La renuncia de Fidel Castro y sus consecuencias en América Latina.
Entrevista al profesor Emir Sader / Por Greyce IHU-Online/Sin Permiso
IHU On-Line.– Desde la perspectiva de la izquierda latinoamericana y mundial, ¿cuáles son los aspectos del pensamiento de Fidel que usted sigue considerando valederos todavía hoy?
Emir Sader.– Puede hablarse de una izquierda latinoamericana antes y después de Cuba y de Fidel. Él introdujo la cuestión del socialismo en el corazón de América latina, bajo vigilancia de EE.UU. También introdujo cuestiones fundamentales, como la de que sólo una sociedad no fundada en el mercado puede terminar con el analfabetismo, universalizar los derechos de salud, de educación y culturales para toda una población. Todo eso, en un país pequeño, sin grandes productos de exportación, con bajo valor de cartera en el mercado internacional, al que sin embargo convirtió en un país con la actual proyección. Eso, en lo tocante a la posición interna. Cuba acredita que debe ser el país más solidario del mundo, es el que tiene más médicos trabajando activamente fuera del país. Por no hablar de la Escuela Latinoamericana de Medicina, que está formando la primera generación de médicos pobres, procedentes incluso de Brasil. Posee también la "Operación Milagro", que realiza la recuperación de millones de latinoamericanos de manera gratuita. La sociedad cubana tiene un gran espíritu de solidaridad totalmente contradictorio con el espíritu mercantil que el capitalismo difunde por todo el mundo. De manera, pues, que Fidel es un hito en la historia de América Latina y en la historia de la periferia del capitalismo.
¿Qué significa la renuncia de Fidel para América Latina?
En realidad, viene a partir de una transición, pues Fidel fue dejando de asumir de a poco las funciones. La renuncia fue sólo una formalización. Significa que América Latina hoy no puede quedarse exclusivamente con Cuba. En realidad, tiene otros regimenes que están construyendo sociedades alternativas, como Ecuador, Bolivia, Venezuela, y que están en el surco, en el camino que fue sembrado por Fidel. Entonces, la actualización de él hoy es la actualización presente, por ejemplo, del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), en que se edificó la experiencia más avanzada, aquella que el Foro Social Mundial predicaba: la de un comercio justo, en el que cada país ofrece lo que tiene y recibe lo que necesita, y así avanzando. Todo eso hecho a partir de ese espíritu de solidaridad que incluye. Así pues, Fidel se retira; sin embargo, la presencia de lo que él soñó es constante. O sea, continua siendo contemporáneo en América Latina. Ese es un final de carrera digno de quien labró una trayectoria extraordinaria.
¿Podemos esperar algún tipo de cambio en el estilo de Raúl Castro para conducir la política cubana y las articulaciones con los otros países de América Latina?
Nada significativo.
¿La renuncia de Fidel guarda relación con la nueva estructura de la izquierda en América Latina, que está siendo llamada la Nueva Izquierda?
No tiene ninguna relación. La historia específica de la izquierda en América Latina no tiene un vínculo con la renuncia de Fidel. La renuncia de Fidel representa la continuidad del sistema político más allá de su gran líder fundador; no más que eso. Fidel ya instruyó a quienes van a dirigir la Revolución Cubana.
Entonces, ¿Cuba continúa siendo un modelo socialista para América Latina?
Una referencia, no un modelo. Están siendo construidos diversos nuevos modelos de una u otra forma influidos por la experiencia de Cuba, por eso es una referencia.
¿Cuál es su opinión sobre la declaración de Bush de que la renuncia de Fidel va a ser un comienzo para la democracia cubana?
El fin del gobierno de Bush puede ser el comienzo de una democratización de los Estados Unidos. Yo no tengo un pronóstico sobre las elecciones estadounidenses –no soy un especialista—, pero creo que todos los candidatos, de alguna manera, rechazan el gobierno de Bush, y éste no es el caso de Fidel. Él se va con el apoyo del pueblo cubano.