostenido en medio de tanto altruismo desinteresado.Entre nosotros, el inefable De Angeli lo expresó sin mediaciones y con la impunidad de una ignorancia que se sabe amparada por los poderes corporativos: que los dejen producir tranquilos, que los dejen comerciar sin retenciones sus cereales y sus carnes que ellos se van a encargar de los sueldos de maestros y de médicos. Son ricos y generosos y no tienen nada que ver con esos relatos bíblicos que nos hacían quedar tan mal (¿recuerda, estimado lector, aquello de que será más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre al reino de los cielos?). Época que requiere de un giro de la retórica eclesial allí donde la riqueza dejó de ser, para los lenguajes emanados de los grandes medios de comunicación, el verdadero escándalo que nos relataban los profetas, los evangelios y que llegó hasta el Concilio Vaticano II; época en la que un político es siempre sospechoso mientras que un empresario aparece como ejemplo de virtud. Una época atravesada de lado a lado por la simbología del capital y del consumo en la que la pobreza es un accidente de la naturaleza que viene a afear el disfrute de los ricos. Una época que cosifica a los pobres transformándolos en un número, en una cifra abstracta en el interior de estadísticas que nada dicen ni explican a la hora de preguntarnos por qué y cómo se ha multiplicado la injusticia y la desigualdad. En fin, una época que glorifica el éxito empresarial y la multiplicación de los millones embolsados por empresarios convertidos en ejemplos paradigmáticos de la nueva moral reinante y que, en un giro inversamente proporcional, denuncia cualquier proyecto político que intente torcer la fatalidad de la pobreza abriendo las compuertas de una distribución más justa de la riqueza. Una época, en definitiva, que ama los monopolios privados y que lanza a los fuegos del infierno a cualquiera que se atreva a defender el papel del Estado a la hora de buscar modificar las profundas injusticias del capitalismo. ¿No será ése el escándalo silenciado por el Papa y los medios de comunicación?. (BAE)

HOMENAJE A NÉSTOR KIRCHNER

Jorge Rivas, entrevistado por Ernesto Tenembaum

ELLOS TIENEN UN PLAN, ¡Y QUÉ PLAN!

La Marcha de la Oposición - Ignacio Copani

TN - Asunción de Jorge Rivas como diputado

AMÉRICA 24 - Rivas jura como diputado

C5N - Rivas jura como diputado

TELENOCHE - Informe sobre la recuperción de Jorge Rivas

Jorge Rivas - Documental sobre su rehabilitación - Gentileza de HadaSoft

OSCAR GONZÁLEZ EN LA CUMBRE DE LÍDERES PROGRESISTAS JUNTO A CFK- Canal 7

OSCAR GONZÁLEZ OPINA SOBRE LA CRISIS ECONÓMICA INTERNACIONAL - Telesur 12/08

EL SOCIALISTA OSCAR GONZÁLEZ OPINA SOBRE LA REESTATIZACIÓN DE LAS JUBILACIONES

Canal 13 - Gustavo Silvestre califica de "vergüenza" el intervencionismo de Giustiniani