El kirchnerismo y todo el arco de centroizquierda
dieron media sanción a la ley de Servicios de Comunicación
El proyecto tuvo los votos de los diputados del espectro progresista, incluyendo al socialismo. El núcleo duro opositor –la UCR, el PRO, la CC y el peronismo disidente– abandonaron el recinto y cuestionaron la legitimidad de la sesión.
Fue el primer gran paso. El kirchnerismo, con el respaldo de los bloques de centroizquierda y el socialismo, dio media sanción a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual impulsada por el Gobierno en la Cámara de Diputados por 147 votos a favor con 3 abstenciones y 3 en contra. Algunos de los aliados más fieles, como los neuquinos del MPN, esta vez no acompañaron la iniciativa oficial. En tanto, el núcleo duro opositor –la UCR, la CC, PRO, el peronismo disidente y el cobismo– cuestionó la “legitimidad del procedimiento parlamentario” e impugnó la sesión especial antes de abandonar el recinto. Ahora, todos los esfuerzos se trasladarán al Senado.
Con la oposición fuera del recinto y tras casi doce horas de debate, el oficialismo redujo la lista de oradores propios para votar el proyecto sobre la medianoche. Sólo dejó lugar a los pocos opositores que continuaron el debate y a los aliados que lo acompañaron con su voto. El kirchnerismo ya había resistido el embate opositor que impugnó todo el procedimiento y la propia sesión antes de abandonar el Congreso. La UCR, la CC, PRO y PJ disidente emplearon casi dos horas de debate para plantear once cuestiones de privilegio contra las “irregularidades” en un intento de vaciar de legitimidad la sesión especial.
En el cierre del debate de más de trece horas, el jefe del bloque oficialista, Agustín Rossi, defendió los pasos dados hasta la sesión. La presentación del anteproyecto de ley por la Presidenta en La Plata, la discusión en foros de todo el país, el anuncio del proyecto, las audiencias públicas en el Congreso, los cambios introducidos a sugerencia de la oposición y el pedido de sesión especial. “Fue un gran error de la oposición la decisión de levantarse e irse”, dijo. “Les aconsejo que no vayan a la Justicia, porque cada vez que lo hacen le va mal”, añadió, y mostró una noticia que informaba de un fallo convalidando la estatización de las AFJP.
Carlos Raimundi (SI) también cuestionó la actitud opositora, criticó a al diputado de Unión-PRO Francisco De Narváez por su condición de dueño de un multimedio que hace lobby contra el proyecto para defender sus propios intereses, y cargó contra los grandes medios que callaron sus críticas “contra el terrorismo de Estado en la Argentina porque hacían negocios (con la dictadura) apoderándose de Papel Prensa”.
Exodo opositor
“Esta ley otorga al Gobierno poder absoluto sobre los medios de comunicación. Adherimos a la idea de no estar sentados aquí a la hora de votar”, sostuvo desde su banca el duhaldista Jorge Sarghini, que comanda el bloque del peronismo disidente que creó Felipe Solá. La decisión de irse del recinto antes de la votación ya se había tomado puertas adentro entre los principales referentes del peronismo anti K. El pacto lo sellaron Solá y De Narváez, con el respaldo de los puntanos que responden a los hermanos Rodríguez Saá, los santafesinos alineados con Carlos Reutemann y los entrerrianos liderados por Jorge Busti.
La decisión empujó al macrismo a seguir el mismo camino. Con sus principales socios afuera del recinto, el jefe del bloque del PRO, Federico Pinedo, le comunicó a su tropa que también se sumarían al éxodo opositor. Desde el radicalismo también se fogoneó la imagen mediática de dejar, para la foto, sólo al kirchnerismo y a los bloques de centroizquierda, que acompañaron el proyecto, levantando la mano. El cobismo sumó sus principales espadas a la cruzada.
