Hemos devastado la tierra
Por Humberto Bravo*
Hasta los años 40, los agricultores regresaban a la tierra los nutrientes esenciales a través del estiércol, del cubrimiento y de la rotación de las cosechas. Métodos que habían funcionado satisfactoriamente desde que comenzó la agricultura.
Pero la codicia y la arrogancia humana convencieron a los intereses comerciales, haciéndoles creer que la tecnología podía hacerlo mucho mejor que la naturaleza y, sobre todo, producir más beneficios. Así comenzó la degradación de nuestros alimentos.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, las grandes industrias químicas que producían nitratos y fosfatos para los explosivos se quedaron sin clientela que siguiera comprando sus grandes existencias. Entonces se vieron obligadas a buscar nuevos mercados para sus productos.
Experimentos anteriores habían demostrado que muchas plantas crecían bien si se les suministraban las cantidades correctas de tan solo 3 minerales: nitrógeno(N), fósforo (P) y potasio (K). Armados con este conocimiento, los fabricantes de productos químicos para explosivos comenzaron a vender fertilizantes de NPK a los agricultores a unos precios tan atractivos que, muy pronto, los métodos tradicionales de abono parecieron antieconómicos.
En la década de los 60, prácticamente todas las explotaciones agrícolas americanas, grandes y pequeñas, ya dependían de los productos NPK.
Las combinaciones de NPK suministran 3 de los principales minerales necesarios para la salud de la planta. Con ellos las plantas crecen frondosas y de buen aspecto. Pero nuestro cuerpo no es un vegetal. El ser humano necesita algo más que nitrógeno, fósforo y potasio. Necesita también selenio, cromo, calcio, magnesio, hierro, cobre, yodo, molbideno, cinc, cobalto, boro y vanadio. Los fertilizantes de NPK, destructivo legado de la guerra, no contienen estos minerales esenciales para la salud humana, pues no fueron diseñados para la nutrición de los seres humanos.
Así,cada sucesiva cosecha abonada con productos NPK ha ido empobreciendo la tierra de otros minerales escenciales, sin que ellos hayan sido restituidos, pues la mayoría de los animales que se crían son deficitarios en minerales. Ello nos hace también deficitarios a nosotros, ya que el cuerpo no puede fabricar los minerales, forzosamente debe extraerlos de los alimentos que tomamos.
Con los métodos tradicionales de abono, las plantas extraían del suelo los minerales y otras sustancias necesarias para formar sus tallos, hojas y raíces y los compuestos químicos naturales adecuados (su sistema inmunológico) para desanimar a insectos que intentaran comerlas. Este sistema funcionó perfectamente durante miles de años.
Sin embargo las plantas que se crían en un suelo desprovisto de minerales y son abonadas solo con fertilizantes de NPK no son ya capaces de obtener los nutrientes necesarios para crear sus propios compuestos repelentes de insectos (déficit inmune), convirtiéndose en presa fácil para las plagas.
De este modo, al generalizarse el uso de fertilizantes de NPK se hizo también necesario proteger a las debilitadas cosechas contra las plagas que antiguamente, con los métodos agrícolas tradicionales, eran controladas de un modo natural. Así fue como se desarrolló el emporio de los pesticidas, que vino a degradar y envenenar todavía más nuestros alimentos.
En su extraordinario libro “La primavera silenciosa”, Rachel Carson informaba que ya en 1947, en los campos de EEUU se habían esparcido 50 mil toneladas de productos tóxicos, mostrando de un modo irrebatible como se estaba envenenando la tierra.
Rachel Carson fue vilipendiada por la industria química de la época y sus corruptos enlaces políticos. Utilizaron todos los trucos posibles para desacreditar su trabajo y evitar que el público conociera la verdad. Pero no pudieron impedir que la historia le diera la razón.
Fueron necesarios 15 años de evidencias abrumadoras, demostrando que los pesticidas causaban el cáncer y otras enfermedades, antes de que el gobierno aceptara que la codicia había envenenado toda la cadena alimenticia, desde el campo a las mesas. En 1972 se aprobó una nueva ley destinada a proteger al aire, el agua y los alimentos, creándose la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency - EPA) para asegurar la aplicación de dicha ley.
Entre los pesticidas utilizados en la actualidad están: captan, alaclor, 1,3 –dicloropropeno, etil, dibromida, lindane, pronamida y trifluralin. Todos son considerados como probables cancerígenos en los propios informes de la EPA. Hoy 1.200.000 toneladas de pesticidas son desparramados cada año sobre el país del norte según informes serios, lo que significa un promedio de 5 kg . por persona.
¿Cómo se ha llegado a esto? La respuesta es simple: por la arrogancia, la codicia y la inaptitud.
* Presidente del colegio médico de Resistencia, Chaco.
Bibliografía
1- Nertz W, de. Trace Elements in human and animal nutrition,5 th de, vol1 & 2.New Cork: Academic press,1986
2- Carson R. Silent Sring Boston , MA : 1962
3- Federal Environmental Pesticide Control act. Washington , DC 1972
4- America´s Pest Control Predicament. Washington,DC: Public Citizen
HOMENAJE A NÉSTOR KIRCHNER
