El renacimiento de la popularidad de los Kirchner
La recuperación económica, un nuevo sentimiento nacionalista y una oposición dividida los impulsa
Por Matt Moffett
Agence France-Press/Getty Images
BUENOS AIRES—La presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su esposo y predecesor Néstor Kirchner están disfrutando de un renacimiento político de cara a las elecciones presidenciales de 2011, después de más de dos años en los que el desencanto de los argentinos hacia la pareja no dejó de aumentar.
Ambos líderes peronistas se están beneficiando de una vigorosa recuperación económica, un repentino aumento del nacionalismo causado por la celebración del bicentenario del país y el avance de su selección de fútbol en el Mundial de Sudáfrica, así como de los tropiezos de una oposición muy fragmentada.
Una encuesta divulgada en junio por la firma de consultoría Management & Fit reveló que el índice de aprobación de la gestión de Cristina Kirchner era de 31,5%, un alza de casi nueve puntos porcentuales frente a septiembre, una cifra considerable en un ambiente político tan dividido.
Las implicaciones de la recuperación están desatando un intenso debate en Argentina, donde los Kirchner —de tendencias políticas izquierdistas— generan opiniones enfrentadas y distintas firmas encuestadoras se acusan a menudo unas a otras de conflictos de interés. Mientras Néstor Kirchner sienta las bases de una campaña para las elecciones presidenciales de octubre de 2011, sus posibilidades de victoria se acercan al 50%, según el politólogo Mark Jones, de la Universidad Rice. Jones afirma que, hace un año, esa cifra no habría pasado del 10%.
El giro en el estado de ánimo nacional, que Kirchner describió recientemente como un "estallido de la buena onda", es aún tenue. Si bien se espera que la economía crezca alrededor de 7% este año tras la recesión global de 2009, la inflación anual ronda el 25%, una de las tasas más altas del mundo. También existe preocupación sobre la salud de Néstor Kirchner, un adicto al trabajo de 60 años, incluso antes de que se sometiera en febrero a una operación de emergencia por un problema en la arteria carótida derecha. Además, el ánimo del país podría venirse abajo si Argentina pierde contra Alemania en el partido de cuartos de final este sábado.
Para ganarse el afecto de los argentinos, el gobierno ha amasado unas arcas presupuestarias de miles de millones de dólares para usar en patrocinios y gastos públicos, fondos que obtuvo de la nacionalización de los fondos privados de pensión y de la asunción del control de fondos del banco central, entre otros.
Durante el Mundial, el gobierno ha estado distribuyendo miles de decodificadoras digitales para que los espectadores en los barrios puedan ver los partidos con una mejor calidad de imagen. También ha empezado a repartir un popular subsidio de US$45 al mes para los hijos de familias pobres y alista el lanzamiento de programas de crédito para viviendas y autos.
Alejandro Bonvecchi, politólogo de la Universidad Torcuato Di Tella, no cree que todo esto sea suficiente para ayudar a Néstor Kirchner, prácticamente descartado hace tan sólo un año, después de que la lista legislativa que encabezaba se viera superada en las elecciones en junio del año pasado por un grupo peronista disidente.
Sin embargo, los candidatos de la oposición se encuentran a la defensiva ante los constantes ataques de los Kirchner y por sus propios errores.
Uno de los principales candidatos presidenciales, el vicepresidente Julio Cobos, ha perdido terreno, en parte debido a su postura contradictoria al ser tanto un miembro del gobierno como una importante figura de la oposición que rompió con la presidenta Kirchner tras llegar a la vicepresidencia de la mano de la mandataria. Otro líder opositor, el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, ha sido acusado en un caso de escuchas ilegales, que según Macri ha sido manipulado por razones políticas. El Congreso, donde la oposición se adjudicó una estrecha mayoría el año pasado, ha sido incapaz en ocasiones de reunir un quórum de legisladores asistentes para estudiar proyectos de ley.
Federico Aurelio, analista de la firma de opinión pública Aresco, considera que la oposición no ha sabido cumplir con las altas expectativas.
Para que Néstor Kirchner gane el próximo año, los analistas creen que tendría que imponerse en primera ronda y evitar una segunda, donde la oposición cerraría filas en torno a un único candidato y casi con toda seguridad lo derrotaría. Para ganar en primera ronda, necesitaría o bien 45% del voto, o un 40% con un margen de victoria de 10 puntos porcentuales.
Mariel Fornoni, analista de Management & Fit, afirma que los Kirchner cuentan con una base fiel de 25% del electorado y una oposición tenaz de 50% de los votantes. La experta considera que las posibilidades de Néstor Kirchner dependen del restante 25% de los argentinos, muchos de los cuales se han mostrado descontentos con la oposición.
Entre los operadores políticos del pragmático sistema peronista, el regreso de Kirchner podría ser algo parecido a una profecía autocumplida, dice Jones, de la Universidad Rice, ya que a medida que el ex presidente sube en las encuestas, la gente que se mantenía al margen regresará a su bando.