Una fiscal, admiradora de Fidel, comanda la reforma en la Federal
Es Cristina Caamaño, que investigaba a los policías por la muerte de Mariano Ferreyra
Hernán Cappiello / LA NACION
La nueva jefa de todas las fuerzas de seguridad federales, incluida la Policía Federal, es civil y mujer. La fiscal Graciela Caamaño, que hasta hace horas investigaba a la Policía Federal por su inacción ante el ataque de una patota de la Unión Ferroviaria que terminó con la muerte de Mariano Ferreyra, estará al frente de las fuerzas y de una profunda reforma estructural que implica mucho más que una purga de los altos mandos.
Abogada recibida ya de grande, con dos hijos, uno de 24 y otro de 27 años, Caamaño llegó a ese cargo por su tarea en la Justicia y su excelente relación con el procurador general de la Nación, Esteban Righi. De hecho fue docente adjunta de su cátedra. "Mi relación con Righi es académica", explica.
Todos los días veía sobre una mesa ratona de su despacho en su fiscalía dos fotografías que de algún modo hablan de sus ideas: en una estaba abrazada al juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni y en otra con el líder cubano Fidel Castro.
Ingresó en la fiscalía en 1990 como secretaria y en 2005 asumió la titularidad. Se recibió de grande en la facultad, donde su vocación era la filosofía, pero sus padres no la dejaron. "Para ellos, filo era una cueva de comunistas. Entonces, miré los programas de estudio y Derecho tenía algo de filosofía y de sociología. Y Penal, de hecho, tiene mucho de socio", explicó en una entrevista con La Nacion.
Con la voz gastada, Caamaño es reconocida por su apego al trabajo, al punto que no tiene auto: aprovecha sus viajes en taxi par armar escritos y contestar vistas. A su celular, donde suena una canción de Charly García como ringtone, llaman policías, jueces, fiscales y presos que tiene su número para denunciar sus condiciones de encierro.
Caamaño Iglesias Paiz, tal su apellido completo, integra la Junta Directiva del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip), que preside el penalista David Baigún y orienta como vicepresidente el letrado Alberto Binder, inspirador de la reforma policial bonaerense que impulsó Carlos Arslanian.
Origen radical
Cercana al radicalismo, al punto que sus custodios fueron los que velaron por la seguridad de Raúl Alfonsín, según relata una amiga cercana, Caamaño se especializó en el problema carcelario. Es autora de cuatro libros, uno sobre los derechos de los detenidos, y ahora avanza en otro sobre los presos extranjeros.
Es docente en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, donde se vinculó con Sergio Schoklender, y en el Centro Universitario de Devoto (CUD), donde formó a presos como abogados, que hoy, libres, se presentan como querellantes o defensores en su fiscalía.
Nilda Garré la conoció cuando era diputada y tuvo a Caamaño como asesora en materia carcelaria. El aval de Righi fue el impulso final para su designación.
Sus ideas, su formación y su línea de trabajo prenuncian cambios totales en las fuerzas de seguridad. Por lo pronto estarán bajo el mando y el control de un civil. No es un cambio decorativo, sino estructural. "Implica modificar un modelo de conducción policial autónoma, proclive a las prácticas corruptas y corporativas, para instaurar un paradigma de control político, sobre las decisiones operativas, de ascensos y de investigaciones internas", indican en su entorno.
Entre sus políticas se destaca la de la prevención de la violencia y del delito y el control disciplinario, la instrumentación de programas para la protección de víctimas vulnerables y el tratamiento de problemas clave, como la trata de personas.
La nueva estructura del ministerio pondrá el énfasis en la transparencia.
Su paradigma, que propone salir del modelo de la mano dura y la elevación de penas, contempla una mirada integral sobre el problema de la seguridad que trasciende lo policial, para trabajar sobre lo social.
Incluso habrá cambios en la formación de nuevos efectivos, que ya no dependerá de la estructura policial, sino del nivel político.
Su última medida como fiscal fue pedir la indagatoria de José Pedraza, el jefe de la Unión Ferroviaria, por el caso Ferreyra. Su primera como secretaria de Seguridad, participar del cambio en la cúpula de la Policía Federal.
PERFIL
CRISTINA CAAMAÑO
Nueva secretaria de seguridad
Trayectoria : ex fiscal de instrucción. Estaba al frente de la investigación del crimen del militante del PO Mariano Ferreyra. Allí investigaba a la Policía Federal por no haber impedido el homicidio. Había pedido indagar al líder ferroviario José Pedraza en esa causa. De carrera judicial, fue profesora en la cátedra del procurador Esteban Righi.
.Docencia : integra el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, donde se especializó en temas carcelarios. Es autora de cuatro libros sobre temas penales. Fue docente de la Universidad de Buenos Aires, del Centro Universitario de la cárcel de Villa Devoto y de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo.