Acordaron mostrar la imagen de todo el núcleo duro del arco opositor unido contra el proyecto K. Primero posaron para los flashes y luego se pararon frente a las cámaras los radicales Oscar Aguad, Silvana Giudici y Pedro Morini, los macristas Federico Pinedo y Esteban Bullrich, el peronista disidente De Narváez y los cobistas Laura Montero y Daniel Katz. “Impugnamos el procedimiento del oficialismo que es de nulidad impropia. Esta es una ley anticonstitucional”, sintetizó Aguad para criticar la falta de tiempo para leer y discutir el dictamen, cuestionar el quórum en el plenario de las comisiones legislativas e impugnar la sesión especial por la demora de una hora y media en su iniciación (ver página 5).
La CC aceptó el convite opositor, pero no pudo ser de la partida. La disputa interna en su bloque se lo impidió. Al menos tres diputados del GEN, el partido de Margarita Stolbizer, no querían abandonar el recinto. Incluso uno de ellos, Horacio Alcuaz –que siguió toda la sesión desde su despacho–, estaba dispuesto a votar a favor del proyecto, mientras María Linares y Fabián Peralta se abstendrían, pero no votarían en contra.
Entre los propios “lilitos” tampoco había una actitud unánime: varios querían quedarse en sus bancas para dar debate y votar. El propio jefe de bloque, Adrián Pérez, tuvo que lidiar con esas dificultades. Ante los micrófonos, Pérez volvió a rechazar el procedimiento del oficialismo y afirmó que la “sesión es inválida”. A las 21, la CC dejó el Congreso pero no habían podido arrastrar a los díscolos margaritos.
Los aliados
Al mismo tiempo que la oposición anunciaba su retirada, en el recinto Leonardo Gorbazc producía una de intervenciones más festejadas desde los palcos. “No puedo entender a los que se preocupan por controlar al Gobierno y a la Presidenta, pero no les importa controlar a los monopolios mediáticos. Esos monopolios son el mascarón de proa del poder económico concentrado”, cerró el fueguino entre aplausos. Gorbazc, su comprovinciana Nélida Belous y los siete diputados de SI se encolumnaron en el respaldo al proyecto oficial, a pesar de sus críticas. Muchas de sus propuestas del SI fueron incorporadas al proyecto oficial.
“Ningún monopolio es amigo de la democracia”, sostuvo Cecilia Merchán del bloque Encuentro Popular y Social (EPyS). Merchán también criticó algunas políticas del kirchnerismo sobre los medios de comunicación y calificó de “payasesca” la decisión opositora de levantarse de la sesión antes de votar. EPyS fue otro de los bloques que trabajó en las correcciones al proyecto a través de la dupla Ariel Basteiro-Vilma Ibarra.
“La única y gran razón por la que acompañamos esta ley es la balanza. De un lado tenemos la ley de la dictadura y en el otro el texto puesto hoy a consideración. Indudablemente la balanza se inclina hacia el nuevo proyecto”, dijo la presidenta del bloque del PS, Silvia Augsburger. Luego anunció que el PS votará en contra 9 artículos y se abstendrá en otros 23. Aunque los socialistas tuvieron que sortear una disidencia: de nueve diputados sólo la cordobesa Laura Sesma votaría en contra.
“Quiero tomar el argumento de algunos legisladores que se oponen al proyecto. Que existan monopolios, que haya concentración, es el resultado del bajo control que han tenido los gobiernos, de los que ellos han sido parte. Y ahora lo usan como excusa para no cambiar la situación. Legislar de la manera más adecuada para desbaratar a esos monopolios”, soltó Claudio Lozano, de Proyecto Sur. También cuestionó la “torpe actitud” del oficialismo como “el principal obstáculo para que la ley salga”. Fernando “Pino” Solanas llegó hasta el Congreso para respaldar el voto favorable. “A pesar que mantenemos críticas al proyecto, hemos conseguido cambios importantes. No compartimos la postura de aquellos que critican la ley para frenarla”, agregó Pino.
El interbloque de los radicales concertistas también sumó sus siete votos a favor del proyecto y Silvia Vázquez argumentó a favor en el cierre del debate. Salvo la decisión de Miguel Bonasso, que votó en contra, los bloques de centroizquierda le aportaron al oficialismo no sólo los votos para darle media sanción a la ley sino el respaldo político por fuera del universo K y el de sus aliados más fieles.
dieron media sanción a la ley de Servicios de Comunicación
El proyecto tuvo los votos de los diputados del espectro progresista, incluyendo al socialismo. El núcleo duro opositor –la UCR, el PRO, la CC y el peronismo disidente– abandonaron el recinto y cuestionaron la legitimidad de la sesión.
