Kirchner y lo políticamente correcto
Por Carlos Ominami*
Publicado por el diario La Tercera, de Chile, el 19 Julio de 2010
Me cuento entre quienes le tienen respeto al ex Presidente Néstor Kirchner, actual secretario general de Unasur, y a la Presidenta Cristina Fernández.
Para algunos, esto no es "adecuado". No me importa. Precisamente, la política está envilecida por el cálculo y la falta de convicciones, ingredientes de lo que denominan "lo políticamente correcto". Los Kirchner han sido capaces de desafiar esa lógica. Ahí están sus méritos y la explicación de las críticas que concentran.
Sabemos que si la política es un oficio duro, su ejercicio es particularmente difícil en Argentina. Y si algo no se puede desconocer, son los méritos de los K. En 2003, Néstor Kirchner tuvo la lucidez de asumir una postulación presidencial prácticamente desde la nada, partiendo con el 1% en las encuestas y de una provincia patagónica como Santa Cruz. Lo que puso por delante fue su convicción de que podía aportar a Argentina, atreviéndose a desoír los consejos del FMI y sin poner por delante los intereses de la comunidad financiera.
Hacía décadas que Argentina no crecía como lo ha hecho estos últimos años. No por azar Cristina Fernández fue electa Presidenta y Néstor Kirchner terminó su período con una alta adhesión. Para nadie es un misterio que el gobierno de Fernández ha debido enfrentar dificultades, entre otras, la crisis financiera mundial (sin ir más lejos, Chile tuvo una tasa de crecimiento de -1,5% en 2009).
Ella continuó en la línea de asumir desafíos con altos costos por la profundidad de los intereses heridos. Así ocurrió con el tema de las retenciones, donde se trataba de establecer una mayor equidad en la distribución de la renta que genera el desarrollo agrícola. Es probable que esto haya adolecido de imperfecciones técnicas, afectando a sectores que quizás no tenían que serlo, pero nadie que se diga progresista puede objetar la lógica de la iniciativa. De la misma manera, nadie podría objetar lo justo de lo adoptado en materia previsional. En Argentina sí se hizo una reforma que terminó con las AFJP, que se dedicaban más a utilizar los fondos para sus propios negocios que para garantizar pensiones adecuadas.
Otro tanto ocurrió con la ley de medios, que busca utilizar las posibilidades que abren las nuevas tecnologías para democratizar la pantalla y romper los monopolios. Y en eso, enfrentarse con un adversario importante como el diario Clarín significa asumir costos. Lo mismo se puede decir en la actualidad con el matrimonio gay, aprobado en la Cámara de Diputados y en el Senado, a pesar de la presión de la Iglesia.
He tenido el privilegio de conocer a diversos dirigentes y debo decir que, a estas alturas, no son muchos los que me impresionan. Kirchner es uno de ellos, por su perseverancia para, como él dice, "caminar, caminar y caminar poniendo por delante las convicciones".
¿Qué ocurrirá en el futuro político próximo de Argentina? Nadie lo sabe. Tengo, sí, una doble convicción. La historia de ese país ha sancionado a aquellos que han levantado alternativas en confrontación radical con el peronismo. De igual modo, fracasarán quienes busquen abrir paso a opciones que se pretendan progresistas, pero que tengan como norte derrotar a los K.
Con esto no estoy ignorando los problemas que existen, y que tienen que ver con transparencia y calidad institucional. En este sentido, me dio gusto escuchar personalmente al ex Presidente Kirchner, señalando la necesidad de construir una transversalidad que dé a Argentina una estructura que supere las tendencias caudillescas que han sido la tónica de los últimos 50 años.
*Carlos Ominami es un dirigente del socialismo chileno que fue ministro de Economìa y Senador en varias oportunidades de los sucesivos gobiernos de la Concertaciòn.