Es Cristina Caamaño, que investigaba a los policías por la muerte de Mariano Ferreyra
Hernán Cappiello / LA NACION
La nueva jefa de todas las fuerzas de seguridad federales, incluida la Policía Federal, es civil y mujer. La fiscal Graciela Caamaño, que hasta hace horas investigaba a la Policía Federal por su inacción ante el ataque de una patota de la Unión Ferroviaria que terminó con la muerte de Mariano Ferreyra, estará al frente de las fuerzas y de una profunda reforma estructural que implica mucho más que una purga de los altos mandos.
Abogada recibida ya de grande, con dos hijos, uno de 24 y otro de 27 años, Caamaño llegó a ese cargo por su tarea en la Justicia y su excelente relación con el procurador general de la Nación, Esteban Righi. De hecho fue docente adjunta de su cátedra. "Mi relación con Righi es académica", explica.
Todos los días veía sobre una mesa ratona de su despacho en su fiscalía dos fotografías que de algún modo hablan de sus ideas: en una estaba abrazada al juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni y en otra con el líder cubano Fidel Castro.
Ingresó en la fiscalía en 1990 como secretaria y en 2005 asumió la titularidad. Se recibió de grande en la facultad, donde su vocación era la filosofía, pero sus padres no la dejaron. "Para ellos, filo era una cueva de comunistas. Entonces, miré los programas de estudio y Derecho tenía algo de filosofía y de sociología. Y Penal, de hecho, tiene mucho de socio", explicó en una entrevista con La Nacion.
Con la voz gastada, Caamaño es reconocida por su apego al trabajo, al punto que no tiene auto: aprovecha sus viajes en taxi par armar escritos y contestar vistas. A su celular, donde suena una canción de Charly García como ringtone, llaman policías, jueces, fiscales y presos que tiene su número para denunciar sus condiciones de encierro.
Caamaño Iglesias Paiz, tal su apellido completo, integra la Junta Directiva del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip), que preside el penalista David Baigún y orienta como vicepresidente el letrado Alberto Binder, inspirador de la reforma policial bonaerense que impulsó Carlos Arslanian.
Origen radical
Cercana al radicalismo, al punto que sus custodios fueron los que velaron por la seguridad de Raúl Alfonsín, según relata una amiga cercana, Caamaño se especializó en el problema carcelario. Es autora de cuatro libros, uno sobre los derechos de los detenidos, y ahora avanza en otro sobre los presos extranjeros.
Es docente en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, donde se vinculó con Sergio Schoklender, y en el Centro Universitario de Devoto (CUD), donde formó a presos como abogados, que hoy, libres, se presentan como querellantes o defensores en su fiscalía.
Nilda Garré la conoció cuando era diputada y tuvo a Caamaño como asesora en materia carcelaria. El aval de Righi fue el impulso final para su designación.
Sus ideas, su formación y su línea de trabajo prenuncian cambios totales en las fuerzas de seguridad. Por lo pronto estarán bajo el mando y el control de un civil. No es un cambio decorativo, sino estructural. "Implica modificar un modelo de conducción policial autónoma, proclive a las prácticas corruptas y corporativas, para instaurar un paradigma de control político, sobre las decisiones operativas, de ascensos y de investigaciones internas", indican en su entorno.
Entre sus políticas se destaca la de la prevención de la violencia y del delito y el control disciplinario, la instrumentación de programas para la protección de víctimas vulnerables y el tratamiento de problemas clave, como la trata de personas.
La nueva estructura del ministerio pondrá el énfasis en la transparencia.
Su paradigma, que propone salir del modelo de la mano dura y la elevación de penas, contempla una mirada integral sobre el problema de la seguridad que trasciende lo policial, para trabajar sobre lo social.
Incluso habrá cambios en la formación de nuevos efectivos, que ya no dependerá de la estructura policial, sino del nivel político.
Su última medida como fiscal fue pedir la indagatoria de José Pedraza, el jefe de la Unión Ferroviaria, por el caso Ferreyra. Su primera como secretaria de Seguridad, participar del cambio en la cúpula de la Policía Federal.
PERFIL
CRISTINA CAAMAÑO
Nueva secretaria de seguridad
Trayectoria : ex fiscal de instrucción. Estaba al frente de la investigación del crimen del militante del PO Mariano Ferreyra. Allí investigaba a la Policía Federal por no haber impedido el homicidio. Había pedido indagar al líder ferroviario José Pedraza en esa causa. De carrera judicial, fue profesora en la cátedra del procurador Esteban Righi.
.Docencia : integra el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, donde se especializó en temas carcelarios. Es autora de cuatro libros sobre temas penales. Fue docente de la Universidad de Buenos Aires, del Centro Universitario de la cárcel de Villa Devoto y de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo.