Fue el primer gran paso. El kirchnerismo, con el respaldo de los bloques de centroizquierda y el socialismo, dio media sanción a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual impulsada por el Gobierno en la Cámara de Diputados por 147 votos a favor con 3 abstenciones y 3 en contra. Algunos de los aliados más fieles, como los neuquinos del MPN, esta vez no acompañaron la iniciativa oficial. En tanto, el núcleo duro opositor –la UCR, la CC, PRO, el peronismo disidente y el cobismo– cuestionó la “legitimidad del procedimiento parlamentario” e impugnó la sesión especial antes de abandonar el recinto. Ahora, todos los esfuerzos se trasladarán al Senado.
Con la oposición fuera del recinto y tras casi doce horas de debate, el oficialismo redujo la lista de oradores propios para votar el proyecto sobre la medianoche. Sólo dejó lugar a los pocos opositores que continuaron el debate y a los aliados que lo acompañaron con su voto. El kirchnerismo ya había resistido el embate opositor que impugnó todo el procedimiento y la propia sesión antes de abandonar el Congreso. La UCR, la CC, PRO y PJ disidente emplearon casi dos horas de debate para plantear once cuestiones de privilegio contra las “irregularidades” en un intento de vaciar de legitimidad la sesión especial.
En el cierre del debate de más de trece horas, el jefe del bloque oficialista, Agustín Rossi, defendió los pasos dados hasta la sesión. La presentación del anteproyecto de ley por la Presidenta en La Plata, la discusión en foros de todo el país, el anuncio del proyecto, las audiencias públicas en el Congreso, los cambios introducidos a sugerencia de la oposición y el pedido de sesión especial. “Fue un gran error de la oposición la decisión de levantarse e irse”, dijo. “Les aconsejo que no vayan a la Justicia, porque cada vez que lo hacen le va mal”, añadió, y mostró una noticia que informaba de un fallo convalidando la estatización de las AFJP.
Carlos Raimundi (SI) también cuestionó la actitud opositora, criticó a al diputado de Unión-PRO Francisco De Narváez por su condición de dueño de un multimedio que hace lobby contra el proyecto para defender sus propios intereses, y cargó contra los grandes medios que callaron sus críticas “contra el terrorismo de Estado en la Argentina porque hacían negocios (con la dictadura) apoderándose de Papel Prensa”.
Exodo opositor
“Esta ley otorga al Gobierno poder absoluto sobre los medios de comunicación. Adherimos a la idea de no estar sentados aquí a la hora de votar”, sostuvo desde su banca el duhaldista Jorge Sarghini, que comanda el bloque del peronismo disidente que creó Felipe Solá. La decisión de irse del recinto antes de la votación ya se había tomado puertas adentro entre los principales referentes del peronismo anti K. El pacto lo sellaron Solá y De Narváez, con el respaldo de los puntanos que responden a los hermanos Rodríguez Saá, los santafesinos alineados con Carlos Reutemann y los entrerrianos liderados por Jorge Busti.
La decisión empujó al macrismo a seguir el mismo camino. Con sus principales socios afuera del recinto, el jefe del bloque del PRO, Federico Pinedo, le comunicó a su tropa que también se sumarían al éxodo opositor. Desde el radicalismo también se fogoneó la imagen mediática de dejar, para la foto, sólo al kirchnerismo y a los bloques de centroizquierda, que acompañaron el proyecto, levantando la mano. El cobismo sumó sus principales espadas a la cruzada.
