domingo, 5 de octubre de 2008
HIPOCRESIA VATICANA
MIRA QUIEN HABLA
/////////////////////////////////////////////////////////
Primero le negaron el placet al argentino Alberto Iribarne, porque es divorciado, y ahora le hacen lo mismo al designado embajador de Francia, de quien se dice que es homosexual. Pase y lea este articulo del periodista español Manolo Saco
- del diario El Público- y verá cuánta hipocresìa impera en los salones del Vaticano.
////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////
George W. Bush intenta terminar como puede su mandato, el período presidencial más desastroso de la historia de los Estados Unidos, renegando de su ultraliberalismo, dejando huérfanos intelectualmente a líderes planetarios como su querido amigo español, nuestro hombrecillo insufrible. Pero como parece que el desastre financiero de Wall Street está a la altura de la inteligencia de Bush, y para no perder más el tiempo, el presidente europeo de turno, Nicolás Sarkozy, otro de los partidarios de que el estado moleste lo menos posible al mercado, pues la virtud es la ambición, y la virtud sin límites es la ambición sin límites, quiere convocar a las potencias del G-8 para tomar unas copas y ver qué hacemos con lo nuestro.
ero antes, Nicolás, presidente de un estado laico, y no como el nuestro que comienza el año judicial con una misa oficiada por un talibán cristiano, ha topado con el Vaticano. Atención al nuevo desafío: el Estado de opereta ha rechazado al embajador nombrado por el gobierno francés "por su perfil personal", es decir, porque es homosexual declarado. Como si la homosexualidad fuera un impedimento para entrar en las alcobas vaticanas. Veamos un poco de historia:
Juan XII (955-964) fue Papa a los 17 años, hizo obispos a varios de sus amantes y murió en la cama de un ataque cardíaco, abrazado a uno de sus efebos.
Benedicto IX "el Hermoso" (1032-1044) murió en una orgía sadomasoquista junto a uno de sus favoritos.
Sixto IV (1471-1484), de extracción humilde, llegó al papado gracias a la compra de votos con la fortuna de su amante Pietro Riairo, al que luego compensó con cuatro obispalías y el cardenalato.
Julio III (1550-1555) nombró Secretario de Estado a su amante Inocencio "Prevostino", de 17 años, poco después de ser elegido Papa.
Y ya en nuestros días, el escritor y diplomático francés, Roger Peyreffite, también homosexual, aseguraba haber compartido con el Papa Pablo VI los mismos amantes entre el alto clero vaticano.
Visto lo cual, y como dice el dicho dichoso, maricón el último.