"El G-20 goza de buena salud"
En un análisis publicado por la revista Debate titulado "Cuando el rencor reemplaza la falta de información", el embajador argentino en los EE.UU., Héctor Timerman, destacó que Argentina sigue formando parte del G-20, grupo que "goza de excelente salud", pese a los pronósticos de algunos medios antes de la cumbre de Pittsburgh.
En el artículo, sostuvo que "el primer G-20 organizado por el entonces presidente Bush se desarrolló en medio de la hecatombe. La llegada de los líderes a Washington era un intento de calmar a un mundo en pánico. El foco de la discusión fue entender, y aceptar, que la desregulación financiera había convertido a Wall Street en una tierra sin leyes donde la ética jamás abundó".
"Sin embargo -siguió-, esa primera reunión puso en marcha los mecanismos que permitieron que en la reunión de Pittsburgh se decretara el renacimiento del Estado como árbitro de las relaciones entre los distintos actores de un mundo complejo. Que sea un líder de la derecha como Nicolas Sarkozy quien despotrique contra los bancos y sus engaños muestra, como dio a entender Lula, el nacimiento de un mundo menos ingenuo y más homógeneo".
Timerman recalcó que "la Declaración de Pittsburgh es un documento profundo, fundacional, que llevó varios meses de negociación y que recién culminó menos de diez minutos antes de que Barack Obama diera por terminada la Cumbre".
En ese marco, el embajador destacó que "la importancia de lo acordado fue de tal magnitud que tanto el Washington Post como el New York Times coincidieron en sus titulares: "Leaders of G-20 Vow to Reshape Global Economy" (Los líderes del G-20 se proponen rediseñar la economía global) y "G-20 Grabs Bigger Role in Global Economy" (El G-20 cobra un mayor rol en la economía global)".
Pero diferenció el escenario planteado por algunos medios de comunicación argentinos al señalar: "Sin embargo, los lectores de La Nación y de Clarín pensaban que en Pittsburgh se tomarían dos decisiones. Primero, expulsar a la Argentina del G-20. Segundo, disolver el G-20. Cuando a la falta de información se la reemplaza con el rencor suceden esos papelones", aseveró.
En otro orden, hizo hincapié en una serie de logros alcanzados como "la democratización del Fondo Monetario y del Banco Mundial", "la presencia de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en las deliberaciones y el capítulo dedicado a la creación de trabajo decente es la gran lección de esta crisis".
Además, continuó, "el debate sobre el aumento de la pobreza y del desamparo en el que se encuentran millones de seres humanos, la necesidad de impulsar nuevas formas de energía renovable y de medidas que detengan el deterioro del medio ambiente".
El embajador argentino remarcó que otro de los temas sobre los que se avanzó en el G-20 fue el de los paraísos fiscales y el avance en definir que las jurisdicciones que no cooperen comenzarán a ser sancionadas a partir de marzo, y que los países del G-20 se comprometan a intercambiar información sobre sus ciudadanos que fugan capitales y evaden impuestos al hacerlo.
"En fin, como dijo (la presidenta) Cristina Fernández de Kirchner en su discurso, la crisis, al igual que otras crisis, ha dado lugar a un nuevo orden internacional, esta vez en medio de la globalización. El G-20, como editorializó el Financial Times se ha hecho cargo de esta situación", puntualizó Timerman.
Y agregó que "a ningún lector de La Nación y de Clarín debería llamar la atención, entonces, que sus columnistas dominicales hayan obviado hablar del G-20 en sus intrascendentes columnas del domingo 27".
"Cómo podrían haber explicado a sus seguidores el siguiente párrafo de la declaración final: En el día de hoy hemos designado al G-20 como el foro principal para nuestra cooperación económica internacional", concluyó en su análisis.
En un análisis publicado por la revista Debate titulado "Cuando el rencor reemplaza la falta de información", el embajador argentino en los EE.UU., Héctor Timerman, destacó que Argentina sigue formando parte del G-20, grupo que "goza de excelente salud", pese a los pronósticos de algunos medios antes de la cumbre de Pittsburgh.
En el artículo, sostuvo que "el primer G-20 organizado por el entonces presidente Bush se desarrolló en medio de la hecatombe. La llegada de los líderes a Washington era un intento de calmar a un mundo en pánico. El foco de la discusión fue entender, y aceptar, que la desregulación financiera había convertido a Wall Street en una tierra sin leyes donde la ética jamás abundó".
"Sin embargo -siguió-, esa primera reunión puso en marcha los mecanismos que permitieron que en la reunión de Pittsburgh se decretara el renacimiento del Estado como árbitro de las relaciones entre los distintos actores de un mundo complejo. Que sea un líder de la derecha como Nicolas Sarkozy quien despotrique contra los bancos y sus engaños muestra, como dio a entender Lula, el nacimiento de un mundo menos ingenuo y más homógeneo".
Timerman recalcó que "la Declaración de Pittsburgh es un documento profundo, fundacional, que llevó varios meses de negociación y que recién culminó menos de diez minutos antes de que Barack Obama diera por terminada la Cumbre".
En ese marco, el embajador destacó que "la importancia de lo acordado fue de tal magnitud que tanto el Washington Post como el New York Times coincidieron en sus titulares: "Leaders of G-20 Vow to Reshape Global Economy" (Los líderes del G-20 se proponen rediseñar la economía global) y "G-20 Grabs Bigger Role in Global Economy" (El G-20 cobra un mayor rol en la economía global)".
Pero diferenció el escenario planteado por algunos medios de comunicación argentinos al señalar: "Sin embargo, los lectores de La Nación y de Clarín pensaban que en Pittsburgh se tomarían dos decisiones. Primero, expulsar a la Argentina del G-20. Segundo, disolver el G-20. Cuando a la falta de información se la reemplaza con el rencor suceden esos papelones", aseveró.
En otro orden, hizo hincapié en una serie de logros alcanzados como "la democratización del Fondo Monetario y del Banco Mundial", "la presencia de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en las deliberaciones y el capítulo dedicado a la creación de trabajo decente es la gran lección de esta crisis".
Además, continuó, "el debate sobre el aumento de la pobreza y del desamparo en el que se encuentran millones de seres humanos, la necesidad de impulsar nuevas formas de energía renovable y de medidas que detengan el deterioro del medio ambiente".
El embajador argentino remarcó que otro de los temas sobre los que se avanzó en el G-20 fue el de los paraísos fiscales y el avance en definir que las jurisdicciones que no cooperen comenzarán a ser sancionadas a partir de marzo, y que los países del G-20 se comprometan a intercambiar información sobre sus ciudadanos que fugan capitales y evaden impuestos al hacerlo.
"En fin, como dijo (la presidenta) Cristina Fernández de Kirchner en su discurso, la crisis, al igual que otras crisis, ha dado lugar a un nuevo orden internacional, esta vez en medio de la globalización. El G-20, como editorializó el Financial Times se ha hecho cargo de esta situación", puntualizó Timerman.
Y agregó que "a ningún lector de La Nación y de Clarín debería llamar la atención, entonces, que sus columnistas dominicales hayan obviado hablar del G-20 en sus intrascendentes columnas del domingo 27".
"Cómo podrían haber explicado a sus seguidores el siguiente párrafo de la declaración final: En el día de hoy hemos designado al G-20 como el foro principal para nuestra cooperación económica internacional", concluyó en su análisis.