Acordaron mostrar la imagen de todo el núcleo duro del arco opositor unido contra el proyecto K. Primero posaron para los flashes y luego se pararon frente a las cámaras los radicales Oscar Aguad, Silvana Giudici y Pedro Morini, los macristas Federico Pinedo y Esteban Bullrich, el peronista disidente De Narváez y los cobistas Laura Montero y Daniel Katz. “Impugnamos el procedimiento del oficialismo que es de nulidad impropia. Esta es una ley anticonstitucional”, sintetizó Aguad para criticar la falta de tiempo para leer y discutir el dictamen, cuestionar el quórum en el plenario de las comisiones legislativas e impugnar la sesión especial por la demora de una hora y media en su iniciación (ver página 5).
La CC aceptó el convite opositor, pero no pudo ser de la partida. La disputa interna en su bloque se lo impidió. Al menos tres diputados del GEN, el partido de Margarita Stolbizer, no querían abandonar el recinto. Incluso uno de ellos, Horacio Alcuaz –que siguió toda la sesión desde su despacho–, estaba dispuesto a votar a favor del proyecto, mientras María Linares y Fabián Peralta se abstendrían, pero no votarían en contra.
Entre los propios “lilitos” tampoco había una actitud unánime: varios querían quedarse en sus bancas para dar debate y votar. El propio jefe de bloque, Adrián Pérez, tuvo que lidiar con esas dificultades. Ante los micrófonos, Pérez volvió a rechazar el procedimiento del oficialismo y afirmó que la “sesión es inválida”. A las 21, la CC dejó el Congreso pero no habían podido arrastrar a los díscolos margaritos.
Los aliados
Al mismo tiempo que la oposición anunciaba su retirada, en el recinto Leonardo Gorbazc producía una de intervenciones más festejadas desde los palcos. “No puedo entender a los que se preocupan por controlar al Gobierno y a la Presidenta, pero no les importa controlar a los monopolios mediáticos. Esos monopolios son el mascarón de proa del poder económico concentrado”, cerró el fueguino entre aplausos. Gorbazc, su comprovinciana Nélida Belous y los siete diputados de SI se encolumnaron en el respaldo al proyecto oficial, a pesar de sus críticas. Muchas de sus propuestas del SI fueron incorporadas al proyecto oficial.
“Ningún monopolio es amigo de la democracia”, sostuvo Cecilia Merchán del bloque Encuentro Popular y Social (EPyS). Merchán también criticó algunas políticas del kirchnerismo sobre los medios de comunicación y calificó de “payasesca” la decisión opositora de levantarse de la sesión antes de votar. EPyS fue otro de los bloques que trabajó en las correcciones al proyecto a través de la dupla Ariel Basteiro-Vilma Ibarra.
“La única y gran razón por la que acompañamos esta ley es la balanza. De un lado tenemos la ley de la dictadura y en el otro el texto puesto hoy a consideración. Indudablemente la balanza se inclina hacia el nuevo proyecto”, dijo la presidenta del bloque del PS, Silvia Augsburger. Luego anunció que el PS votará en contra 9 artículos y se abstendrá en otros 23. Aunque los socialistas tuvieron que sortear una disidencia: de nueve diputados sólo la cordobesa Laura Sesma votaría en contra.
“Quiero tomar el argumento de algunos legisladores que se oponen al proyecto. Que existan monopolios, que haya concentración, es el resultado del bajo control que han tenido los gobiernos, de los que ellos han sido parte. Y ahora lo usan como excusa para no cambiar la situación. Legislar de la manera más adecuada para desbaratar a esos monopolios”, soltó Claudio Lozano, de Proyecto Sur. También cuestionó la “torpe actitud” del oficialismo como “el principal obstáculo para que la ley salga”. Fernando “Pino” Solanas llegó hasta el Congreso para respaldar el voto favorable. “A pesar que mantenemos críticas al proyecto, hemos conseguido cambios importantes. No compartimos la postura de aquellos que critican la ley para frenarla”, agregó Pino.
El interbloque de los radicales concertistas también sumó sus siete votos a favor del proyecto y Silvia Vázquez argumentó a favor en el cierre del debate. Salvo la decisión de Miguel Bonasso, que votó en contra, los bloques de centroizquierda le aportaron al oficialismo no sólo los votos para darle media sanción a la ley sino el respaldo político por fuera del universo K y el de sus aliados más fieles.